viernes, 6 de junio de 2025

Veo, veo


Suele ocurrirme que necesito entender todo lo que ocurre a mi alrededor. Cierto es, también, que busco respuestas con tal intensidad que puedo llegar al agotamiento. Y estos días estoy alcanzando puntos que rozan la extenuación.
Por otro lado, me siento como el vidente de las hortalizas, pero con mucho más acierto.
Se me presentan imágenes premonitorias, sea por casualidad o sea por una canción, una película o un libro.
En su momento, comenté a mis más allegados que Donald (el pato no, el otro) y todas sus ideas, serían devorados por sus allegados, por sus "amigos" y seguidores. (M)elon lo tacha de pederasta, de alucinado. Y eran amigüitos.
Veo, elecciones anticipadas y veo, también, a  un par de varones o condes o marquesitos, siendo tertulianos en las televisiones autonómicas.
Veo, veo. ¿Tu que ves?
Veo mucha condición humana.
Unos que quieren "fardar" y viven de faroles. Otros queriendo salvar su culo.
Recuerdo al Pequeño Nicolas, y noto la falta de memoria de muchos.
Nos quejamos de las "fake news" y no dejamos de elucubrar (yo mismo).
Mientras, israelitas elevan oraciones a un Dios vengativo y lleno de odio solicitando protección para su pueblo. Ese que masacra a su vecino, su enemigo muerto de hambre.
Representantes de ciudadanos que se esconden y otros que se ponen chulos sin tener en cuenta que están para servir. 
Esta mezcolanza de jueces, fiscales, espías de medio pelo y gente pequeña que ocupa sillones demasiado grandes para los que no están preparados, me obliga a darme respuestas que pueden ser erróneas por simplistas.
Somos así. Envidiosos, faltones, chulos, interesados y cada vez con menos valores. Solo tenemos motivos.
Nos llenamos la boca con la desafección a la política, a los medios, a la justicia.
La berenjena, esta callada, pero veo en el centro de su pulpa carnosa que hay deseos oscuros y ocultos. No me representan. 
Tenemos mucha suerte y poco esfuerzo.
Las zanahorias discuten entre ellas, pero puede ser que en un rato metan en el lío a la berenjena y acaben a gritos con la cebolla y el tomate.
Mentir como arma. Escupir desde el balcón, Tirar la piedra y esconder la mano. El insulto como escudo.
Hablamos de cloacas con una soltura brutal, sin darnos cuenta de que las alimentamos con nuestras diarreas y vomiteras mentales.
Ese miedo a los distintos, a una lengua, a una creencia o a un color de piel. 
Veo mucha condición humana, demasiada. ¡Que pena, que vergüenza!.
El brócoli, calla. Las patatas y los pepinos, no se hablan.
Veo, veo. ¿Tu que ves?
Animo y suerte.


 

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