viernes, 31 de diciembre de 2021

Brindemos

 


Nunca es fácil la despedida.
Ni tan siquiera la deseada.
Para lo que quema o intoxica, para la deslealtad, para la incomodidad, incluso para el desamor, siempre tendremos un rotundo "¡a la mierda!", pero duele, duele lo mismo.
En otras ocasiones, la despedida, se hace en silencio o con silencio. Por aquello de no hacer daño. Convirtiendo una espada en un hacha doblada.
Una despedida, es como una huida. Dejar un lugar, un espacio, para trasladarnos a otro que se supone mejor.
Irse, para comenzar a generar la esperanza de un regreso.
El que se va, el que se queda.
Irse, para volver, o para no volver. Por despecho, por trabajo, por accidente, por miedo, por amor, por la vida o por la falta de ella.
Adiós, hasta pronto, hasta luego, hasta nunca, adiós.
Despedir a un amigo, a un padre, a una madre, a tu hermano o a tu hermana, a un hijo, a tu amor. Es "ley de vida", decimos. Aunque ni es ley, ni queremos cumplirla.
El que se va, el que se queda.
Nunca es fácil la despedida.
Ni tan siquiera la anunciada.
Nunca es fácil, y menos, cuando la tierra o el fuego la convierten en un último suspiro.
Aquello que dije, lo que no hice, una caricia o un abrazo que ya no existirá. El olor de su perfume, de su piel, cuando tu nariz se pegaba a su cuello.
Su risa, su voz. Una mirada o un gesto, que pasaran al recuerdo y vivirán en la calle de la memoria, en una silla vacía.
𝗟𝗮 𝗲𝘅𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗲𝘀 𝘁𝗮𝗻 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝘂𝗻𝗮 𝗺𝗲𝘇𝗰𝗹𝗮 𝗲𝘅𝘁𝗿𝗮𝗻̃𝗮 𝗱𝗲 𝗳𝗶𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀 𝘆 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗶𝗼𝘀, dice Bucay.
Demasiados caminos de lágrimas. Día a día, demasiadas despedidas.
Cuando hoy suenen las doce campanadas, brindaremos por un final y por un nuevo inicio.
Por las sillas vacías, por los que están lejos, por el regreso o por la tierra y el fuego que los guarda, por el recuerdo, por la memoria. ´Por los que se quedan sumidos en el dolor de la pérdida, en la incomprensión y en la rabia.
Nunca es fácil la despedida.
Brindemos en la despedida, brindemos por lo que sigue.
Animo y suerte.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Santa Paciencia (VI)



 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐏𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 (𝐕𝐈)

Los recuerdos Navideños en aquella casa están guardados muy al fondo de la memoria, tal vez era muy pequeño, o simplemente mi mente me juega alguna mala pasada y de tan especiales, los convierte en imaginados.
Algunos, en cambio, los conservo como recientes aunque han pasado muchos años.
La Navidad comenzaba cuando llegaba a casa el primer obsequio para mi padre. Habitualmente el 21, a veces, el 22.
Recibía muchos. De casas comerciales, de profesionales de su sector y de empresas con las que tenía relación laboral.
A partir de ese primer paquete, la maquinaria de la Navidad se ponía en marcha.
El árbol de Navidad plegable ocupaba su lugar encima del televisor. Una gran bandeja de turrones, polvorones, mantecados, peladillas y todo tipo de dulces navideños, se instalaba en la entrada. Al lado, un plato con monedas, para dar propina a los recaderos que subían aquellos diez tramos de escalera cargados con turrones, bebidas, frutas, agendas, calendarios y detalles de agradecimiento.
Bolas, espumillones y adornos, colgaban de las lámparas o sujetas con chinchetas del techo y de las paredes.
Pero faltaba algo.
El Belén. El día o la semana de montarlo. Era todo un despliegue de habilidades de mi madre, haciendo ríos de papel de plata, incluso quiero recordar que algún año el río llevo agua, de la de verdad.
Sacos de cortezas de arboles, y musgo fresco que mi padre se encargaba de ir a buscar.
El suelo de aquel "poblado", estaba hecho de papel de seda, verde. Tiras y tiras de papel, pegadas unas a otras, dejando el extremo suelto, para que al pasar la mano o un cepillo, se asemejara a un césped geométrico.
Las montañas y los valles, con papel de estraza. Una capa de cola de empapelar, o varias, para que al secarse la estructura se quedara rígida, y los pastores, las ovejas o incluso los Reyes y sus cabalgaduras no se precipitaran al vacío.
En la pared, un papel azul plagado de estrellas en cartulina plateada, creaba la noche del alumbramiento.
Si, y luces, muchas luces. Dentro de las casitas de corcho, en el palacio de Herodes, o en las hogueras de los pastores. Patos, pollos, ovejas, cerdos, bueyes. Todo tipo de animales.
Huertas, con zanahorias, lechugas y repollos de plastilina.
El portal fue primero de corcho, como casi todas las edificaciones, pero con el tiempo se convirtió en una gran cueva de color gris oscuro, que daba cabida a toda la sagrada familia, el asno, el buey y a todos los visitantes que desde el día de Nochebuena, hasta la mañana de Reyes, íbamos ayudando a recorrer de un extremo a otro del Belén en su viaje para ver al niño.
Había concurso de Belenes en el barrio y recibíamos muchas visitas curiosas. Mi madre esperaba las caras de asombro de los más pequeños cuando veían que el río plateado desaparecía en la pared y al observar detenidamente "parecía" que el "agua" continuaba más allá.
Era típico buscar la figurita del caganer, y el burrito que movía la cabeza, o el pescador en la orilla del río, con un pescado en el extremo de su caña.
Las tres figuritas de la Anunciación, o el hatillo de leña que llevaba otro de los vecinos del lugar hacia el portal y que cada año había que rehacer.
En el tocadiscos portátil, sonaban villancicos constantemente. El brasero, la mesa camilla, en la cocina algo rico cocinándose, un trozo de Torta Imperial en la boca y Raphael incansable dándole a su tambor.
𝐸𝑙 𝑐𝑎𝑚𝑖𝑛𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎 𝑎 𝑏𝑒𝑙𝑒́𝑛
𝐵𝑎𝑗𝑎 𝘩𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑒𝑙 𝑣𝑎𝑙𝑙𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝑛𝑖𝑒𝑣𝑒 𝑐𝑢𝑏𝑟𝑖𝑜́
𝐿𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑠𝑡𝑜𝑟𝑐𝑖𝑙𝑙𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑛 𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑠𝑢 𝑟𝑒𝑦,
𝐿𝑒 𝑡𝑟𝑎𝑒𝑛 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝘩𝑢𝑚𝑖𝑙𝑑𝑒 𝑧𝑢𝑟𝑟𝑜́𝑛
𝐴𝑙 𝑟𝑒𝑑𝑒𝑛𝑡𝑜𝑟, 𝑎𝑙 𝑟𝑒𝑑𝑒𝑛𝑡𝑜𝑟.
𝐻𝑎 𝑛𝑎𝑐𝑖𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑢𝑛 𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑏𝑒𝑙𝑒́𝑛 𝑒𝑙 𝑛𝑖𝑛̃𝑜 𝑑𝑖𝑜𝑠.
𝑅𝑜𝑝𝑜𝑝𝑜𝑛 𝑝𝑜𝑛 𝑝𝑜𝑛 𝑟𝑜𝑝𝑜𝑝𝑜𝑛
Navidad.
(Continuará)
*Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, o no.
𝐃𝐢𝐜𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟏

martes, 28 de diciembre de 2021

Queso y salsa picante



Hacía días que no hablaba con C., mi otra "hija", desde que me adoptó.
Veo alguna de sus publicaciones. Ha estado pachucha, el trabajo bien, los estudios también. Sigue peleando, viviendo, me alegro.
No me atrevo a preguntar por sus demonios, aquellos que lo pintaban todo negro y paralizaban su vida.
Solo hemos cruzado unas frases, pero la noto animada, con ganas de seguir adelante, con un plan.
La lucha, seguro que continúa, los malditos demonios forman parte de nosotros y en ocasiones no nos queda más remedio que convivir con ellos. Conocerlos, para controlarlos, para usarlos en nuestro beneficio. Subirnos a sus hombros, para alcanzar el borde del pozo.
A veces, los demonios tienen nombre. Nombres que no por repetidos o conocidos, son más fáciles de entender o de combatir. Algunos de ellos, tienen nombres raros y que pronunciamos poco, por miedo, por vergüenza, por pudor.
Tengo un amigo, Javier, con el que he trabajado y viajado durante bastante tiempo. Le gusta comer, abundante y rico. Es un tipo que no se encoge, "echaopalante", buena gente, y gran profesional.
Y que yo sepa, tiene dos demonios (conocidos) con los que juega en muchas ocasiones. Uno de ellos, las salsas picantes.
Le encanta ir a un restaurante y pedir la salsa más picante que tengan, para una vez ha terminado su plato venido del mismísimo infierno, decir que no ha sido para tanto, con los ojos vidriosos y la boca torcida.
No se si el ejemplo hará más comprensible mi reflexión. Algo pica, pica mucho, los niveles de capsaicina rozan la locura, pero aún así los disfruta como si de una adicción se tratara. Un nivel más, hasta que los ojos se salen de las orbitas y las papilas gustativas se suicidan.
El demonio cocinando salsa picante, y pica, pero salgo victorioso.
El otro demonio, el queso. No me atrevería a decir cual es su predilecto, si el uno o el otro.
Todo lo que lleva queso, le sienta fatal. Sufre algún tipo de intolerancia a este producto pero le encanta, aun así, en todas las ocasiones en las que he compartido mesa con él y alguno de los platos que pedía llevaba queso, siempre lanzaba a quien nos atendía aquello de: "pero con doble de queso, por favor".
Al día siguiente, su aparato digestivo le pasaba factura, y de que manera. El demonio, poniendo doble de queso.
Javi, se comía el queso, pero pasaba una noche infernal. Su próxima pizza, seguirá llevando doble de queso, seguro.
Demonios que pican, que nos encantan, o que nos destrozan.
No, no todos los demonios son como los de Javi.
Hay que conocerlos, entenderlos, para luchar con ellos o contra ellos.
Un día, C. decidió seguir adelante y subirse a los hombros de sus demonios, para patearlos, para llegar más alto. Seguro que en alguno de sus bolsillos, hay queso, o salsa picante.
Aprendió que la victoria, a veces, es poder participar en la batalla del día siguiente.
Coge tus demonios, nos vamos a la calle.
Animo y suerte.

lunes, 27 de diciembre de 2021

Hombre de lunes con secreto

 


Me he hecho el propósito de leer uno, dos o varios poemas mientras tomo uno, dos o varios cafés. Acepto que en ellos, en los poemas, está la melancolía, eso que llaman amor y en muchos casos, la verdad más descarnada o la mentira más socorrida.
Es bueno, me sienta bien al amanecer. Son las galletas, o la tostada con mantequilla del desayuno que no hago. Son la ducha del alma, con agua, jabón y palabras.
Lloraba en el pasillo y le he traído su cama a mi lado. Ha visto algo en la terraza. Despliega todas sus poses, tics y TOCs. Tiembla como una hoja, mientras marca a un pajarillo que picotea las migas de pan del mantel que sacudí anoche. Si le abriera la puerta, habría un estallido de galopada, de instinto, para intentar cazar.
El pájaro, como si lo supiera, va dando saltitos por el poyete del muro en tono de burla.
Primero hacia un lado, después hacia otro. Cansado de su broma, se lanza al vacío para desilusión de ella y alivio mío.
Ni un solo pájaro podrá invadirnos. Ella esta ahí, vigilante, siempre.
El ascensor, sube y baja. Oigo como sus puertas se abren y cierran en la planta de abajo o en otra.
Vamos camino de los buenos deseos del nuevo año, de la nueva etapa.
A la vez, vendrán en tropel las cosas buenas, las no tan buenas y aquellas que durante mucho tiempo mantendrán heridas abiertas.
La fabada de Ángeles, que ya no haremos juntos.
Esos vinos con la Flaca, que tomaré mirando al cielo.
Las promesas incumplidas, los deseos no alcanzados.
El inicio de un camino, la esperanza de Ítaca, el océano y las playas inmensas.
Y claro, aquello que creíamos perdido y encontramos. Respuestas, personas, perdones y disculpas, más despedidas que recibimientos. Un nuevo libro, repleto de palabras escritas y habladas. Nieve, frío, miedo, dudas y certezas. De todo eso hubo, y más.
Vamos camino de los buenos deseos, del nuevo año, de la nueva etapa.
"Buenos días disfruta como si fuera el último", leo en una pequeña ventana.
Lo haré, deseando que haya muchos más. De perdidas, de encuentros, de planes, de playas inmensas, de caricias y de risas, de lágrimas y de heridas.
¡Vamos a ello!
Animo y suerte.
* El título "Hombre de lunes con secreto" corresponde a un poema del libro Almudena, de Luís García Montero.


domingo, 26 de diciembre de 2021

Más poesía, y garbanzos en la sopa

 


No llueve.
Había pensado hablar de la Megaprincesa, pero, paso.
También quería hacer que mi reflexión girara alrededor del refrán, 𝑵𝒐 𝒉𝒂𝒚 𝒎𝒂𝒍 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒊𝒆𝒏 𝒂𝒏̃𝒐𝒔 𝒅𝒖𝒓𝒆, pero, tampoco.
Estoy hablando de berzas y de como aliñarlas.
A la vez, de anosmia y del #putovirus.
Tengo el libro "Almudena", de Luis García Montero, con un marcador (𝙽𝚘𝚗𝚘𝚖𝚘𝚗𝚝𝚊𝚓𝚎) en el poema 𝗠𝗶 𝗳𝘂𝘁𝘂𝗿𝗼 𝘆 𝗛𝗲𝗿𝗮́𝗰𝗹𝗶𝘁𝗼.
Si, Heráclito, aquel que dijo:
𝑵𝒂𝒅𝒂 𝒆𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒂 𝒆𝒙𝒄𝒆𝒑𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒐.
Y el poema dice así:
𝗜𝗺𝗽𝗿𝗲𝘃𝗶𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼𝘀 𝗮𝗻̃𝗼𝘀.
𝗡𝗮𝗱𝗶𝗲 𝗯𝗲𝘀𝗮 𝗱𝗼𝘀 𝘃𝗲𝗰𝗲𝘀
𝗮 𝗹𝗮 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗮 𝗺𝘂𝗷𝗲𝗿.
Que bello, ¿verdad?
Isi anda un poco asustada. Esa costumbre de los petardos, no le hace ninguna gracia y hoy, ha dormido con Mara (literalmente). Busca la terraza, quiere salir. Eso, no cambia.
Me voy de una cosa a otra.
Llegan mensajes, de muchas partes del mundo, con buenos deseos. Mensajes positivos y mensajeros, a veces, positivos también.
La gran lotería del #putovirus.
Alcachofas salteadas. Rallaré piel de limón y queso Parmesano.
Sopa. Hay caldo rico. Igual le añado unos garbanzos. Estoy de antojo.
Oigo las patas de Isi sobre la tarima del pasillo derrapando al llegar a la cocina.
Vuelve a llover.
No hay mal que cien años dure. Ni cuerpo que lo resista.
Amén.
Animo y suerte.

viernes, 24 de diciembre de 2021

Estamos vivos



A los buenos días.
Crema de calabaza con semillas de sésamo, en marcha.
Seguiremos con un milhojas de patata "nuevo".
Y dejaremos más o menos preparados unos tomates rellenos de ensalada de arroz.
La parte vegana, casi lista.
Un caldo, si. Olla a presión y ¡caña!. La carne de ese caldo le encanta a Isi.
Mucho picoteo.
Cava. A ver si hago sitio en la nevera.
Y mañana, me han dicho que hay canelones. Yuhuuuuuu.
Mmmmm. Algo de postre, ¿no?.
Pues eso. Que el que no se conforma es porque no quiere.
Estamos vivos.
Animo y suerte.

jueves, 23 de diciembre de 2021

Titulares

 


Nada, que está porque no me toca. Creo que me devuelven 20 eurakos, y seguro que van para la del Niño.
Toca conformarse y enarbolar lo de "Salud que haya", que visto como esta atacando el Ómicron ya es buen deseo.
Oleada de quejas por esas "pedazo" de medidas del Gobierno Central. A partir del viernes, mascarilla en exteriores. Cada día me molesta más su uso, aunque, el fin de semana pasado, hice ejercicio de valentía (inconsciencia) y me metí en el metro. Ni distancia de seguridad, ni más frecuencia de trenes. ¡Libertad! ¡Vamos, vamos! ¡Es Navidad!
La de sandeces que he leído sobre esta decisión (la de llevar mascarilla en exteriores), pero que pocas sobre el regalazo de la Megaprincesa Isabel Natividad de España. Ayer a primera hora, la farmacia de al lado de casa parecía un 𝙖𝙛𝙩𝙚𝙧 𝙝𝙤𝙪𝙧𝙨, pero no, no era un tema de botellón y juerga. Era la cola del regalo navideño de la ínclita prócer. El test de antígenos.
Una hora después pasé a recoger mi medicación. Un letrero en la puerta de la farmacia avisaba de que los "regalos" se habían agotado.
Hicimos chascarrillo con la farmacéutica, jugando a expertos en Covid (ella con conocimiento, yo, por pegar la hebra). Habían sido 100, un centenar de test de antígenos los que habían llegado. Tal vez mañana lleguen más, pero no tengo el dato, me dijo bajando el tono de voz.
Mientras hablábamos y aunque los letreros pegados en la puerta de entrada debían estar hechos en Times del 230, seguían entrando personas que a voz en grito preguntaban por "lo suyo".
No se renuevan los contratos a los sanitarios. Ves, esa si hubiera sido una buena decisión.
- Que no falten médicos, ni sanitarios.
Pues no, esa, no.
Después de la lotería, llega la semana de los buenos deseos. Lo de Feliz Navidad y próspero Año Nuevo.
Un buen amigo, me envía la consabida felicitación y sus buenos deseos, yo devuelvo los míos de todo corazón. Pero en su correo, viene algo más.
Hay un enlace (os lo pongo más abajo) a un medio de comunicación gallego al que le tengo mucho cariño, por motivos personales y profesionales.
¿𝑸𝒖𝒆́ 𝒕𝒊𝒕𝒖𝒍𝒂𝒓 𝒕𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒂𝒓𝒊́𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒑𝒖𝒅𝒊𝒆́𝒓𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒍𝒆𝒆𝒓 𝒆𝒏 𝟐𝟎𝟐𝟐?
Pues sí, mira, voy a dejar el mío:
"𝐘 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐩𝐞𝐧𝐭𝐞, 𝐚𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐞𝐫𝐫𝐨𝐫𝐞𝐬"
Animo y suerte.
*Gracias, Miguel.
* Siguiendo el enlace puedes enviar tu deseo para 2022
https://felicitacion.lavoz.es/

#100cafesmasconunputovirus
#100cafesy2000paracetamoles
#uncafealamanecer
#lavidaenunataza

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Construcciones

 


Me he levantado pensando en la cena de Nochebuena.
Unos tomates rellenos, si. Eso, seguro.
Estantería.
Había una revista de esas que se titulaba algo así como:
+𝟒𝟎𝟎 𝐑𝐄𝐂𝐄𝐓𝐀𝐒 𝐄𝐗𝐂𝐋𝐔𝐒𝐈𝐕𝐀𝐒. 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚𝐬 𝐲 𝐨𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥𝐞𝐬. Y recuerdo que tenía platos vegetarianos.
Ya he recorrido todos los armarios dos veces.
¡Si! ¡Aquí esta!
Increíble. Aún está con el plástico protector.
Recetas nuevas y originales de 2017. Tengo donde elegir.
Debo confesar que la Navidad me dejó de gustar hace tiempo. Imagino que como a muchas personas.
Hay un tiempo de Navidad perfecta. Poco a poco, se va rompiendo a trocitos, que nadie vuelve a juntar. No, tienes razón. La culpa no es de la Navidad.
Piensa un poco. Repasa tus Navidades. ¿Hubo quien construía tu Navidad y simplemente la disfrutabas? ¿Alguien construía "su" Navidad y tu pasabas por allí? ¿Has construido la Navidad de alguien? ¿La tuya?. Momentos, personas, lugares, situaciones.
Igual que las construcciones de bloques de madera (me encantaba jugar con ellas). Con el tiempo se van perdiendo piezas.
Un arco, una que conectaba lo de arriba con lo de abajo, o las de colores más vivos. Aquella tan grande sobre la que se apoyaba lo más complejo de la construcción, o aquella otra, tan pequeña, que era capaz de colocarse en cualquier lugar y darle más altura y fuerza a todo.
Al final, el juego se arrincona y ocupa el lugar más difícil de acceso en la estantería, para acumular polvo y recuerdos.
Y, a parte de los tomates rellenos, ¿Qué más preparo?
Estantería.
Si, ahí esta. Hoy toca construir Navidad, aunque te falten piezas.
Feliz Navidad.
Animo y suerte.

martes, 21 de diciembre de 2021

Y van 19

 


Ya son 19 vueltas al sol. Haces que el inicio del invierno, sea primavera. Que aparezca ese punto explosivo de cuando todo florece. Haces que cualquier plan sea locura, que cualquier imposible este al alcance de la mano.
Me da igual que lleves trenzas, moños o el pelo rapado. Me da igual, si hoy tus uñas miden un metro, o van pintadas por dentro y llevan mil y una estrellas.
Incluso, me da igual, tu falta de orden, como te maquillas o como te vistes.
Me gusta como caminas al salir a la calle, queriendo comerte el mundo con esa boca tan pequeña y a la vez, temo y tiemblo por que el mundo no te trate bien.
Sonrío cuando recuerdo tus ensayos intensos e intensivos, tu ir y venir. Tus ganas de conseguir el objetivo.
Se de tus demonios, se de tus luchas, de tus dudas y de tus miedos. Pero también se de tu fuerza, de tu tesón, de tu actitud.
Cada día me cuesta más seguirte, tu fuerza me supera. No pares, sigue.
No dejes de pedir ese "abracito" cuando lo necesites.
Ya son 19 vueltas al sol. El camino está ahí, para ti.
Te quiero, Blanki. 💕

lunes, 20 de diciembre de 2021

Aullar toda la noche



Llevo varios días sin afeitarme y esa barba a medio cocinar, pica.
Me he ido a la cama relativamente pronto. He leído unas páginas y me ha vencido el sueño.
Sobre la 1:30, rascar cuello. Más. Más. Tengo frío, o creo que tengo frío.
Me levanto sin hacer ruido.
Me preparo una infusión. Leo las noticias en el ordenador.
Llega Blanki. No le extraña verme levantado. A mi si, que ella llegue tan pronto.
Le digo que coma algo.
La oigo trajinar, se va al sofá.
Leo, sobre un tipo en el corredor de la muerte. Sanchez, la va a liar el miércoles. A buenas horas mangas verdes.
Blanki se va a la cama.
El vecino, tiene la luz del baño encendida. ¿Le picará la barba también?
Me voy a la cama. Juego durante un rato a uno de esos juegos de romper bolitas, cuadrados, que dicen que relajan, pero que lo único que consiguen romper es el tiempo.
Me sigue picando la barba. Intento dormir.
Pero no. Mi cabeza ha decidido que tiene cosas estúpidas que hacer.
La ansiedad, tiene eso. Está ocupada, trabaja a cualquier hora y de paso, nos ocupa.
Me levanto de nuevo, las 4:15. Voy al lavabo. Dudo entre otra infusión o un café. Total, ya no dormiré.
He salido más preparado. Llevo un grueso albornoz y he subido un poco la calefacción.
Patricia Benito esta en Brooklyn. Leo su #𝗛𝗮𝗻𝗮𝗺𝗶 𝟳, y me entero de sus positivos y de sus negativos. Me alegro de que se encuentre mejor y que tanto el #putovirus como la ansiedad, estén bajo control.
No suelo ver series de televisión, pero el otro día vi que Dexter, el asesino en serie, tenía segunda temporada. Una de esas tardes tontas, me vi la primera temporada del tirón, y empecé a ver la segunda. Me cansé.
Vuelvo a tener dudas. ¿Café? ¿Me afeito e intento dormir? ¿Dexter?
Vuelvo a Patricia Benito y le robo su canción. Es bonita.
Voy hasta la cocina. Blanki se ha dejado el frigorífico abierto (suspiro).
¿Café? ¿Infusión?
Como Patricia, necesito esconderme.
𝗬𝗼 𝗵𝗮𝗯𝗶́𝗮 𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼 𝗮 𝘀𝗮𝗹𝘃𝗮𝗿𝘁𝗲
𝗧𝘂́ 𝗻𝗼 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗮𝗱𝗶𝗲 𝘁𝗲 𝘀𝗮𝗹𝘃𝗲
𝗬𝗮 𝗻𝗼 𝗵𝗮𝗯𝗶́𝗮 𝗻𝗮𝗱𝗶𝗲 𝗮𝗹 𝘃𝗼𝗹𝗮𝗻𝘁𝗲
𝗦𝗼𝗹𝗼 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗼 𝘂𝗻 𝗽𝗹𝗮𝗻
𝗬 𝗮𝘂𝗹𝗹𝗮𝗿, 𝘆 𝗮𝘂𝗹𝗹𝗮𝗿 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲
𝗔𝘂𝗹𝗹𝗮𝗿, 𝗮𝘂𝗹𝗹𝗮𝗿 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲
𝗛𝗮𝘀𝘁𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗲 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗲 𝘀𝗶𝗻 𝘃𝗼𝘇
Van a ser las 6:00. Me da que va a ganar el café, con Dexter.
A los buenos días.
Animo y suerte
*Diazepam - Leiva, Natalia Lafourcade