Mi trote "cochinero" de hoy (sigo sin conseguir el tiempo deseado) ha sido agotador mentalmente.
Ya traía yo de casa un par de temas para reflexionar. Más de 5 km de ida, permiten darle una vuelta a todo para cambiarlo de lugar, y los más de 5 km de vuelta, te hacen ver claro que poco o nada cambiará, pero tu, te has despachado a gusto.
La culpa la ha tenido (como casi todos los domingos) Juan José Millas. Vale, si, no es culpa. Me dejo llevar, se que me perderé en una
nebulosa de temas y de preocupaciones más o menos banales, de problemas que jamás que habría planteado. De situaciones que aun compartiendo no llego a ese análisis que me mueve entre la hilaridad y el razonamiento más sesudo.
Hoy, ha ido de ascensores chapados en negro, de Frank Johan, Herta Frankel y su perrita Marilyn. Los decoradores, los polos "cuellos de cisne" y claro está, el descubrimiento de la cremallera. Tan pronto volvíamos juntos a un ascensor tipo ataúd, como veía la actuación de un enfermero y una enfermera que bailaban en un programa de televisión, en el que, ella, era una muñeca; para descubrir con asombro que, al final, era ella la "humana" y él era un aditamento.
Lo que parece y no es. Juan José, ve cosas que otros no ven.
Y el colofón, cuando mi cabeza ya iba a estallar por pura incapacidad de absorber y de procesar tantas ideas, preguntas, estados anímicos e inquietudes, la frase:
"La respuesta está en la periferia".
Y mis temas de reflexión, limitados, muy limitados.
He comprado un botellín de agua y, mientras bebía, he borrado todo el contenido que ha entrado en mi cabeza arrasando y empujando "mis temas".
Ayer, escuchaba en la mesa de al lado a dos matrimonios, bastante mayores.
Si, claro, con nuestra edad es conveniente hacer amistades, mantenerlas. Por que muchos, se marchan. Decía el más mayor.
Y otros, se van. Dijo el más joven.
El mayor, 89 años de edad. Desarrolla aplicaciones informáticas y mantiene tres blog. En uno de ellos, se pone a caer de un burro al alcalde de la localidad. Vive en Bilbao y pasa gran parte del año aquí, pero nació en Linares.
El más joven, 77 años. Vive en Zaragoza y lo del móvil le cuesta. Tiene controlados todos los horarios de meriendas, cenas y bailes para senior.
Se marchan. Se van. Es distinto. Muy distinto.
Y esto me lleva al otro tema. Formentera.
Es imposible que todos estéis en Formentera. ¡No cabéis!
En 83,24 km², no caben los 12.900 habitantes, más todos los que en vuestras fotos ponéis
#Formentera.
Claro, igual resulta que todos los que se marchan, están ahora en Formentera.
No, los que se van, se van y ya.
Quema lo viejo, el solsticio ya está aquí.
Animo y suerte.