viernes, 29 de marzo de 2024

Una hormigonera en un foso

 


Un poco de 𝗘𝗹 𝗲𝘀𝗽𝗹𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗣𝗮𝗿𝗶́𝘀, para conocer a Sarah la judía y a Jeanne Duval, la venus negra.
Un poco de 𝗔 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲, otro poco de 𝗘𝘀𝗰𝗮𝘀𝗲𝘇; y otro poco de 𝗨𝗻𝗮 𝗰𝗼𝗹𝗶𝗻𝗮 𝗺𝗲𝗿𝗶𝗱𝗶𝗮𝗻𝗮.
He aprendido una nueva palabra: Palimpsesto.
Ayer, conocí REML (República errante Menda Lerenda). Se me quemaron unos chips de berenjena. Hice pasta en crema de zanahoria e Isi, acabó tan agotada como todos los días desde que llegó.
Hoy, tenemos reunión familiar. Otro café.
Tarjetas de embarque, hotel, agenda, reserva de parking.
Las quemaduras dejarán huella, no las cuidé.
Mara me cortó el pelo. Hubo riesgo de que las cejas desaparecieran. Soy el fiel reflejo de Caillou.
Cuando paso la mano por mi cráneo noto zonas más salientes, no tiene una forma regular.
Blanki, me llama Caillou.
Clau, juega con Isi en el jardín. Las oigo hablar de sus cosas.
Leo sobre la Metformina. Origen en el principio activo galegina o isoamilenguanidina. Baja los niveles de azúcar en sangre. Prescrito para pacientes con diabetes mellitus tipo 2. Pero ¿retrasa el envejecimiento?
Estoy escuchando un ruido, sordo e insistente. Como si fuera una hormigonera encerrada en un foso.
Durante unos minutos, todos, hemos recorrido la casa buscando el origen.
Ha cesado.
Leo: "Estamos en una época de preguerra"
El ruido ha vuelto.
Cierro los ojos y me concentro en el sonido de la hormigonera encerrada en un foso.
Se libre. Se tú, dicen los integrantes de la República errante Menda Lerenda.
Y la hormigonera, ahora canta:
𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜
𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑎𝑐𝑎𝑏𝑜 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜
𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑡𝑒𝑛𝑔𝑜 𝑔𝑟𝑎𝑛𝑑𝑒𝑠 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑎𝑟
𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜
𝑇𝑢́ 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑣𝑎𝑠 𝑝𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑜
𝑌 𝑦𝑜 𝑡𝑒 𝑐𝑒𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑠𝑜 𝑎𝑙 𝑐𝑎𝑚𝑖𝑛𝑎𝑟
𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜
Animo y suerte.
*Estrofa de Por si apareces - Alice Wonder.

jueves, 28 de marzo de 2024

Diapositivas



Si, ando necesitado de terapia.
Escribir, cocinar, caminar, pensar de forma ordenada, pero todo "padentro".
No pensar en nada, en nadie. Solo entender mis acciones, mis pasos.
En ocasiones, mi ira. En otras, esa complacencia casi enfermiza.
Ayer, buscaba recuerdos y no los encontraba. Ha pasado tanto tiempo.
Hay seis cajas, inmensas, llenas de diapositivas en el pasillo.
Cajas llenas de risas, viajes, paisajes, personas, en estado de hibernación. Se quedaron pegadas en una celulosa de acetato y enmarcadas en cartón o en plástico.
En unos minutos escucharé las patas de Isi, bajando las escaleras, llena de ansiedad.
Cuando viene a vernos, el jardín es su droga. Llena de olores, pájaros, insectos y rincones por descubrir por centésima vez.
Cuesta hacerla entrar dentro, para que coma. Solo ella decide cuando es el momento de pedir compañía para sus carreras o para su soledad aventurera.
Al caer la tarde, busca calor. Se tumba en el sofá y siempre encuentra una mano que la acaricie.
Sol, algo de viento.
Ahí sigue el camino a Ítaca, solo abrir la puerta y decidir norte, sur, este u oeste.
Natalia canta una canción de amor o de desamor.
Su voz me relaja.
𝐸𝑙𝑙𝑎 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎 𝑠𝑢 𝑣𝑒𝑛𝑒𝑛𝑜
𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑠𝑎𝑏𝑒 𝑝𝑜𝑛𝑒𝑟 𝑓𝑟𝑒𝑛𝑜
𝑁𝑜 𝑙𝑒 𝑑𝑖𝑔𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑠
𝑃𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑙𝑜 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎 𝑒𝑙 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜
Se me antojan unas albóndigas de legumbres en salsa de verduras, con cous cous. Y también calamares. Calamares en salsa americana.
Seguro que la astenia primaveral es la que me tiene aferrado a esta silla, o la droga de Manuel, ayer. Gracias.
Ocho círculos rojos tirando a amoratados, en mi espalda, me recuerdan que mi omóplato se ha silenciado.
Isi, ya galopa, salta y ladra a las palomas. Natalia, canta ahora:
𝑄𝑢𝑖𝑠𝑖𝑒𝑟𝑎 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟𝑙𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑥𝑝𝑙𝑖𝑐𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛
𝐴𝑙𝑔𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑐𝑎𝑙𝑚𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑠𝑒𝑛𝑠𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛
𝑄𝑢𝑖𝑧𝑎́ 𝑒𝑛 𝑜𝑡𝑟𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒, 𝑜𝑡𝑟𝑎 𝑑𝑖𝑚𝑒𝑛𝑠𝑖𝑜́𝑛
𝑃𝑢𝑒𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑖 𝑎𝑙𝑚𝑎 𝑐𝑎𝑚𝑏𝑖𝑒 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑙𝑜𝑟
Y las diapositivas, me llaman. Y la cocina, y la calle, y el cielo, y el mar, y el café, y aquella mesita de la entrada en mi casa de la infancia, llena de montoncitos de monedas, mientras en un tocadiscos portátil sonaba Raphael cantando a la Navidad. En blanco y negro o en color. Muchas cosas, pegadas en una celulosa de acetato y enmarcadas en cartón o en plástico, si.
Animo y suerte.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Tu y tu morcilla


El que me conoce, sabe de mi afición a la cocina y también, a otros múltiples temas de forma ecléctica.
Hoy, evitando dedicar mi tiempo a echar de comer a las palomas, andaba leyendo documentos del WEF sobre la aplicación de la IA a la agricultura, la alimentación y las bebidas.
Entre ellos, ha habido uno que me ha llamado la atención, titulado:
¿𝐒𝐞𝐫𝐢́𝐚 "𝐯𝐞𝐠𝐚𝐧𝐚" 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐨𝐫𝐜𝐢𝐥𝐥𝐚 𝐞𝐥𝐚𝐛𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐚 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞?
Dejando a un lado ese puntito de repulsión inicial, debo reconocer que ha vencido mi curiosidad el detectar como mis jugos gástricos han empezado a gritar (en su idioma de jugos) ¡morcilla! ¡morcilla!.
Claro, un sitio tan serio, tan formal o así se le supone, como el World Economic Forum hablando de morcillas (los jugos siguen gritando) y yo buscando datos sobre inteligencia artificial.
He preparado otro café y me he puesto manos a la obra (por no decir "manos a la morcilla") para saber más del proyecto "Tu γ tu moɾcillɑ".
Parece que el origen de esta corriente gastronómica fue Michel Journiac, como cuenta Elena Sanz y José Miguel Soriano del Castillo en su articulo en 𝗧𝗵𝗲 𝗖𝗼𝗻𝘃𝗲𝗿𝘀𝗮𝘁𝗶𝗼𝗻.
Michel Journiac, en 1969 durante su actuación 𝙈𝙞𝙨𝙖 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙪𝙣 𝙘𝙪𝙚𝙧𝙥𝙤 en la Galería Templon de París, presentó al público una salchicha cocinada con su propia sangre.
En 2007, unos soldados elaboraron salchichas Bratwurst con su sangre. Acabaron suspendidos de sus puestos.
En 2003, en la VIII Bienal de La Habana, se presentó una salchicha preparada a la manera tradicional cubana, pero con sangre donada por los integrantes del colectivo ENEMA (el nombre deja mucho que desear, si).
Y por último, Raúl, descendiente de una familia de carniceros de Teruel, puso en marcha el proyecto, "Tu γ tu moɾcillɑ".
Si buscáis, un poquito, encontraréis incluso la receta de la abuela de Raúl, pero con sangre humana.
Y a lo que iba, ¿es vegana?.
Basándonos en la definición de la Sociedad Vegana de Reino Unido, la respuesta es SI. Sería vegana.
Creo que hoy, en la comida (tengo dos veganas), sacaré el tema. Va a ser mucho más interesante que lo de la llamada desde Egipto del otro día.
Me da a mi que haremos barbacoa y habrá morcilla, seguro.
Mis jugos:
- ¡Morcilla! ¡Morcilla!
Animo y suerte
Pdta.: Si buscáis la receta de Raúl, no entréis en su página Web, tiene aviso de Phishing. Se la puedes pedir a Raúl, directamente, en su cuenta de Instagram.

martes, 26 de marzo de 2024

El mundo es un pañuelo, pequeño



Ayer, a las 11:43, recibí una llamada por Whatsapp de alguien identificado como Josué Axxxx.
En un principio, no me pareció alguien conocido.
Dejé que sonara durante unos segundos mientras intentaba buscar en mi agenda mental.
No. No lo conocía de nada.
Al cesar la llamada, pude ver que el número, o al menos el que en la llamada figuraba, tenía como código internacional +20.
Egipto.
Hice una búsqueda en internet por curiosidad con el nombre de este caballero y entré en todo mundo de telenovela.
Mejicano, ex de una actriz de la misma nacionalidad, con una tormentosa relación.
Tal vez era otro Josué.
En la sobremesa, lo comenté con mis chicas. La llamada, el número egipcio. Para acabar llevándome una lluvia de críticas.
Podías haber contestado.
Quien sabe si realmente te buscaba.
Deberías devolverle la llamada.
¿A Egipto?
El, 88100 seguidores.
Ella, 5,6 millones de seguidores.
El nuevo marido de ella, 1,3 millones de seguidores.
Había hecho un arroz con verduras.
Alcachofas, pimiento rojo, pimiento verde, judías, acelga, cebolla.
Perdió todo su sentido.
Estaba rico, pero yo debería haber contestado a esa exótica llamada, de Josué Axxxx, desde un número de Egipto.
Le hubiera dado un punto adicional a la sobremesa, pero seguro que me habrían preguntado quien era ella, el motivo de la separación, si era verdad lo que se comentaba y si me había dicho algo de su situación sentimental, actual.
Le he escrito un mensaje a Josué, en Instagram, hablándole de la llamada que he recibido. Espero respuesta, ya os contaré.
Acabo de cruzarme mensajes con un amigo que está en Japón.
El omóplato ha dejado de molestar pero, mañana, visitaré a Manuel mi fisio.
Seguro que mi amiga granadina, Pepa, y residente en Australia me lee en un rato.
En el fondo, no se porque tanto revuelo por una llamada desde Egipto. Que más dará. El arroz estaba rico, si o si.
Por mucho que la Megaprincesa Isabel Natividad diga que en Madrid nunca te encontrarás con tu "Ex", el mundo es un pañuelo, pequeño. Muy pequeño.
Animo y suerte.
Pdta.: ¿Desde donde me leéis?

#100cafesy2000paracetamoles 

lunes, 25 de marzo de 2024

Yo no buscaba a nadie y te vi


¿Qué contenía el maletín de Pulp Fiction?
¿Qué le decía Bill Murray a Scarlett Johansson en Lost in translation?
No puede ser que me levante con estas dudas existenciales, un lunes.
Paracetamol. Será eso. El dolor del omóplato, irradia a toda la espalda.
Es como un resfriado, pero en la espalda.
¿Te imaginas que mi nuca empieza a estornudar o que me tosen la C5 y C6, justo donde tengo las hernias de disco?.
Revisión de correos, hecha.
Viaje, planificado.
Agenda para hoy, también.
Ha llovido y el día esta oscuro.
¿Y si es la astenia primaveral? No, No. No te rías.
Reviso, por si en años atrás, también tenía estas sensaciones.
Me pierdo en recuerdos.
Vuelve, vuelve, me digo. Que tienes que escribir a Álvaro, a MariSol, a David, recoger el libro y el tape de la Thermomix.
Pongo música bajita para que Isi, no se despierte.
Imposible.
Preparo otro café.
Dicen que Bill Murray dijo en un susurro:
«𝗧𝗲𝗻𝗴𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗶𝗿𝗺𝗲, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿𝗲́ 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀𝗼 𝘀𝗲 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗽𝗼𝗻𝗴𝗮 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗻𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀 ¿𝗗𝗲 𝗮𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼?»
No me parece una frase para aquella despedida. Un encuentro tan pasional, tan lleno de electricidad, se merecía algo más.
Un encuentro que ninguno de los dos esperaba.
Y suena Fito Paez:

𝘛𝘦 𝘷𝘪, 𝘵𝘦 𝘷𝘪, 𝘵𝘦 𝘷𝘪
𝘠𝘰 𝘯𝘰 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘣𝘢 𝘢 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦 𝘺 𝘵𝘦 𝘷𝘪
𝘛𝘦 𝘷𝘪, 𝘵𝘦 𝘷𝘪, 𝘵𝘦 𝘷𝘪
𝘠𝘰 𝘯𝘰 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘣𝘢 𝘢 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦 𝘺 𝘵𝘦 𝘷𝘪
«𝗧𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲𝗿𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻»
Si, ya sé lo que había en el maletín de Pulp Fiction.
Si, sé lo que Bill le dijo a Scarlett. ¿Y tu?
¿Quieres un café?
Animo y suerte.

domingo, 24 de marzo de 2024

Baudelaire y Millás

 


Ayer, al nombrar a mi adorado Millas, alguien compartió conmigo que también le gustaba, e incluso llego a decirme que algunas de mis reflexiones le recordaban a él.
Inmerecido honor y abrumadora comparación.
En abril de 2019, Juan José Millás publicó "La vida a ratos". Aquel mismo mes vio la luz "100 cafés y 2000 paracetamoles".
El 8 de enero de 2013, comencé mi terapia para una enfermedad ya incurable.
A esta, se han unido otras.
Escribe, escribe, para que la locura no te pueda y todo, algún día, sea posible.
Echo la vista atrás y sigo huyendo. Huyendo hacia adelante.
Más de 2100 reflexiones. Amaneceres, madrugadas, que me han hecho aprender a emocionarme por una frase, por una mirada. Me han llevado a que mis ojos, cada día más, entiendan de lágrimas y yo, ya no busque excusas de mota de polvo o picor para esconderlas.
Saber gestionar la derrota, la pérdida o el abandono. Descontar el éxito, aceptarme tal y como me veo en el espejo.
Otro buen amigo, en su día, me comparó con la prosa de Baudelaire.
Me llevó a una madrugada de otoño y, allí, con Charles rebuscamos juntos en nuestras almas. Lo bueno, lo malo, lo mediocre o lo maravilloso, viles acciones, fechorías, delitos de fanfarronería, crímenes de respeto humano o incluso situaciones vergonzantes que nunca confesaré.
Si. Me he ido reconociendo. En aquel primer viaje a Oporto. En los sucesivos. En aquellas cartas desde la galería acristalada con olor a fado, a río, a calles empinadas. Hasta trazar el camino a Ítaca y entender que ese camino es vida.
Seguir girando la cabeza y estar atento a cada lugar, historia o persona que me de pistas para seguir huyendo.
A todo lo que me den las alas.
Mirando a Venus, aunque sea inalcanzable.
Tengo que comprar olivas en el mercadillo, encurtidos, atún. Tomates para ensalada y tal vez alguna cosa más.
Blanki, quiere venir conmigo para que le compre un bolso y así meter dentro todas sus ilusiones, su huida.
Hay que cambiar las ruedas del coche y mañana a primera hora, retomar el apoyo a los sueños, a otras huidas, a otras Ítacas.
No, no soy Millas, no soy Baudelaire. Pero, gracias.
𝐴 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑖𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑉𝑒𝑛𝑢𝑠 𝑐𝑜𝑙𝑜𝑠𝑎𝑙, 𝑢𝑛𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑙𝑜𝑐𝑜𝑠 𝑎𝑟𝑡𝑖𝑓𝑖𝑐𝑖𝑎𝑙𝑒𝑠, 𝑢𝑛𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑏𝑢𝑓𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑣𝑜𝑙𝑢𝑛𝑡𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑟𝑔𝑎𝑛 𝑑𝑒 ℎ𝑎𝑐𝑒𝑟 𝑟𝑒𝑖́𝑟 𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝑟𝑒𝑦𝑒𝑠 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑚𝑜𝑟𝑑𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑜 𝑒𝑙 ℎ𝑎𝑠𝑡𝑖́𝑜 𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑜𝑛𝑎, 𝑒𝑚𝑝𝑒𝑟𝑒𝑗𝑖𝑙𝑎𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑗𝑒 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑦 𝑟𝑖𝑑𝑖́𝑐𝑢𝑙𝑜, 𝑐𝑜𝑛 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑐𝑢𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠 𝑦 𝑐𝑎𝑠𝑐𝑎𝑏𝑒𝑙𝑒𝑠, 𝑎𝑐𝑢𝑟𝑟𝑢𝑐𝑎𝑑𝑜 𝑗𝑢𝑛𝑡𝑜 𝑎𝑙 𝑝𝑒𝑑𝑒𝑠𝑡𝑎𝑙, 𝑙𝑒𝑣𝑎𝑛𝑡𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑎𝑟𝑟𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑙𝑎́𝑔𝑟𝑖𝑚𝑎𝑠 ℎ𝑎𝑐𝑖𝑎 𝑙𝑎 𝑖𝑛𝑚𝑜𝑟𝑡𝑎𝑙 𝑑𝑖𝑜𝑠𝑎.
Animo y suerte.
*Párrafo de El loco y la Venus de Charles Baudelaire

sábado, 23 de marzo de 2024

Sabor a madera



Los pájaros tienen una agradable conversación en el jardín.
He regado, con mesura, toda la zona de flores silvestres que, esta mañana, he intentado proteger. La visita de Isi, es inminente y puede que esos olores de la tierra removida la animen a escarbar y proyectar la primera línea de metro de la localidad.
Intento desconectar. Trato de alejarme un poco de la realidad de estas ultimas semanas.
He encendido la calefacción. No hace frío en la calle, pero yo lo tengo.
Leo que ha fallecido Silvia Tortosa. Tal vez, te suene o quizás, ni siquiera la conozcas. Lo siento, siempre me pareció buena gente.
No escuché las noticias ayer, acabé tarde con algunos temas de trabajo.
Me cuesta entender lo que leo. Se mezclan los países, las lagrimas de unos y otros. El odio de otros y de unos.
No es Ucrania, ni Palestina, ni Israel. Pero podría serlo. Rusia. Es Rusia. Atentado reivindicado por el ISIS.
Las frases siguen llevándome a tener que releer varias veces los titulares.
“Ha sido un ataque contra gente indefensa, un acto bárbaro”. Otro más.
Un concierto, un vagón de metro, un edificio de oficinas, alguien que invade a su vecino o que se defiende de la invasión. Alguien que pone absurdos ideales por encima de la vida de otros. Otra vez.
He puesto en un vaso un par de hielos, un buen chorro de eso que sabe a madera y un poco de agua.
Primero con la nariz, después aguantando el sorbo en la boca. Cierro los ojos.
He abierto la ventana, pero el sonido esta en mi cabeza.
𝑅𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑟. 𝑅𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑟. 𝑅𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑟
𝐸𝑙 𝑑𝑜𝑙𝑜𝑟 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑜𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑠𝑒 ℎ𝑎𝑐𝑒 𝑐𝑎𝑠𝑖 𝑖𝑛𝑠𝑜𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒
𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑡𝑒 𝑚𝑎𝑡𝑎
𝑇𝑒 ℎ𝑎𝑐𝑒 𝑖𝑚𝑝𝑙𝑎𝑐𝑎𝑏𝑙𝑒
𝐶𝑎𝑑𝑎 𝑢𝑛𝑜 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑢𝑛𝑖𝑣𝑒𝑟𝑠𝑜
𝑆𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑠𝑢 𝑑𝑜𝑙𝑜𝑟
𝐶𝑜𝑚𝑜 𝑎𝑙𝑔𝑜 𝑖𝑛𝑚𝑒𝑛𝑠𝑜
Necesito a Millas. Me lanzo sin remisión a esa escritura de LSD. Hay piernas ortopédicas, resfriados y toda una visión del momento llena de colores, luces y sonidos.
Gracias.
Natalia me canta una nana. Me nota raro. Puede ser tristeza o simple frustración.
𝑁𝑜 𝑡𝑒 𝑐𝑢𝑙𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑝𝑒𝑛𝑎
𝑁𝑜 𝑡𝑒 𝑐𝑢𝑙𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑚𝑎𝑙
𝑇𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑡𝑟𝑢𝑖𝑟𝑒́ 𝑢𝑛 𝑐𝑎𝑠𝑡𝑖𝑙𝑙𝑜
𝐶𝑜𝑛 𝑡𝑢𝑠 𝑙𝑎́𝑔𝑟𝑖𝑚𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑠𝑎𝑙
Los dedos me molestan, jugué con fuego y me quemé. Y el omóplato izquierdo, protesta de vez en vez.
Un sorbo más. Eso de ahí afuera, parece una mala película de clase B. Y resulta que es la realidad.
Ya ha anochecido. Las luces del jardín están de fiesta. Me pondré una chaqueta y saldré a intentar ahogar esa realidad, o por lo menos a darle un susto, con el sabor a madera.
Animo y suerte.

martes, 19 de marzo de 2024

Margarita se llama mi amor



Hoy, he vuelto a mi costumbre de caminar intentando el trote "cochinero".
Serias dudas en lo del trote, para dejarlo en un paso "Rajoy", pero sin subir los puñitos a la altura del pecho.
Alguna llamada, mensajes de voz e incluso algo parecido a una reunión.
Cada intervención, controlando la respiración y sintiendo la existencia de músculos y tendones que ya no recordaba.
En los intermedios, la radio. Insistente y cansina en 4 o 5 noticias. Las que venden.
Poca relevancia del mensaje sobre que la "amenaza es total y absoluta".
Un virus, detectado en el mes de diciembre de 2020, hizo que un mes después se declarara la sexta ESPII, por parte de la OMS, desde la entrada en vigor del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) en 2005.
Emergencia de salud pública de importancia internacional.
La guerra ruso-ucraniana, empezó en 2014.
El conflicto (lo llaman así) israelí-palestino, empezó en 1948.
Margarita Robles dice que cree que no somos conscientes, de que "un misil balístico puede llegar perfectamente desde Rusia a España".
Vale, Margarita. Soy consciente.
¿Cuál es la idea?
¿Empezamos a comprar chalecos antibalas, cascos de batalla, subfusiles y construimos refugios bajo profundas estructuras de hormigón?
¿Creamos alguna empresa para hacer estas compras y luego venderlas a los gobiernos autónomos y así ser los más ricos del cementerio?
¿Salimos corriendo?
¿Qué podemos decirle al pueblo Ruso? No a Vladimir, a su pueblo, a quien lo perpetúa en el poder con el ansia de matar.
¿Qué podemos decir al pueblo Ucraniano?
¿Y a los Israelitas? ¿Y a los Palestinos?
¿Qué podemos decirles a nuestros vecinos que aceptan el uso de la fuerza, del hambre y de las armas?
Hitler, Stalin, Negus, Habré, Pinochet, Idi Amin, Sadam Hussein, Pol Pot, Mussolini, Videla, dicen que fueron dictadores con una historia llena de hechos sangrientos.
Pero llegó la democracia y, con una urna, dimos legitimidad a quienes matan, roban y engañan con la excusa de la libertad, de las banderas.
Margarita, ¿eran conscientes los cartagineses y los romanos en su primera guerra púnica? Doscientos cincuenta años antes de Cristo.
Y de fondo, suena "Margarita se llama mi amor". Canción marcial que nació en las milicias universitarias.
Hoy, me duele todo.
Y Margarita, lo sabe.
Animo y suerte.

domingo, 17 de marzo de 2024

Os vamos a triturar



Y nos da igual. Más de 4.000.
En la barra del bar, la amnistía.
En el mercadillo, vuelven las elecciones.
Y fueron más de 4.000.
Todo intento de rectificación, de disculpa, se convierte en el mismo vómito que ahogó a muchos de aquellos ancianos que murieron en soledad.
Sus familiares siguen gestionando un duelo de desaparición.
No los vieron apagarse, no pudieron estrechar su mano mientras ese aliento entrecortado de la despedida marcaba el fin.
Horrible final, en soledad.
Ya hemos normalizado el terror que vivimos aquellos días.
Ya hemos olvidado la polarización y la envidia por tener un perro y poder salir a pasear. Ya no recordamos ña distancia de seguridad que a muchos nos empujaba a bajar de la acera y circular por el centro de la calle, embozados es mascaras que nos llevaban a épocas desconocidas en que la peste vencía.
Mientras otros, necesitaban hacer que su nariz se asomara, demostrando su chulería, su gallardía y su ignorancia, ocupando cualquier espacio, con la excusa de "porque yo lo valgo".
Más de 4.000 que seguro escucharon aplausos en las tardes de un mes de marzo como este y mostraron la misma sorpresa al oír golpear cazuelas, que acallaron sus toses, sus intentos de respirar un poco más.
Alguien, quizás, les susurro al oído:
“Os vamos a triturar"
Y mirar al mar, hoy, me relaja y me aleja.
¿No os da vergüenza? Fueron más de 4000.
Animo y suerte.

sábado, 16 de marzo de 2024

Distinto


Predico el cambio. Intento sobrevivir al cambio.
Soy alguien distinto. Distinto de ayer. Distinto de hace cinco, diez años.
El mundo cambia. Crece, se transforma. Y nosotros debemos hacerlo con él.
Las normas, las costumbres, la flexibilidad de nuestros músculos.
El llavero que molesta en tu bolsillo cuando te sientas. Las mismas llaves, ya no abren antiguas cerraduras.
Tu mirada, tu piel, el color de tu pelo (si es que aun sigue ahí). Todo cambia.
Parece como si cada día, el cuaderno de caligrafía con el que aprendimos a escribir, también cambia y nuestra letra y lo que con ella expresamos se transforma. Puede que incluso, en otro idioma, con otros símbolos.
Aquel vaquero sobre el caballo que nos conducía a paisajes de aventura mientras succionaba un cigarrillo, se convirtió en un cáncer de pulmón que se lo llevó a otro barrio.
La tasa de crecimiento global se ha reducido pero, aun así, el año pasado nacieron 134 millones de almas, es decir, 4,3 cada segundo.
Las mayores tasas de fecundidad, corresponden a las naciones con menor progreso económico.
𝗘𝗹 𝗻𝘂́𝗺𝗲𝗿𝗼 𝗱𝗲 𝗮𝗳𝗿𝗶𝗰𝗮𝗻𝗼𝘀 𝘀𝗲 𝗱𝘂𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗿𝗮́ 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝟮𝟬𝟱𝟬, 𝘆 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝘆𝗼𝗿 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗼𝘀 𝗻𝗮𝗰𝗲𝗿𝗮́ 𝗲𝗻 𝗰𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀; 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝘅𝗮𝗰𝘁𝗼𝘀 𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗯𝗮𝗿𝗿𝗶𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗯𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀: 𝗵𝗮𝗰𝗶𝗮 𝟮𝟬𝟯𝟬 𝗲𝗹 𝟲𝟬% 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱𝗮𝗻𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗔́𝗳𝗿𝗶𝗰𝗮 𝘀𝗲𝗿𝗮́ 𝗺𝗲𝗻𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗲𝗱𝗮𝗱. 𝗗𝗲𝗹 𝗼𝘁𝗿𝗼 𝗹𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗿𝗼 𝗹𝗮𝘀 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗲𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗿𝗶𝗰𝗮𝘀 𝗲𝗻𝘃𝗲𝗷𝗲𝗰𝗲𝗿𝗮́𝗻. 𝗘𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗻𝘁𝗼𝗻𝗰𝗲𝘀 𝘁𝗲𝗻𝗱𝗿𝗮́ 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲𝗿 𝗱𝗶𝘀𝘁𝗶𝗻𝘁𝗼: 𝗼 𝗹𝗮𝘀 𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗽𝗼𝗯𝗿𝗲𝘀 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗶𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗻𝘁𝗼 𝗲𝗻 𝘁𝗲𝗿𝗿𝗶𝘁𝗼𝗿𝗶𝗼𝘀 𝗽𝗿𝗼́𝘀𝗽𝗲𝗿𝗼𝘀 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗺𝗮𝘀𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗰𝗶𝗲́𝗻 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻 𝘀𝗶𝘁𝗶𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘃𝗶𝘃𝗶𝗿 𝘀𝘂𝘀 𝘃𝗶𝗱𝗮𝘀 𝗱𝗶𝗴𝗻𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲, 𝗹𝗮 𝘀𝗼𝗹𝘂𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗼𝗻̃𝗮𝗱𝗮, 𝗼 𝗮𝗯𝗿𝗶𝗺𝗼𝘀 𝗹𝗮𝘀 𝗽𝘂𝗲𝗿𝘁𝗮𝘀 𝗮 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝗺𝗶𝗴𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻, 𝗹𝗮 𝘀𝗼𝗹𝘂𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲, 𝗼 𝗹𝗮 𝗰𝗮𝗹𝗱𝗲𝗿𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗹𝗹𝗮𝗿𝗮́.
Cambios, cambios. Uno tras otro, en paralelo. Somos más. Cada vez con menos recursos.
El coste de los alimentos, el de los combustibles, el clima, la subida de precios de fertilizantes y transporte. Demanda de más comida con más bocas que alimentar.
Nuestros cambios (más cambios) de dieta, reclamando más toneladas de grasa y azúcares.
Si, todo cambia. Y todo cambió sin que apenas te dieras cuenta. La vida cambia, mientras tu no levantas la cabeza del móvil.
Para dar de comer a más de 9000 millones de personas habrá que usar más tierras de cultivo, más agua. Campo para el ganado que produce carne y leche.
Levanta la cabeza, echa la vista atrás y ahora siente este momento. El de hoy, el de ahora mismo.
El cambio está ahí, en ti.
Pero cuidado, tal vez si te subes al cambio, seas distinto.
𝑳𝒐 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊́𝒂𝒏 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒓
𝒍𝒐𝒔 𝒊𝒈𝒖𝒂𝒍𝒆𝒔
𝒑𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐.
𝑺𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒑𝒂́𝒋𝒂𝒓𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒕𝒊𝒓𝒂𝒅𝒍𝒐;
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒎𝒐𝒏𝒕𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒄𝒂𝒆𝒅𝒍𝒐;
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒄𝒐𝒓𝒕𝒂𝒅𝒍𝒐;
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒓𝒐𝒔𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒂,
𝒅𝒆𝒔𝒉𝒐𝒋𝒂𝒅𝒍𝒂;
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒓𝒊́𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒄𝒆𝒈𝒂𝒅𝒍𝒐…
𝒔𝒊 𝒗𝒆𝒊𝒔 𝒖𝒏 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐,
𝒎𝒂𝒕𝒂𝒅𝒍𝒐.
¿𝒀 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍 𝒚 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐?
𝑨𝒍𝒕𝒖𝒓𝒂, 𝒐𝒍𝒐𝒓, 𝒍𝒂𝒓𝒈𝒐𝒓, 𝒇𝒓𝒆𝒔𝒄𝒖𝒓𝒂, 𝒄𝒂𝒏𝒕𝒂𝒓, 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓
𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐
𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐;
𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆𝒂𝒔, 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒓𝒆𝒔
𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐
(𝒎𝒐𝒏𝒕𝒆, 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐, 𝒓𝒐𝒔𝒂, 𝒓𝒊́𝒐, 𝒑𝒂́𝒋𝒂𝒓𝒐, 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆):
𝒔𝒊 𝒕𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒆𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒊𝒈𝒖𝒂𝒍𝒆𝒔,
𝒉𝒖𝒚𝒆 𝒂 𝒎𝒊́,
𝒗𝒆𝒏 𝒂 𝒎𝒊 𝒔𝒆𝒓, 𝒎𝒊 𝒇𝒓𝒆𝒏𝒕𝒆, 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒊𝒏𝒕𝒐.
Animo y suerte

- Distinto. Juan Ramón Jiménez. Una colina meridiana. 1942-1950

viernes, 8 de marzo de 2024

It's the final countdown



Ayer, alguien me recordó la canción de aquel grupo sueco del año 86, Europe.
La ultima cuenta atrás. Un grupo en el que unas frondosas y exuberantes matas de cabello rubio se movían de forma asincopada al ritmo de la canción.
Nos hablaban de un viaje a Venus.
Ese planeta que me encanta mirar al amanecer.
Aquel rubiales de ojos azules y cabellera equina, movía el micrófono insertado en un largo pie como si fuera una majoret. Lo giraba, lo subía, lo bajaba y se despedía de la Tierra, de la gente. Se marchaba a Venus. ¡Ahí os quedáis!, parecía decir.
Una despedida.
Tal vez, hartos de soportar este planeta que cada día me cuesta más entender.
La canción, inspirada en otra de David Bowie (Space Oddity), se utiliza en muchos estadios y eventos deportivos.
Es una forma de animar, de subir la euforia de seguidores y equipos.
Suena una y otra vez en mi cabeza. Tengo que seguir camino a Venus, cuatro, ocho semanas más.
Esta noche ha llovido. He abierto la ventana que da al jardín. Se oyen los pájaros y algún apagado motor de automóvil desde la avenida.
El sol juega con las ramas de los árboles mientras tarareo:
Supongo que no hay nadie a quien culpar
I guess there is no one to blame
Estamos dejando el suelo (dejando el suelo)
We're leaving ground (leaving ground)
¿Las cosas volverán a ser las mismas?
Will things ever be the same again?
Es la cuenta atrás final
It's the final countdown
¿Y cuando lleguemos a Venus? ¿Cuál será el siguiente paso?
Espero esta tarde o mañana, preparar la nave. Pasarle una mopa y bruñir los cromados.
Y si alguien me pregunta el porque, tal vez, me haga el muerto para no contestar.
Hay viajes que se hacen, porque sí. Porque queremos, por llegar a Venus, por alcanzar ese planeta que me gusta ver al amanecer.
Porque, quizás, volvamos.
Si no tienes respuesta, hazte el muerto, me han dicho que funciona.
Animo y suerte.

domingo, 3 de marzo de 2024

Samurái comprando fruta y verdura



Ha salido un día feo. Ha llovido y el viento no para.
Noto que tengo que respirar y tener la cabeza fría. No debo dejar que emociones de otros me nublen.
Ya pelee en otras muchas batallas, ya note el sabor de sangre en la boca. Pero cuando me pongo el ō-yoroi, me cambia la mirada.
Ya no se me inyecta en sangre, eso era antes.
Ahora, busco el paso lento, el sigilo, la sombra. Tratar de observar de otra manera. Mirar desde arriba, desde abajo. Respira, me digo. No corras.
Es un viaje, otro más. Que, tal vez, tenga su llegada en 20 años. Otros, seguramente, verán el amanecer.
Anoto, lentamente, para poder pensar.
A veces samurái, a veces shinobi.
Un periodo Sengoku, inestabilidad, conflictos, luchas de poder.
Tengo que ir al mercadillo. Verduras, frutas.
No se si la armadura encaja con la bolsa de la compra. Pero la llevo.
Me tira un poco de la sisa y me roza en la ingle.
Alcachofas, longaniza, morcilla. Será un gran arroz.
Es una batalla que quiero ganar, quiero estar en la del día siguiente y en la otra, y en la otra.
Quiero tomar una copa de vino, con los shōgun. Hablar de que ayer nevó en la sierra, o de cuando quedamos a comer, o si nos juntamos en tal o cual sitio para no hablar de batallas, para hablar de vida.
O, igual es lo mismo ¿no?. Batalla, vida. Vida, batalla.
La bolsa de la compra y al mercadillo. Después el arroz.
Vida y batalla. Ganarla, es participar en la siguiente.
¡Vamos!
Animo y suerte.

#ninjas
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Gracias Pepe. Inktraveler Japanese Stationery