domingo, 17 de marzo de 2024

Os vamos a triturar



Y nos da igual. Más de 4.000.
En la barra del bar, la amnistía.
En el mercadillo, vuelven las elecciones.
Y fueron más de 4.000.
Todo intento de rectificación, de disculpa, se convierte en el mismo vómito que ahogó a muchos de aquellos ancianos que murieron en soledad.
Sus familiares siguen gestionando un duelo de desaparición.
No los vieron apagarse, no pudieron estrechar su mano mientras ese aliento entrecortado de la despedida marcaba el fin.
Horrible final, en soledad.
Ya hemos normalizado el terror que vivimos aquellos días.
Ya hemos olvidado la polarización y la envidia por tener un perro y poder salir a pasear. Ya no recordamos ña distancia de seguridad que a muchos nos empujaba a bajar de la acera y circular por el centro de la calle, embozados es mascaras que nos llevaban a épocas desconocidas en que la peste vencía.
Mientras otros, necesitaban hacer que su nariz se asomara, demostrando su chulería, su gallardía y su ignorancia, ocupando cualquier espacio, con la excusa de "porque yo lo valgo".
Más de 4.000 que seguro escucharon aplausos en las tardes de un mes de marzo como este y mostraron la misma sorpresa al oír golpear cazuelas, que acallaron sus toses, sus intentos de respirar un poco más.
Alguien, quizás, les susurro al oído:
“Os vamos a triturar"
Y mirar al mar, hoy, me relaja y me aleja.
¿No os da vergüenza? Fueron más de 4000.
Animo y suerte.

sábado, 16 de marzo de 2024

Distinto


Predico el cambio. Intento sobrevivir al cambio.
Soy alguien distinto. Distinto de ayer. Distinto de hace cinco, diez años.
El mundo cambia. Crece, se transforma. Y nosotros debemos hacerlo con él.
Las normas, las costumbres, la flexibilidad de nuestros músculos.
El llavero que molesta en tu bolsillo cuando te sientas. Las mismas llaves, ya no abren antiguas cerraduras.
Tu mirada, tu piel, el color de tu pelo (si es que aun sigue ahí). Todo cambia.
Parece como si cada día, el cuaderno de caligrafía con el que aprendimos a escribir, también cambia y nuestra letra y lo que con ella expresamos se transforma. Puede que incluso, en otro idioma, con otros símbolos.
Aquel vaquero sobre el caballo que nos conducía a paisajes de aventura mientras succionaba un cigarrillo, se convirtió en un cáncer de pulmón que se lo llevó a otro barrio.
La tasa de crecimiento global se ha reducido pero, aun así, el año pasado nacieron 134 millones de almas, es decir, 4,3 cada segundo.
Las mayores tasas de fecundidad, corresponden a las naciones con menor progreso económico.
𝗘𝗹 𝗻𝘂́𝗺𝗲𝗿𝗼 𝗱𝗲 𝗮𝗳𝗿𝗶𝗰𝗮𝗻𝗼𝘀 𝘀𝗲 𝗱𝘂𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗿𝗮́ 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝟮𝟬𝟱𝟬, 𝘆 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝘆𝗼𝗿 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗼𝘀 𝗻𝗮𝗰𝗲𝗿𝗮́ 𝗲𝗻 𝗰𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀; 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝘅𝗮𝗰𝘁𝗼𝘀 𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗯𝗮𝗿𝗿𝗶𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗯𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀: 𝗵𝗮𝗰𝗶𝗮 𝟮𝟬𝟯𝟬 𝗲𝗹 𝟲𝟬% 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱𝗮𝗻𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗔́𝗳𝗿𝗶𝗰𝗮 𝘀𝗲𝗿𝗮́ 𝗺𝗲𝗻𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗲𝗱𝗮𝗱. 𝗗𝗲𝗹 𝗼𝘁𝗿𝗼 𝗹𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗿𝗼 𝗹𝗮𝘀 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗲𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗿𝗶𝗰𝗮𝘀 𝗲𝗻𝘃𝗲𝗷𝗲𝗰𝗲𝗿𝗮́𝗻. 𝗘𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗻𝘁𝗼𝗻𝗰𝗲𝘀 𝘁𝗲𝗻𝗱𝗿𝗮́ 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲𝗿 𝗱𝗶𝘀𝘁𝗶𝗻𝘁𝗼: 𝗼 𝗹𝗮𝘀 𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗽𝗼𝗯𝗿𝗲𝘀 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗶𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗻𝘁𝗼 𝗲𝗻 𝘁𝗲𝗿𝗿𝗶𝘁𝗼𝗿𝗶𝗼𝘀 𝗽𝗿𝗼́𝘀𝗽𝗲𝗿𝗼𝘀 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗺𝗮𝘀𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗰𝗶𝗲́𝗻 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻 𝘀𝗶𝘁𝗶𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘃𝗶𝘃𝗶𝗿 𝘀𝘂𝘀 𝘃𝗶𝗱𝗮𝘀 𝗱𝗶𝗴𝗻𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲, 𝗹𝗮 𝘀𝗼𝗹𝘂𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗼𝗻̃𝗮𝗱𝗮, 𝗼 𝗮𝗯𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 𝗹𝗮𝘀 𝗽𝘂𝗲𝗿𝘁𝗮𝘀 𝗮 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝗺𝗶𝗴𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻, 𝗹𝗮 𝘀𝗼𝗹𝘂𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲, 𝗼 𝗹𝗮 𝗰𝗮𝗹𝗱𝗲𝗿𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗹𝗹𝗮𝗿𝗮́.
Cambios, cambios. Uno tras otro, en paralelo. Somos más. Cada vez con menos recursos.
El coste de los alimentos, el de los combustibles, el clima, la subida de precios de fertilizantes y transporte. Demanda de más comida con más bocas que alimentar.
Nuestros cambios (más cambios) de dieta, reclamando más toneladas de grasa y azúcares.
Si, todo cambia. Y todo cambió sin que apenas te dieras cuenta. La vida cambia, mientras tu no levantas la cabeza del móvil.
Para dar de comer a más de 9000 millones de personas habrá que usar más tierras de cultivo, más agua. Campo para el ganado que produce carne y leche.
Levanta la cabeza, echa la vista atrás y ahora siente este momento. El de hoy, el de ahora mismo.
El cambio está ahí, en ti.
Pero cuidado, tal vez si te subes al cambio, seas distinto.
𝑳𝒐 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊́𝒂𝒏 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒓
𝒍𝒐𝒔 𝒊𝒈𝒖𝒂𝒍𝒆𝒔
𝒑𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐.
𝑺𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒑𝒂́𝒋𝒂𝒓𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒕𝒊𝒓𝒂𝒅𝒍𝒐;
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒎𝒐𝒏𝒕𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒄𝒂𝒆𝒅𝒍𝒐;
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒄𝒐𝒓𝒕𝒂𝒅𝒍𝒐;
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒓𝒐𝒔𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒂,
𝒅𝒆𝒔𝒉𝒐𝒋𝒂𝒅𝒍𝒂;
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒓𝒊́𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒄𝒆𝒈𝒂𝒅𝒍𝒐…
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒎𝒂𝒕𝒂𝒅𝒍𝒐.
¿𝒀 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍 𝒚 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐?
𝑨𝒍𝒕𝒖𝒓𝒂, 𝒐𝒍𝒐𝒓, 𝒍𝒂𝒓𝒈𝒐𝒓, 𝒇𝒓𝒆𝒔𝒄𝒖𝒓𝒂, 𝒄𝒂𝒏𝒕𝒂𝒓, 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓
𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐
𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐;
𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆𝒂𝒔, 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒓𝒆𝒔
𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐
(𝒎𝒐𝒏𝒕𝒆, 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐, 𝒓𝒐𝒔𝒂, 𝒓𝒊́𝒐, 𝒑𝒂́𝒋𝒂𝒓𝒐, 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆):
𝒔𝒊 𝒕𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒆𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒊𝒈𝒖𝒂𝒍𝒆𝒔,
𝒉𝒖𝒚𝒆 𝒂 𝒎𝒊́,
𝒗𝒆𝒏 𝒂 𝒎𝒊 𝒔𝒆𝒓, 𝒎𝒊 𝒇𝒓𝒆𝒏𝒕𝒆, 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐.
Animo y suerte

- Distinto. Juan Ramón Jiménez. Una colina meridiana. 1942-1950

viernes, 8 de marzo de 2024

It's the final countdown



Ayer, alguien me recordó la canción de aquel grupo sueco del año 86, Europe.
La ultima cuenta atrás. Un grupo en el que unas frondosas y exuberantes matas de cabello rubio se movían de forma asincopada al ritmo de la canción.
Nos hablaban de un viaje a Venus.
Ese planeta que me encanta mirar al amanecer.
Aquel rubiales de ojos azules y cabellera equina, movía el micrófono insertado en un largo pie como si fuera una majoret. Lo giraba, lo subía, lo bajaba y se despedía de la Tierra, de la gente. Se marchaba a Venus. ¡Ahí os quedáis!, parecía decir.
Una despedida.
Tal vez, hartos de soportar este planeta que cada día me cuesta más entender.
La canción, inspirada en otra de David Bowie (Space Oddity), se utiliza en muchos estadios y eventos deportivos.
Es una forma de animar, de subir la euforia de seguidores y equipos.
Suena una y otra vez en mi cabeza. Tengo que seguir camino a Venus, cuatro, ocho semanas más.
Esta noche ha llovido. He abierto la ventana que da al jardín. Se oyen los pájaros y algún apagado motor de automóvil desde la avenida.
El sol juega con las ramas de los árboles mientras tarareo:
Supongo que no hay nadie a quien culpar
I guess there is no one to blame
Estamos dejando el suelo (dejando el suelo)
We're leaving ground (leaving ground)
¿Las cosas volverán a ser las mismas?
Will things ever be the same again?
Es la cuenta atrás final
It's the final countdown
¿Y cuando lleguemos a Venus? ¿Cuál será el siguiente paso?
Espero esta tarde o mañana, preparar la nave. Pasarle una mopa y bruñir los cromados.
Y si alguien me pregunta el porque, tal vez, me haga el muerto para no contestar.
Hay viajes que se hacen, porque sí. Porque queremos, por llegar a Venus, por alcanzar ese planeta que me gusta ver al amanecer.
Porque, quizás, volvamos.
Si no tienes respuesta, hazte el muerto, me han dicho que funciona.
Animo y suerte.

domingo, 3 de marzo de 2024

Samurái comprando fruta y verdura



Ha salido un día feo. Ha llovido y el viento no para.
Noto que tengo que respirar y tener la cabeza fría. No debo dejar que emociones de otros me nublen.
Ya pelee en otras muchas batallas, ya note el sabor de sangre en la boca. Pero cuando me pongo el ō-yoroi, me cambia la mirada.
Ya no se me inyecta en sangre, eso era antes.
Ahora, busco el paso lento, el sigilo, la sombra. Tratar de observar de otra manera. Mirar desde arriba, desde abajo. Respira, me digo. No corras.
Es un viaje, otro más. Que, tal vez, tenga su llegada en 20 años. Otros, seguramente, verán el amanecer.
Anoto, lentamente, para poder pensar.
A veces samurái, a veces shinobi.
Un periodo Sengoku, inestabilidad, conflictos, luchas de poder.
Tengo que ir al mercadillo. Verduras, frutas.
No se si la armadura encaja con la bolsa de la compra. Pero la llevo.
Me tira un poco de la sisa y me roza en la ingle.
Alcachofas, longaniza, morcilla. Será un gran arroz.
Es una batalla que quiero ganar, quiero estar en la del día siguiente y en la otra, y en la otra.
Quiero tomar una copa de vino, con los shōgun. Hablar de que ayer nevó en la sierra, o de cuando quedamos a comer, o si nos juntamos en tal o cual sitio para no hablar de batallas, para hablar de vida.
O, igual es lo mismo ¿no?. Batalla, vida. Vida, batalla.
La bolsa de la compra y al mercadillo. Después el arroz.
Vida y batalla. Ganarla, es participar en la siguiente.
¡Vamos!
Animo y suerte.

#ninjas
#samuraispirit
#100cafesbuscandoelmar
#100cafesmasconunputovirus
#100cafesy2000paracetamoles
Gracias Pepe. Inktraveler Japanese Stationery

domingo, 25 de febrero de 2024

No puedes, no debes y tal vez sea delito



Leo a Millás y me transporta a Marte. Me muestra un vientre bonito atacado por una medusa.
Otros días, juega con la realidad y me dice cosas sin sentido que tienen todo el del mundo.
A Dani le gusta Ester, dicen. Escucho la canción. Me recuerda a las fiestas de los pueblos de hace un cerro de años, a gente tomando cervezas, a playa, a mar, a decir tonterías por rellenar el hueco, a ejercer de "malote" para luego sentirte mal. A todo aquello que haces o piensas cuando nadie te ve, a ese "nada, nada" cuando rodeado de bullicio y gente estas absorto y alguien te pregunta: ¿Te pasa algo? ¿En que piensas?
Donald (el pato no, el otro), arrasa en las primarias de Carolina del Sur. Otro sin sentido, que da sentido a lo que lo rodea.
Me he quedado en la idea anterior a Donald (el pato no, el otro).
¿Te imaginas?
Lo que piensas y haces cuando nadie te ve.
Si, si. Esa imagen de una persona al lado de ti, en un semáforo, que de la forma más natural del mundo, introduce su índice en la nariz y crea toda una explotación minera o, peor aun, una franquicia de las albóndigas (Huvudroll) de Ikea.
He puesto este ejemplo por sacarte una sonrisa (que va, buscaba tu mueca de asco).
O cuando paseas a tu mascota, tu tan correcto, tan formal, no te agachas a "recoger" nada, porque quieres ser "malote".
Tras un visillo, mirando lo que hacen otros.
O simplemente en el sofá, cuando la televisión te mira y tu cabeza se va a los pensamientos más escabrosos que podrían cargarte de cadenas o incluso condenarte al infierno para la eternidad.
Dejaste de fumar, pero sigues haciéndolo a escondidas. Solo un cigarrillo, o dos.
¿Miras esos vídeos de heridas supurantes, granos explosivos o simplemente aprovechas la soledad para ver "La que se avecina"?.
Y sigues siendo tu.
Lo que piensas en voz baja, lo que decides hacer cuando nadie te mira, aunque te avergüence.
Vale, vale. Hemos entrado en un jardín complejo ¿verdad?.
Seguro que, si busco, encontraré una frase de Coelho o un video de Mújica con título "Somos lo que hacemos. Lo que hacemos cuando nadie nos ve".
Cantar en la ducha, hablarle a las plantas, discutir con nosotros mismos, atracones de helado, un concierto casero en que la estrella eres tu en ropa interior, olerte el alerón para asegurarte de que el desodorante no te ha abandonado, aún. Pillas la botella de leche y bebes a morro, o te pones a comer directamente de la cazuela.
Y sigues siendo tu.
Y Donald (el pato no, el otro), ¿Qué hará cuando nadie lo vea?, ¿y Millas? ¿y Dani? ¿y Ester?.
¿Te digo algo que yo hago cuando nadie me ve?. ¡Já!.
El mar está precioso. Y sigues siendo tu.
Animo y suerte.
Pdta.: Creo que lo titularé "No puedes, no debes y tal vez sea delito"

sábado, 24 de febrero de 2024

¿Cuánto pesa tu vida?



Mientras la cafetera gorgotea sobre la placa de cocina, leo los testimonios de los afectados por el incendio de Valencia.
La congoja va ganando poco a poco al morbo natural de saber quien son, de saber que pasó.
Una persona, de las afectadas, hacía dos o tres días que acababa de llegar a España. Otra, casualmente, no estaba allí.
Una señora, habla sobre las perdidas materiales y minimiza todo. Está viva, le dio tiempo a salir.
Las llamas se lo han llevado todo. ¿Todo?
Me doy cuenta de que estoy en una planta 11. Y como si el miedo me llenara los pulmones, me falta el aire. Corro las cortinas, abro la puerta de la terraza e intento desplegar mis alas.
No, no tengo alas.
Observo las fachadas de los edificios y me hago las mismas preguntas que acabo de leer sobre el poliuretano, sobre las láminas de aluminio, sobre las llamas.
Me viene a la cabeza aquel monólogo de George Clooney en 𝗨𝗽 𝗶𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗮𝗶𝗿, en donde preguntaba a su auditorio:
¿Cuánto pesa tu vida?
Esa mochila con la que cargamos todos los días. Las pequeñas cosas, los libros, el reloj de pulsera, las fotos. Cosas un poco más grandes. El coche, la casa, el apartamento en la montaña, el frigorífico.
Todo eso, pesa.
George, para hacernos descansar, nos invita a quemarlo.
Vuelvo a las imágenes del incendio.
En unos minutos, Antonio no puede demostrar que se llama Antonio. Incluso, podría decir que es Juan, o Felipe, con la misma certeza.
No tiene ropa que ponerse, ni tarjeta de crédito, ni la escritura de su vivienda que guardaba en el cajón de abajo de la mesilla de noche.
Esa mochila de las cosas materiales, se ha convertido en cenizas. Antonio (dice que se llama Antonio), con la mirada perdida, sentado en el borde de la acera, en pijama, ya no sabe si es Antonio.
George, habla de otra mochila. La de las personas. Tus amigos, tus vecinos, tu familia, tu pareja, tus hijos, tus padres. ¿Te imaginas? Todos dentro de una mochila. Pesan ¿verdad?
Estoy en una planta 11 y, como me suele ocurrir, me he quedado colgado mirando el mar.
¿Cuánto pesa tu vida?
Creo que es hora de estar a ras de suelo.
Animo y suerte.

miércoles, 21 de febrero de 2024

Estamos bien



En nada, Blanki, saca un nuevo “temazo”.
Maruchi, hace un desfile.
Me siento bien.
Entiendo que todo podría ser mejor. Aunque, pensándolo bien, ¿Qué es mejor?
Si, me gustaría ser asquerosamente rico para ayudarlas más a alcanzar sus metas. Para que el camino les resultara más cómodo.
Pero, si fuera así, no sería su camino.
Observo con admiración cada paso que dan. A veces, se llenan de lágrimas, otras, explosionan de entusiasmo y solo queda disfrutarlo hasta que las lágrimas vuelvan.
Cada vez más, aprietan los dientes y se tragan la impotencia, la mala suerte o la caída desde la nube de la ilusión para, al poco tiempo, buscar un nuevo reto que construya camino.
Es curioso como ellas con el paso del tiempo parecen tener las cosas más claras, en cambio, yo, cada día cambio motivos y valores, me siento en la necesidad de revisar, ordenar.
Demasiados convencionalismos que a ellas no les afectan, no impactan en su día a día, no porque no existan sino porque nunca les han dado importancia.
Manejó una máxima, pensar un poco más. No de forma obsesiva (que eso ya me viene en los genes) sino buscando otro punto de vista, eliminando lo que siempre se ha dicho, lo que se “debe” pensar.
Chicas, no será fácil.
Vuelve a mi cabeza Kavafis.
Pedir que este camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. No temáis a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón. Si vuestro pensamiento es elevado, ninguno de estos maléficos seres encontraréis. No dejéis que entren en vuestra alma.
Disfrutar de las mañanas de verano, pedir que el camino sea largo y viajar.
Llegar a puertos nunca vistos, haceros con hermosas mercancías. Viajar a Fenicia, a Egipto, a Roma o a París. Aprender de los sabios, de los que dudan y conformar vuestro espíritu.
No apresuréis el viaje, disfrutarlo, enriqueceros de él.
Mis mejores deseos para encontrar vuestra Ítaca.

sábado, 17 de febrero de 2024

Lo imposible

 


Leo que las empresas familiares japonesas para mantener ese "espíritu" buscan los mejores Directores Generales que no forman parte de la familia y los adoptan legalmente. Si, si, como lo lees.
Miro por la ventana. Hace un día feo. Ventoso y frío.
Cada vez me ocurre más. Me quedo con la mirada perdida sin pensar en nada; aunque no es cierto. Justo cuando salgo de ese punto de bloqueo, todos los pensamientos se amontonan, como si se me hubiera ido la conexión y al retomarla todo pugnara por salir atropelladamente.
Debo salir a caminar, retomar el ejercicio, volver a la dieta (comer menos), ir a tirar unas bolas, ver el mar, escribir más cartas que no enviaré, ordenar los vinilos y limpiarlos, revisar la ley que permite retirar la pasta de los planes de pensiones, hacer la maleta, poner gasolina para mañana, las cajas de diapositivas, planificar la lectura de los 14 o 15 libros pendientes de leer, ejercitar más mi cerebro para analizar los problemas de otra manera, ¿sigo?.
Me he vuelto a quedar enganchado. Las hojas de los árboles se mecen, más bien, se contonean. Intento ponerles música.
Suena 𝐁𝐫𝐚𝐯𝐨, de Barbara Pravi. Las palmeras, los palmitos, los pinos, se animan y parece como si la música estuviera en el jardín.
He vuelto.
La condena de Donald (el pato no, el otro), los desvaríos de esa muchacha de nombre Isabel Natividad, la muerte de Navalni, el empeño de Nadal en hablar para demostrar su nivel de estupidez (aunque se le suponía), lo de Ucrania, las elecciones gallegas y el bocachancla (alias, el pailán), ese tema tan importante de la amnistía, y ...
El almendro esta floreciendo con adelanto.
Pienso en cosas imposibles.
Me entero de que existe un día de los amores imposibles, fue ayer.
El 16 de febrero. Romeo y Julieta, los amantes de Teruel (tonta ella y tonto él), Titanic, Her.
Titanic, llamado el "insumergible".
Esa chica que veo en los carteles publicitarios, en las marquesinas, en los anuncios de televisión. Si, imposibles.
El sol gana de nuevo la batalla. El viento se calma y suena 𝗩𝗼𝗶𝗹𝗮́.
Barbara me susurra:
Voilà, voilà, voilà
Voilà qui je suis
Me voilà même si
Mise à nue je compris
Me voilà dans le bruit
Et dans la fureur aussi
Regardez-moi enfin
Et mes yeux et mes mains
Tout c'que j'ai est ici
C'est ma gueule, c'est mon cri
Me voilà, me voilà, me voilà

miércoles, 24 de enero de 2024

Armas y escudos



Llevo varias semanas sin tomar mi medicina, sin mi sesión de terapia.
Ando dedicado a pintar sueños, a darles forma, para que con mucho trabajo y esfuerzo se conviertan en realidades.
No miro a los lados, solo al frente. Ya queda menos, me repito.
Hoy, un repecho, ayer, un barranco.
Una montaña tras la que esperas encontrar un valle y, al final del día, una montaña más alta que la anterior te saluda casi sonriendo.
Ordeno pesadillas, priorizo sueños, ideas, escaleras para alcanzar estrellas.
Que poco saben las normas y los procedimientos, sobre sueños. Que poco saben de estrellas.
He dicho que, en muchas ocasiones, ganar una batalla solo sirve para estar armado y dispuesto para afrontar la del día siguiente.
Napoleón, lo sabía. Su batalla más difícil, todos los días, era contra si mismo.
Un café más.
He abierto la ventana. Las ramas de los árboles se mueven agitadas por el viento.
En un rato, haré limpieza en mi mesa. Vuelve a estar como mi cabeza.
Carpetas, documentos, proyecciones, una versión, otra. ¿Dónde está aquello que anoté?
El cielo comienza a tomar color. Azul, en la parte alta, rojizo hacia el horizonte. Algún perro ladra y los primeros vehículos con sus ojos encendidos asoman por el cruce.
Varios mensajes, correos. La copia de seguridad, en marcha. Reviso agenda. Me pongo tareas y ordeno prioridades.
Me viene a la cabeza aquella escena de la película "𝑼𝒑 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒂𝒊𝒓", que tras hablar de mochilas, cisnes y tiburones, el protagonista (George Clooney) dice:
"𝐒𝐢 𝐧𝐨𝐬 𝐦𝐨𝐯𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐫𝐚́𝐩𝐢𝐝𝐨"
Cisnes, tiburones, cerdos, gallinas, rodaballos...
“𝐇𝐚𝐲 𝐭𝐫𝐞𝐬 𝐠𝐫𝐮𝐩𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬: 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐬𝐞𝐧; 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐧 𝐲 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐧 𝐪𝐮𝐞́ 𝐩𝐚𝐬𝐨́.”. Nicholas Murray Butler, premio Nobel de la paz, entre otras muchas cosas.
¿Llevas tus armas? ¿El escudo? ¡Venga!
Animo y suerte.

martes, 2 de enero de 2024

Verano invencible

 


Debo reconocer que cuando leo una entrevista o escucho a alguien hablar utilizando frases o citas de otros, me gusta.
Podría pensar que son unos snobs, y que lo único que quieren es demostrar que han leído más que su interlocutor pero, por otro lado, también puede ser que eviten mostrar su propia opinión y utilizan la de otros, de mayor renombre, para poner la suya en valor.
Me gusta cuando leo:
"𝐻𝑎𝑦 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑚𝑖𝑟𝑎𝑟 𝑎𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜 𝑎𝑙𝑢𝑚𝑏𝑟𝑎́𝑛𝑑𝑜𝑙𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜, 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑓𝑟𝑎𝑠𝑒 𝑡𝑎𝑛 𝑏𝑜𝑛𝑖𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑚𝑢𝑠, 𝑙𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑣𝑒𝑟𝑎𝑛𝑜 𝑖𝑛𝑣𝑒𝑛𝑐𝑖𝑏𝑙𝑒: 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑖́ 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑛𝑡𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖́ 𝘩𝑎𝑦 𝑢𝑛 𝑣𝑒𝑟𝑎𝑛𝑜 𝑖𝑛𝑣𝑒𝑛𝑐𝑖𝑏𝑙𝑒".
Y da igual que estemos hablando de la nostalgia o de como afrontar las próximas rebajas en los grandes almacenes, la frase está ahí.
En este caso, es Bergareche quien la emplea.
Como digo, este uso de los pensamientos de otros, de sus frases, me incita a buscar su origen y a leer el párrafo original, por ese afán de encajar piezas y de darle el mayor sentido. Sea, como decía, hablando de nostalgia o de no encontrar aparcamiento.
A veces, tienes gratas sorpresas. El párrafo o la frase pertenece a un libro o un ensayo que merece la pena leer. Otras, las más, simplemente han sacado unas cuantas palabras de un contexto y las han metido con calzador en otro. Queda bonito y ya.
La frase que comentaba al principio, nada tiene que ver con lo que corretea por ahí. Puede que incluso la encontréis inmersa en algún pensamiento de Coelho, o en alguna página de autoayuda.
Pertenece, en realidad, a un ensayo de Camus "Retorno a Tipasa". Él, nació en Argelia, en Tipasa. Y en apenas 10 páginas podemos sacar un montón de frases inspiradoras, en su viaje de retorno, en sus recuerdos de infancia, en como esa luz le lleva a la melancolía.
Camus, vuelve a recorrer su infancia tras la II Guerra mundial. Imposible que podamos encontrarnos en ese contexto, a día de hoy (ojo, que este año es bisiesto como el 2020, y con un día más cualquier cosa puede ocurrir).
Los rostros, las miradas han cambiado.
"𝐴 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑧 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑖𝑛𝑐𝑒𝑛𝑑𝑖𝑜𝑠, 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑚𝑜𝑠𝑡𝑟𝑜́ 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑝𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑎𝑟𝑟𝑢𝑔𝑎𝑠 𝑦 𝑠𝑢𝑠 𝑙𝑙𝑎𝑔𝑎𝑠, 𝑎𝑛𝑡𝑖𝑔𝑢𝑎𝑠 𝑦 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑎𝑠. 𝐸𝑛𝑣𝑒𝑗𝑒𝑐𝑖𝑜́ 𝑑𝑒 𝑔𝑜𝑙𝑝𝑒, 𝑦 𝑛𝑜𝑠𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑛 𝑒́𝑙"
Tal vez, solo viajando a Argel y recorriendo esos 69 km que lo separan de Tipasa, podamos, no solo llegar a entender, sino a sentir el texto de Camus.
Hace unos días, con el fin del año, también pensé en volver a mi Tipasa. A buscar esa luz, esas ganas de olvidar pasado y generar futuro.
"𝐄𝐧 𝐦𝐢𝐭𝐚𝐝 𝐝𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨 𝐚𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢́𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐟𝐢𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐛𝐢́𝐚 𝐞𝐧 𝐦𝐢́ 𝐮𝐧 𝐯𝐞𝐫𝐚𝐧𝐨 𝐢𝐧𝐯𝐞𝐧𝐜𝐢𝐛𝐥𝐞"
Un verano invencible.
“Aquí comprendo lo que llaman gloria: el derecho a amar sin medida”.
Animo y suerte