Y no lo digo porque Jeff y Lauren no me invitaran a su boda en Venecia, que ya les vale.
Tampoco me molesta que Venecia se haya rendido, cual Secretario General de la OTAN, a la pasta y los oropeles de toda la pandilla de mega millonarios.
Confieso que esbocé una sonrisa con la "tormenta bíblica" que hizo que peinados y maquillajes dieran un toque de "el Rey está desnudo", a todo el despilfarro.
No. Nada de esto me produce tanto malestar como enterarme de que estos días, excepcionalmente, se exponía (ya no) en la Galería de la Academia de Venecia "El hombre de Vitruvio".
En 2019, viajé a Paris para ver la exposición programada en el Museo del Louvre en conmemoración del 500 aniversario de Leonardo da Vinci.
En aquella ocasión, me quedé con un palmo de narices frente a un hueco en la pared. Ahí debería haber estado colgado "el dibujo", pero por motivos de seguridad en su conservación, la obra se había vuelto a su domicilio habitual, el día anterior.
Y me entero que había una exposición programada hasta el 27 de este mes en Venecia.
Menos mal que no me enteré antes porque igual trato de reservar habitación (una de esas de 11.000 la noche) y está todo ocupado con la boda.
Algo que me alegra es que los invitados al bodorrio habrán podido disfrutar, seguro, de esa maravilla entre canapé de caviar Belluga, zaletti y los bussolà.
¿Habrán podido disfrutar?
Pues tampoco. Según dicen, el único que aprovechó para ver la exposición fue Bill Gates. Ni tan siquiera el DiCaprio se acerco a rendir homenaje a su tocayo.
Ya me he apuntado al servicio de noticias de la Galería de la Academia para enterarme con tiempo de la próxima salida de Vitruvio.
Que malestar, oyes.
Por lo demás, Donald (el pato no, el otro) sigue con su diplomacia del vasallaje.
Aquí a la espera de la serie de los Golfos Apandadores que empieza el lunes. El ¿líder? de la oposición intenta ser creativo en el Día del Orgullo y la caga.
El juez Des-peinado, pues eso, sigue cavando en el mismo hoyo. Igual hay suerte y encuentra petróleo pero, por ahora, nada.
Orban, otro, que debería usar el maquillaje naranja. Budapest se llenó de orgullo a su pesar.
Y aquí estaré, pendiente del viaje de bodas de Bezos y Sánchez (Lauren, no Pedro).
Animo y suerte.
#100cafesbuscandoelmar
#100cafesmasconunputovirus
#100cafesy2000paracetamoles
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