Una semana para la Navidad.
Aproximadamente diez días para las primeras vacunaciones.
Eutanasia regulada para el próximo año.
Una montaña de frases estúpidas rodeando a cada uno de los temas.
Queremos ser libres, para decidir. Libres para equivocarnos.
Pero a la vez, esperamos que alguien corrobore nuestras decisiones. Una ley, un gobierno, tu familia, tus vecinos o ese señor bajito del bar, que por pegar la hebra, da la razón a todos y en todo.
Sigue siendo el miedo. Esa maldita gasolina, que sin querer o queriendo, llena el depósito gratis.
Suben los contagios. Algo, poco, mucho. Eres libre para valorar.
Exmilitares queriendo fusilar a 26 millones de personas, niños incluidos.
Políticos ignorantes dejándose mover como marionetas por el placer de estar "allá arriba".
Ciudadanos que sueñan con la "vieja normalidad" de hace 10 meses; aunque todos los puentes han caído. No hay retorno.
El camino, con otra mirada, sigue ahí para andarlo.
Y el miedo, nos repite una y otra vez:
"Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate"
"Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis"
Puedes quedarte a las orillas del Aqueronte, persiguiendo banderas blancas, o subirte a la barca de Caronte y seguir.
Limbo, lujuria, gula, avaricia y prodigalidad, ira y pereza, herejía, violencia, fraude, traición.
Si, empieza el camino de una Divina comedia.
Animo y suerte.
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