Si, seguro que a todos nos gustaría hacer algo para detener el genocidio, la locura, el autoritarismo que campa en el mundo.
Que Donald (el pato no, el otro) saque tropas a la calle, que en Florida eliminen la obligatoriedad de las vacunas, que poco a poco tengamos datos (reales o no) sobre el resort de la franja de Gaza, que Europa mire hacia otro lado y no tome posiciones, las que nos gustarían, hace que odiemos. Si, literal, odiamos cada día un poquito más.
Dejamos de comprar productos por su origen, olvidando su utilidad. Queremos que un equipo ciclista deje de participar en una competición, porque quien lo financia es un determinado país, y le aplicamos a toda su población el calificativo de "ASESINOS", y, por eso, todos ellos nos caen como el culo y nos gustaría que un huracán o un terremoto pusiera fin a su existencia.
Y mientras, se nos corrompen las tripas, la bilis viaja por todos nuestros órganos y hace metástasis en el cerebro, de aquellos que aun dicen tenerlo.
Negacionistas del cambio climático, de los derechos fundamentales, de las libertades, nos ganan la batalla, mientras nos disparamos en un pie, en el otro, en el hígado o en el estómago.
Nos reconcomemos por nuestra inutilidad, por nuestra falta de recursos, de soluciones.
Tal vez habría que destrozarlo todo y volver a empezar.
Le damos la razón a Hobbes y aceptamos que "El hombre es un lobo para el hombre".
Rousseau, mientras tanto, nos sigue repitiendo su cantinela de que "los hombres son buenos", pero la sociedad los corrompe.
Me falla la tecla "o", y debo repasar continuamente el texto, al igual que mi nivel de odio.
Sufrimos una psicosis de masas y, esa enfermedad, no hay psiquiatra que la resuelva.
En unos minutos, respirando profundo, leeré mi odiado e imprescindible Franco Berardi "Bifo".
Me he resistido a buscarlo pero, como una droga, necesito de su oscura visión.
Su pesimismo realista.
¿Cuántos genocidios hemos observado durante nuestra existencia?
¿Y si es verdad?
¿Y si todo esto solo es la prueba de que la humanidad está acabada?
Seguimos disparando a los pies, pero las balas perdidas nos perforan el alma.
Civilización fallida.
Animo y suerte
Foto: Revista Crisis
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