Domingo.
«Escribe, escribe, para que la locura no te pueda y todo, algún día, sea posible».
Junio de 2016.
«En algún momento, estas líneas se acabarán.
Y la locura, me vencerá, para dejarme inmóvil. La huida habrá llegado a su fin».
Marzo de 2019.
Me niego.
Esta huida, esta terapia, debe seguir.
Contra el supraespinoso, contra el radial. Contra las hernias de disco, contra la edad. Con Paracetamol o con café y gintonic.
Me da igual que al final sea un sermón en el desierto. Es mi sermón. Que viene de dentro, porque tiene que salir.
De mis errores, de mis aciertos. De mis congojas y mis miedos. De mis risas y mis locos objetivos.
Escribiré de lo que veo, de lo que siento, de lo que me rodea.
Lo que me cuentas, lo que sientes, lo que te rodea.
Lo que está cerca, lo que está lejos.
No, no hay sueños. Hay objetivos.
Cada día más.
Todos ellos me empujan a esta enloquecida, vibrante, carrera.
Me llevan a sentir que me falta tiempo.
Si quieres venir conmigo, te estaré esperando. Disfrazado de clown, o en mi desnudez. Al amanecer, con una taza de café.
¡Vamos!
Animo y suerte.
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