Me he levantado pensando en la cena de Nochebuena.
Unos tomates rellenos, si. Eso, seguro.
Estantería.
Había una revista de esas que se titulaba algo así como:
+𝟒𝟎𝟎 𝐑𝐄𝐂𝐄𝐓𝐀𝐒 𝐄𝐗𝐂𝐋𝐔𝐒𝐈𝐕𝐀𝐒. 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚𝐬 𝐲 𝐨𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥𝐞𝐬. Y recuerdo que tenía platos vegetarianos.
Ya he recorrido todos los armarios dos veces.
¡Si! ¡Aquí esta!
Increíble. Aún está con el plástico protector.
Recetas nuevas y originales de 2017. Tengo donde elegir.
Debo confesar que la Navidad me dejó de gustar hace tiempo. Imagino que como a muchas personas.
Hay un tiempo de Navidad perfecta. Poco a poco, se va rompiendo a trocitos, que nadie vuelve a juntar. No, tienes razón. La culpa no es de la Navidad.
Piensa un poco. Repasa tus Navidades. ¿Hubo quien construía tu Navidad y simplemente la disfrutabas? ¿Alguien construía "su" Navidad y tu pasabas por allí? ¿Has construido la Navidad de alguien? ¿La tuya?. Momentos, personas, lugares, situaciones.
Igual que las construcciones de bloques de madera (me encantaba jugar con ellas). Con el tiempo se van perdiendo piezas.
Un arco, una que conectaba lo de arriba con lo de abajo, o las de colores más vivos. Aquella tan grande sobre la que se apoyaba lo más complejo de la construcción, o aquella otra, tan pequeña, que era capaz de colocarse en cualquier lugar y darle más altura y fuerza a todo.
Al final, el juego se arrincona y ocupa el lugar más difícil de acceso en la estantería, para acumular polvo y recuerdos.
Y, a parte de los tomates rellenos, ¿Qué más preparo?
Estantería.
Si, ahí esta. Hoy toca construir Navidad, aunque te falten piezas.
Feliz Navidad.
Animo y suerte.
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