jueves, 28 de abril de 2022

Domestícame



No ha sido buena idea. Estar informado de lo que ocurre, filtrando los matices de posicionamiento que quien escribe o describe la información hace, es bueno.
Pero lo de hoy, sea por el cansancio que acumulo o por las noticias en si, ha sido mucho.
He quitado cualquier matiz y, aun así, me siento fatal.
Que os voy a decir de la guerra. Mal, muy mal.
La política, no anda mejor. Obreros y parados, votando a Le Pen. Directivos y empleados, Macron. Y, por cierto, ¿Qué diferencia existe entre obrero y empleado?
El #putovirus sigue ahí. El Papa Francisco, habla de las suegras. Los teléfonos espiados generan curiosidad. ¿Qué secretos desvelaron?
Sanidad desmiente que su estrategia de salud cardiovascular vaya a prohibir el vino en el menú. Lo que nos faltaba. ¿Dónde quedó aquella frase? ¡Viva el vino!
Que fácil es crear un bulo. Somos una pandilla de ignorantes. Y eso es, mal, muy mal.
¿Tu sabias algo de Transnistria? Yo, no.
Retrocedemos. Puede ser que solo te des cuenta si miras adelante.
¿Qué es lo importante?
Piensa cinco cosas que te parecen importantes.
No, no me digas que tienes el síndrome de "hoja en blanco". Venga, va.
Mmmmm.
La salud, la familia, el tiempo, el amor y la amistad.
En ese orden o en otro.
¿Analizamos?
La salud. ¿Y esos atracones? ¿Y los placeres efímeros y pasajeros? ¿Y toda esa cloaca de ideas que te bullen en la cabeza?. Salud física y mental.
La familia. Base fundamental de la sociedad. Esa sociedad que te cae como el culo y que te encantaría prenderle fuego. Pirómano, mala gente eres... por favor.
El tiempo. Vaya, vaya. Valioso y no renovable. Una vez que se va, ya no vuelve. ¿Lo aprovechas?
¿Sigo?.
Igual lo importante, es lo esencial.
Lo esencial, eso que es invisible a los ojos.
Hoy, como el Principito domesticando al zorro, habrá que cerrar los ojos para ver lo esencial.
Animo y suerte.
*El Principito: Capitulo 21

martes, 26 de abril de 2022

El cordón del zapato



Otro de esos días que te despiertas como si hubieras dormido doce horas del tirón y, cuando miras el reloj, solo han paso dos horas desde que te acostaste.
Una infusión. Te levantas y notas, de verdad, cuantas horas de descanso te faltan.
¿Cómo de atormentada estuvo el alma de Bukowski?
La taza da vueltas en el interior del microondas. El agua, en la taza, empieza a burbujear.
Dejaré de leer en la madrugada a Luis García Montero. Su sitio es el amanecer.
N, estará soñando con su boda. Será a los 31, en el pueblo de su novio D. Y de postre, tomarán helado de chocolate.
La bolsita de hierbas sube y baja con mi movimiento. El agua cambia de color.
Pienso en Du Fu, en Li Po. Poetas chinos de la dinastía Tang, allá por el año 700.
𝑴𝒊𝒅𝒆 𝒎𝒊𝒍 𝒗𝒂𝒓𝒂𝒔 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒃𝒆𝒍𝒍𝒐 𝒄𝒂𝒏𝒐.
𝒀 𝒎𝒊𝒔 𝒕𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆𝒛𝒂𝒔 𝒎𝒊𝒅𝒆𝒏 𝒐𝒕𝒓𝒐 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒐.
𝑴𝒆 𝒎𝒊𝒓𝒐 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒋𝒐 𝒄𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍𝒊𝒏𝒐,
𝒚 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒆𝒙𝒑𝒍𝒊𝒄𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒆𝒔𝒄𝒂𝒓𝒄𝒉𝒂𝒏𝒅𝒐.
¿Almas atormentadas? Charles, habla de ellos en 𝐄𝐥 𝐢𝐧𝐜𝐞𝐧𝐝𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐬𝐮𝐞𝐧̃𝐨.
Podría cambiar la infusión por vino. La barba de varios días, el pelo desmadejado. Beber directamente de la botella, con desprecio, dejando que se escurra por mi barbilla hasta manchar mi pijama, mis pies; y entre los dedos de la mano, amarillentos, un pitillo consumiéndose.
Hubo días de alma atormentada, de días como navajas y noches llenas de ratas.
Y el microondas ya no gira, y la bolsita de hierbas duerme en el fondo de la taza.
Leo 𝐄𝐥 𝐜𝐨𝐫𝐝𝐨́𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐳𝐚𝐩𝐚𝐭𝐨. La serie continua de pequeñas tragedias puede llevar a un hombre al manicomio.
"...𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒍𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒔𝒖 𝒂𝒎𝒐𝒓
𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒓𝒅𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒔𝒖 𝒛𝒂𝒑𝒂𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒑𝒓𝒊𝒔𝒂."
Así de simple. Te agachas para atar tu zapato y acabas en el manicomio.
Y N, seguirá pintando maravillosos cuadros llenos de colores y de fuerza. Y seguirá soñando con su boda a los 31, con su Aquarius de naranja con pajita y su helado de chocolate.
Y yo, tomaré infusiones en la madrugada mientras escribo y deseo que mañana, al agacharme para atar el cordón de mi zapato, no se rompa.
Lo dicho, García Montero al amanecer, y Bukowski en la madrugada.
Animo y suerte.

sábado, 23 de abril de 2022

Espejos y tapacubos



Oigo a Mirlo y a sus amigos hace rato.
Como es habitual, lleva la voz cantante.
Su pico, anaranjado, resalta sobre su plumaje oscuro. Salta de la barandilla al poyete, suelta la parrafada y vuelve al poyete.
Los otros, en medio de un barullo de voces, parecen divertidos.
Hace un gesto de saludo con su cabeza, yo, le contesto.
Voy a la cocina y pongo en un bol unos frutos secos.
Al salir a la terraza, noto un revoloteo y un "¡que viene, que viene!".
En la esquina de la pérgola está Mirlo. Ya me vio antes, no se asusta. Ha llovido y hace algo de frío.
- ¿Todo bien? Hace días que no coincidíamos.
- Si, fenomenal. ¿Y tu? Te veo con energías.
- Eso, siempre.
- ¿La familia? ¿Los amigos?
- Si, todo bien. O por lo menos sin posibilidad de queja.
- Me alegro.
Al otro lado de la calle, sobre las cornisas y las inútiles antenas de televisión, sus asustadizos amigos nos observan.
Si no fuera tan habitual escuchar el trino de los mirlos, podríamos pensar que es superior al del ruiseñor. Su melodía es la más musical.
Se lo digo y Mirlo agradece mi comentario.
- Que distintos somos ¿verdad?
- No creas, somos tan obtusos y obstinados como vosotros. A veces, nos agotamos luchando contra nuestra propia imagen reflejada en un espejo, en un cristal o en el tapacubos cromado de la rueda de un coche.
Tengo que volver al trabajo. Servicios, catálogos, clasificaciones y categorías. Procesos, mejora. Ordenar, gestionar, medir para existir.
Y cajas, y más cajas. Sigo en la migración.
- Te echaré de menos.
- Y yo a ti.

jueves, 21 de abril de 2022

This is him!



Hace más de media hora que doy vueltas en la cama.
Demasiado pronto para levantarme. Tengo calor.
He puesto el aire acondicionado. Demasiado ruido y ahora, tengo frío.
Está claro. Arriba.
En pijama me dirijo a recepción. Oigo voces que vienen de tres pisos más abajo.
Me molesta la barba, me pica. Demasiados días sin afeitar.
"Abriendo puertas"
Nos damos los buenos días y ellos siguen con una conversación que no entiendo, de sumas, restas y operaciones, mientras, me dirijo a la zona del desayuno.
Hay servicio libre de café, zumos e infusiones.
Me rasco por debajo de la mascarilla. Uno largo. Cuando acabe, añadiré un expreso.
Nos despedimos fugazmente.
"Cerrando puertas". Ellos siguen con sus números.
Estos días a la hora de comer solo ensalada y un plátano. Café y trabajo.
Tengo que hacer la maleta. Viaje de vuelta. Llegaré tarde y he dormido poco.
Música, muy bajita.
Tal vez me falten endorfinas, dopamina o serotonina.
Seguro.
No, no es una queja. Ni tan siquiera me molesta.
Estoy en mi "salsa". Pero creo que necesito más "salsa" placentera.
Vale, lo acepto. Lo quiero todo. Y tengo la suerte de que a veces, lo consigo o creo que lo consigo.
"La siguiente alarma sonará en 1:00 hora"
Que complejos somos. Lo fácil que sería, simplemente "estar". Pero nos empeñamos en "ser".
La obra, que se suponía empezaba el mes que viene, en marcha.
Vuelvo el martes, me voy el viernes.
Hay momentos en que la confianza abruma. Confío en ti. ¿Sabes que confío en ti?
Tengo toda mi confianza depositada en ti. Confío en tu consejo, en tu opinión, en tu criterio, en lo que dices, en lo que piensas.
Y mientras, tu, duermes poco y vas en pijama por los pasillos del hotel a buscar un café.
Te miras al espejo. Una ducha. Este cepillo de dientes, lo tengo que cambiar.
Que bien huele esta colonia, y alguien dentro de ti repite:
"Confío en ti".
Y me he vuelto a golpear con la lampara asesina. ¡Joder!
Animo y suerte.

miércoles, 20 de abril de 2022

Algún día



Llevo días de lluvia, de viento, frío y muy pocos de sol.
No acabo de estar a gusto.
Carretera, aeropuertos, hoteles. Y vuelta a empezar.
Hoy, hemos terminado pronto. Bueno, no es toda la verdad y nada más que la verdad. Ya no era capaz de que mi cabeza siguiera centrada en lo que debía hacer. Mejor dejarlo. Salir a la calle y cruzando el mar de plástico, llegar a este aséptico hotel.
Escucho alguna tos en la habitación de al lado. Las paredes son de papel.
He buscado 𝗦𝗼𝗺𝗲𝘄𝗵𝗲𝗿𝗲 (West side Story).
𝐴𝑙𝑔𝑢́𝑛 𝑑𝑖́𝑎, 𝑒𝑛 𝑎𝑙𝑔𝑢́𝑛 𝑙𝑢𝑔𝑎𝑟,
𝑣𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑎 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑣𝑖𝑣𝑖𝑟...
𝑉𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑎 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑜𝑛𝑎𝑟...
𝐸𝑛 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒
Algún día.
Ha dejado de oírse la tos.
Tengo un libro por terminar. He puesto música. Hay una pequeña y asesina lampara sobre la mesa de trabajo. Debo recordar lo de asesina. En una de las estancias anteriores, no lo recordé y consiguió marcar mi piel, camino de profunda herida en la frente.
¿Y si me tumbo y duermo un rato?
No. Vendrán a buscarme para salir a cenar.
Miro por la ventana. A la izquierda, al fondo, el mar azul.
Me noto cansado. Se porque estoy aquí.
𝐴𝑙𝑔𝑢́𝑛 𝑑𝑖́𝑎, 𝑒𝑛 𝑎𝑙𝑔𝑢́𝑛 𝑙𝑢𝑔𝑎𝑟,
𝑣𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑎 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑣𝑖𝑣𝑖𝑟...
𝑉𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑎 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑜𝑛𝑎𝑟...
𝐸𝑛 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒
Estoy aquí, para poder buscar algún lugar.
Algún día.
¿Cuánto tiempo queda?, me pregunto.
Todas las horas del día, seguro.
Animo y suerte.

miércoles, 13 de abril de 2022

Esto, empieza

 


Me ha despertado la lluvia. Es abundante y lleva ya un rato cayendo.
Isi, duerme en el sofá rodeada de cojines. Ha levantado la cabeza y me ha mirado, pero con mínimo interés. La he tapado con su manta mientras volvía a su forma de ovillo
Un café. Me quedo delante del ventanal mirando hacia el mar, que no distingo por la oscuridad.
Algunas farolas dejan ver la calle, otras convierten los edificios en monumentos huecos. Solo una ventana iluminada.
He encendido la luz del baño y he dejado la puerta entreabierta. No necesito más.
En las noticias soy un señor mayor. La incidencia del #putovirus alcanza los 433 casos por cada 100.000 habitantes y ya se habla de las variantes XD, XE y XF
La guerra sigue. También es un señor mayor quien dirige estos ataques. Dvornikov, el mismo que dio las ordenes en Siria. Otra guerra, si. Pero esa importó menos.
Pelea léxica entre pillería y corrupción. Los chicos de la derecha, en su línea.
En Francia, dicen que los ricos votan a Macron y los obreros a Le Pen. ¿A quien votaran en la segunda vuelta los seguidores de Mélenchon? Un centro que es derecha, una izquierda dividida. O sea, en su línea.
Leo titulares vomitivos, dedicados a alimentar la ignora y la polarización. Es jodido ganarse la vida, pero hay formas mucho más honradas.
Otro café.
Oigo las gotas golpear sobre la barandilla. Una sinfonía asincopada.
Preparar las reuniones de hoy. Tres seguidas y después, seguramente, más.
Saldré a buscar a las chicas, llegan en tren, a la hora de comer.
En los Euromillones un premio de 99. En La Primitiva, 24.5. En Bonoloto, 2.8. Y en El Gordo de la Primitiva, 8.1 millones.
No necesito tanto. Solo un poquito para dejar de trabajar por dinero. Para que el dinero deje de ser algo importante.
El dinero es una mierda. Sobre todo para el que lo tiene.
Esto, empieza. Ha dejado de llover.
Animo y suerte.

lunes, 11 de abril de 2022

Seguimos construyendo

 


En unos días, un paso más.
Ese tabique de la entrada, el que pega a la cocina, desaparecerá.
La puerta del baño será corredera y el otro tabique, el de la habitación pequeña, también se va.
Las puertas, las ventanas, se cambian.
Hay que terminar de vaciar todo. El sofá, las literas, la lavadora y el frigorífico, el horno. Todo fuera.
Cuando volvamos, será para quedarnos. Un mes o un año. Quien sabe.
Leo las noticias. Me hacen poco efecto.
¿Y si estuviéramos equivocados?.
¿Y si todas nuestras convicciones, todo en lo que creemos, fuera un error?.
Veo los resultados de las elecciones en Francia. El ascenso generalizado, en toda Europa, de la ultraderecha.
Ayer, un reportaje sobre el pueblo checheno. Islamismo. Odio y temor a la civilización occidental. Hay paz, por fin, vive y deja vivir.
¿Quiénes somos para determinar lo que está bien y lo que está mal?
A 12.000 km., pulsando un botón, nos vemos sonreír. Buscamos un lugar, ese lugar donde deseamos que todo sea mejor, o simplemente donde podamos sentir el tiempo pasar. El tiempo que nos quede.
Civilización occidental.
Pienso en Antonio, en que me gustaría compartir sus tomates ahumados, su pasión por las hierbas aromáticas, buscar setas o plantar, en el huerto urbano, los chiles que luego cocinará. Unir, como él dice, la tierra y el cielo. Pasear por la montaña. Poder ver el mar.
Una espuma de mahonesa de perejil y berros, sobre una ostra del Delta, a la plancha.
Una copa de vino. El zumo de mandarina, la piel, su aroma.
"Contamos estrellas todas las claras noches mediterráneas mientras tomamos una copa y nos damos cuenta de que lo mas bonito y apasionante de esta historia es construirla día a día y aportar la ilusión que nos ha hecho llegar hasta aquí."
No, ahí no hay error. Seguimos construyendo.
Animo y suerte.

sábado, 9 de abril de 2022

Alguna aventura está por venir



Hoy se me hace difícil poner en palabras todo lo que sentí ayer.
Participé como "lector" en la exposición 𝑵𝒂𝒕𝒖𝒓𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝑰𝒏𝒕𝒆𝒓𝒏𝒆𝒕 (Cuttoo.es).
Elegí un texto. Sabía que no podría controlar la emoción y que seguramente me sería muy complicado hacerlo. Ella, decidió que fuera el primero en "𝓵𝓮𝓮𝓻 𝓮𝓷 𝓿𝓸𝔃 𝓪𝓵𝓽𝓪 𝓮𝓷 𝓵𝓪 𝓹𝓾𝓮𝓻𝓽𝓪 𝓭𝓮 𝓼𝓾 𝓬𝓪𝓼𝓪".
Hizo, descalza y sentada en el suelo, una pequeña introducción a lo que a continuación ocurriría. Yo le había dicho el texto elegido, pero, sus amigos que participarían a continuación, le guardaban algunas sorpresas.
Con sus palabras, con su forma de mostrarse ante un público atento y entregado, noté el nudo en la garganta y supe que aquello se llenaría de lágrimas.
Vulnerable, emocionado, las palabras salían lentamente. Parpadeando para que las lágrimas me dejaran poder seguir y ver la línea siguiente.
"𝖠 𝗆𝗂́, 𝗅𝖺 𝗏𝗂𝖽𝖺, 𝗆𝖾 𝗉𝖺𝗋𝖾𝖼𝖾 𝗎𝗇 𝗌𝗎𝗌𝗉𝗂𝗋𝗈. 𝖤𝗅 𝗍𝗂𝖾𝗆𝗉𝗈 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾, 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾 𝖽𝖾𝗆𝖺𝗌𝗂𝖺𝖽𝗈 𝗋𝖺́𝗉𝗂𝖽𝗈. 𝖬𝖾 𝖺𝖿𝖾𝗋𝗋𝗈, 𝖺𝗉𝗋𝗂𝖾𝗍𝗈 𝗅𝗈𝗌 𝗉𝗎𝗇̃𝗈𝗌 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗇𝗍𝖺𝗇𝖽𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈 𝖾𝗌𝖼𝖺𝗉𝖾, 𝗉𝖾𝗋𝗈 𝗌𝖾 𝗏𝖺."
Creo que, en esta frase, necesité varias pausas que me parecieron interminables y pensé que sería incapaz de terminarla.
Levanté la cabeza y la busque con la mirada, pidiendo ayuda.
Allí estaban ellas. Las que me soportan, las que me cuidan, las que me enfadan y me preocupan, las que me llenan de orgullo, las que buscan un abrazo o se rebelan y lloran de rabia o de impotencia.
Éramos unos náufragos en el mismo mar de lágrimas.
"𝐸𝑠𝑒 𝑣𝑒́𝑟𝑡𝑖𝑔𝑜, 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒 𝑐𝑎𝑚𝑏𝑖𝑎𝑟 𝑒𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑜𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜. 𝐸𝑠𝑒 𝑚𝑖𝑒𝑑𝑜. 𝐴𝑦𝑒𝑟, 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑖́. 𝐷𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜. 𝐴𝑦𝑒𝑟, 𝑔𝑎𝑛𝑒́."
Ayer gane.
Entre los aplausos, me abracé a ella. Salvado, estaba salvado. Ella me cuidaba. Dejé que las lágrimas salieran sin preocuparme de más. Todo estaba bien.
El pan y la sal de Ros, ese café con galletas de Irene mientras Lucas leía de perdidas y amores, intentando olvidar. Gaspar quería fumar un "piti" pero, nervioso y emocionado, dejó que fuera Lucas quien lo liara.
Allí, apoyado en una columna, descalzo, sorbiendo mis mocos y limpiando mis lágrimas, vi amigues ofreciéndose el pan y la sal, tomando un café, fumando un "piti", leyendo en voz alta en la puerta de tu casa.
Gracias Mara Sannia. Gracias por contar conmigo y darme tanto. Gracias por cuidarme. Te quiero. Os quiero.
Animo y suerte.

miércoles, 6 de abril de 2022

Cartas que nunca enviaré (XXVII)



Hola. No hay noticias.
Cierto es que tengo difícil asomarme a la ventana para verte pasar, o preguntar a algún conocido común, que es de ti.
Llevo unos días en otra cosa.
Ha hecho un tiempo muy desagradable. Aire, frio.
Ahora, aquí, llueve otra vez. Llover en el desierto.
Duermo regular, y no es por preocupación. Me despierto pronto, escribo, trabajo. Mucho por hacer.
Es un hotel de esos "de concepto". Colores claros. Ni un vaso en el lavabo. Desayuno, espartano y monótono, cerca de un centro comercial. En medio de ninguna parte.
Dicen que para cuidar el medio ambiente no limpian la habitación todos los días. Seguro que algo ahorran. El día de limpieza, hoy, te hacen la cama y ponen una pegatina sellando la puerta, para "tu protección".
Las paredes son confidentes de cualquier conversación, no sabes si viene de la izquierda, de la derecha, de arriba o de abajo.
El pasillo es como copiado de "El resplandor". En tonos grises, sin papel pitando. Todo muy actual. Me veo tomando la curva con mi triciclo y las gemelas, de la mano, al fondo.
Te mandé un mensaje, dos. Por saber de ti.
Pensé en llamarte, pero el suspense, me congeló.
He bajado en pijama a recepción. Un café largo con buenos días. De vuelta, ni rastro de triciclo, no hay aparición.
Escribo, trabajo.
Hay noticias. Otra carta que tampoco enviaré.
Cuídate mucho. Amaneciendo.

domingo, 3 de abril de 2022

En este rincón

 


El viento dio algo de tregua ayer a ultima hora. De nuevo vuelve a soplar, pero de otra manera. Sigue haciendo frío, o mejor, yo siento frío.
Los armarios ya están vacíos. Este tabique va fuera. Hay que cambiar la puerta, las ventanas. Echaré de menos escuchar el silbido del viento en las rendijas. La cocina puede quedar bien.
Bolsas, cajas. Más bolsas y más cajas. Estanterías desmontadas. Un ventilador.
Hay que buscar a alguien que se lleve todo lo demás.
Un cristal roto. La llave de paso del agua. Cerrajero.
Miro el mar. Entre él y yo, antes, pasaba el tren. La vía pronto desaparecerá.
En el lateral de una estantería hay dibujos, frases que forman un flujograma.
En este rincón ---> Quiero ser de acero ---> Estas donde el tráfico duerme ---> Y el viento me despierta
En este rincón ---> Todo pasa ---> María y Luis se bañaban ---> Aquí
"𝑰𝒏𝒄𝒍𝒖𝒔𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒍𝒐𝒎𝒂 𝒂 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒂𝒍𝒓𝒆𝒅𝒆𝒅𝒐𝒓, 𝒐𝒄𝒖𝒓𝒓𝒂 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒐𝒄𝒖𝒓𝒓𝒂, 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒂 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒊𝒄𝒊𝒂, 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒊𝒎𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒚𝒖𝒏𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒉𝒖𝒆𝒗𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒃𝒂𝒄𝒐𝒏 𝒚 𝒐𝒄𝒖𝒑𝒂𝒏𝒅𝒐𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒂𝒔𝒖𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒅𝒊́𝒂 𝒚 𝒅𝒆 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆"
Maleta. Tren. Madrid. Otra maleta. Avión. Desierto.
Empieza a salir el sol. Una nueva pelea se libra en el cielo.
Animo y suerte.
* Fragmento de "La muerte de Virginia" - Leonard Woolf
Gracias Mara Sannia
Gracias F.G.Mongay