Hola. Me dicen que te vas.
Tal vez, mientras escribo estas líneas, te habrás ido ya.
Hablamos cuando me pediste los libros y también en junio, cuando supiste que quería cambiar de coche.
En medio, una llamada. Tu misma no entendías porque llamabas a un "desconocido".
Poco a poco, se entendió la necesidad.
Hablamos de mirar el amanecer. De esas lágrimas que corrían por la mejilla.
Tu, en la ventana de casa de tu madre. Yo, en la terraza.
Se te notaba agotada, llena de cansancio. Ella, ya mayor. Esa puta ansiedad que todos arrastramos. Hablamos del cuidado del cuidador. Había mucha soledad, mucho desamparo.
Aun tengo algún mensaje tuyo. Ayer volví a escucharlo. Voz de Ducados, de mucho hablar y mucho reír. Fueron minutos en los que te sentí caída.
Sin tener muy claro como responder, mi tono parece que ayudó a que el nuevo amanecer lo vieras de otra forma. No, no hablamos de ese bicho que te comía por dentro desde hace tiempo.
Sé por M., de tu fuerza, de tu alegría, de tus desdichas.
- Si, tenemos que tomar ese café. O mejor, un vino, o dos.
- Y pregúntale a M. quien soy. Y qué te cuente anécdotas, llevamos siendo amigos...buffff
No lo hice, no le pregunté a M. Con ese ofrecimiento hubo bastante para abrirte mi puerta.
Tu, en aquella conversación, no solo abriste tus puertas y ventanas sino que desplegaste escaleras, pasarelas y puentes.
Me dicen que te vas. Tu cuerpo aun sigue aquí, pero tu has partido.
Está siendo un mes de bienvenidas maravillosas y de despedidas que rozan la culpabilidad.
Alguien, a 17.000 km, trata de comprender mi malestar, mi enfado.
Si. No hacen falta halagos, ni buenas palabras en la despedida. No es necesario ni tan siquiera "conocer" a quien despides.
Esta siendo un mes de despedidas culpables.
Ese café, ese o esos vinos, quedaron pendientes para mejor ocasión.
Lástima, ya no la habrá.
La Flaca se nos va, despacio, sin montar bronca, sin despedirse..., me dijo M.
Así me enteré ayer, de que ese puto bicho te había puesto en la barca de Caronte. En cualquier momento, tal vez ya, partirás.
Hoy, al amanecer, pienso en ti pelirroja.
Buen viaje, Flaca.
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