domingo, 28 de febrero de 2021

El emérito y yo



Está claro que hasta que Hacienda no llama a tu puerta, todos somos un poco "bocas".
¿Quién no ha tenido que pedir a familiares y amigos para "abonar" esos pequeños descuidos, olvidos o errores (por ignorancia) en la declaración?
¿Quién no ha recibido esa "Notificación del requerimiento"?
¿Quién no ha hecho sus alegaciones al requerimiento?
¿Quién no ha recibido la "Notificación de resolución con liquidación provisional"?
¿Quién no ha recibido una aceptación parcial de sus alegaciones?
¿Quién no ha solicitado el aplazamiento de una deuda con la que no está de acuerdo?
¿Quién no ha recibido una notificación de sanción, porque no ha pagado sino que ha reclamado?
(Pasa como con las multas de tráfico, si pagas, te hacen descuento y si reclamas..., te sancionan. Claro, si pagas la sanción, hay descuento... y si vuelves a reclamar...)
¿Quién no ha vuelto a presentar un recurso de reposición contra la sanción?
¿Quién no ha esperado años la resolución del Tribunal económico-administrativo Regional?
Y claro, sin olvidar que a partir de la reclamación, la deuda devenga intereses... o sea.
Y todo esto en pandemia, pidiendo cita previa y el plazo corriendo.
¡Ah! ¿A ti no te ha ocurrido?
Ves, ves como eres un "bocas".
No me lo puedo creer. ¿Solo nos pasan estas cosas al Emérito y a mi?
¡Cachis!.
Voy a ver si le llamo y me presta algo.
Animo y suerte.
Pdta.: Si necesitas un buen gestor, te paso el contacto; aunque no se si te servirá de mucho.
𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝘁𝗼𝘃𝗶𝗿𝘂𝘀
𝙑𝙀𝙉𝙏𝘼 - 𝟱% 𝗱𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗼 𝘆 𝗴𝗮𝘀𝘁𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗲𝗻𝘃𝗶́𝗼 𝗴𝗿𝗮𝘁𝗶𝘀 (14,25 €)
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sábado, 27 de febrero de 2021

Gracias

 


Ayer, volví a llorar. Empieza a ser una costumbre.
La emoción, la tristeza, la gratitud, se unieron y las lágrimas me reconfortaron.
Recibí dos colaboraciones para "𝐔𝐧 𝐜𝐚𝐟𝐞́ 𝐜𝐨𝐧 𝐭𝐮 𝐯𝐨𝐳". Ellas fueron las culpables.
Igual que he hecho con algunos de vosotros, envié varios textos para seleccionar los que más gustaran o con los que el "colaborador" se sintiera más identificado.
Una buena amiga me decía el otro día, que tal vez no estuviera preparada para leer "𝟏𝟎𝟎 𝐜𝐚𝐟𝐞́𝐬 𝐦𝐚́𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐩𝐮𝐭𝐨 𝐯𝐢𝐫𝐮𝐬", aún.
Ayer fui más consciente de la montaña rusa de emociones y sentimientos de 2020 y de estos pocos meses de 2021.
Escuchar esa carta que nunca enviaré, con otra voz, me llevó a aquel 30 de abril, en el que recordaba a mi madre ya fallecida. A cuanto la echaba de menos y cuanto agradecía al destino que no hubiera tenido que vivir la situación en la que estamos inmersos.
Ayer, fui más consciente de todo el dolor que muchas personas han sentido, al perder padres, madres, hermanos y amigos, en soledad, en confinamiento.
No, no parece que estemos preparados para recordar esos momentos.
"Vamos a vencer" ese café con tu voz, Carles, me dio esperanza. Esa esperanza que perdí en la humanidad desde aquel 21 de marzo.
Gracias a todos, porque con vuestra voz, seguro que muchos recuperaremos la esperanza.
Gracias, Carles, por recordarme que la gente buena, la buena gente sigue estando ahí y que con ellos, "Vamos a vencer".
Animo y suerte.
𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝘁𝗼𝘃𝗶𝗿𝘂𝘀
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viernes, 26 de febrero de 2021

¿Primavera?



Me he despertado algo más tarde de lo habitual. Ayer el cansancio me podía.
Demasiadas horas de pantalla y teléfono.
He salido a la terraza dando el primer sorbo a mi café.
El ruido de la autovía, ese rumor. Las luces de los automóviles agolpándose en la salida de la rotonda, me han recordado aquel domingo de marzo pasado.
"Silencio atronador", escribí.
En casi un total silencio, veía las pequeñas ráfagas de vehículos que pasaban e imaginé historias sobre sus ocupantes.
¿Qué habrá sido de Alberto? ¿Y Martina?
¿Cómo estarán los padres de Juan? Seguro que Claudia y Lola ya no tienen un rellano que las separe. Luis y María, puede ser que llegaran a conocerse y ahora sean inseparables.
Yo, contigo.
Hace mejor temperatura.
Si, si, te oigo. Has decidido hacerte oír. Te llevo oyendo desde las siete en punto. Has decidido que no quieres silencio. Has decidido que ya es primavera.
Mejor así. Primavera y aun falta casi un mes.
Mirlo, cada día estas peor de lo tuyo.
Animo y suerte.
𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝘁𝗼𝘃𝗶𝗿𝘂𝘀
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miércoles, 24 de febrero de 2021

Cartas que nunca enviaré (XVIII)

 


Hola.
Me dejaste preocupado. Ayer, cuando te vi, me dio la sensación de que estabas cansado.
En nuestra conversación tu tono de voz parecía distinto.
Tus proyectos, tus ideas, lo que me contaste, transmitía prisa, vértigo, y a la vez, impotencia.
Te vi como el conejo de Alicia, correteando de un sitio a otro. “¡Dios mío, voy a llegar tarde!”
¿Era ansiedad?
Este año pasado, muchas cosas se truncaron. Algunas ya venían renqueantes, eran difíciles de conseguir. Otras, la pandemia, el aislamiento o esa desidia que llenó nuestro tiempo "muerto", las dejaron languidecer.
Me mirabas sin verme, buscabas la forma de terminar la conversación. Todo era rápido, con urgencia. Sacar todo lo que querías contar en el menor tiempo posible, para seguir "a lo tuyo".
Se que no querías lastimarme. Contestabas a todas mis preguntas, pero con un punto de impaciencia amable.
Evitabas mirarme a los ojos, y cuando lo hacías más que una sonrisa, era una disculpa lo que transmitías.
Hubo un momento en que se me erizó la piel. Llegué a pensar que existía una fecha de caducidad. Igual que los condenados a muerte, o los enfermos terminales. No te quedaba tiempo.
“¡Dios mío, voy a llegar tarde!”
Al despedirnos, hiciste un gesto para rozar nuestros codos y yo te esquivé. Busque tu abrazo, te sujeté contra mi pecho un instante.
No opusiste resistencia, me dejaste hacer.
Pudo ser mi imaginación, pero tu espalda, tu pecho se relajaron, perdieron rigidez.
Al separarnos, casi a cámara lenta, vi tu sonrisa de ojos.
Cuídate mucho, te dije. Tu también, me contestaste.
Puede ser que el que llevaba prisa era yo. El de la urgencia, ese al que lo de “¡Dios mío, voy a llegar tarde!”, le es tan familiar.
¿Cuánto tiempo te queda? ¿Y a mi?
Ese abrazo, lo sigo notando. Aquellos labios, dulces, como de espuma.
Hoy intentaré, de nuevo, mirarme al espejo. Tal vez, encuentre esa sonrisa de ojos. Hoy, tal vez, vuelva a verte.
Animo y suerte.
𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝘁𝗼𝘃𝗶𝗿𝘂𝘀
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martes, 23 de febrero de 2021

Olvido lleno de memoria



Mientras 'Perseverance' consigue aterrizar en Marte, Abengoa se va al garete.
Eran las 18:35, aproximadamente. Un pitillo y risas en la puerta del instituto. Llevaba el pelo muy corto. Alguien se acercó al grupo con la cara desencajada.
- Han tocado Generala.
Al llegar a casa un vehículo de la Policía Militar le estaba esperando.
Dicen que la democracia ganó. El, pasó la noche en compañía de un Cetme y cuatro cargadores.
Por primera vez en su vida, dudó de quienes eran los suyos. Y esa sensación sigue latente.
"¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo!"
Vaya putada. Había jurado la bandera constitucional, y todos aquellos personajes uniformados que arengaban y gritaban llevaban "la otra" en la frente.
Los "unos" y los "otros". Cuarenta años después, sigo viendo esas miradas. Unas de miedo, otras de ignorancia y muchas, de odio.
Cuarenta años, se dice pronto ¿verdad?
Sentados en aquel camión, la noche fue muy larga.
¿Por qué ocultarlo? La frontera estaba muy cerca. Huir.
La incidencia acumulada del #putovirus baja, pero sigue por encima del umbral de riesgo extremo.
Dicen que la democracia ganó, pero el olvido sigue estando lleno de memoria, como dijo Benedetti.
Después de cuarenta años, seguimos por encima del umbral de riesgo extremo y alimentando la memoria.
Animo y suerte.
𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝘁𝗼𝘃𝗶𝗿𝘂𝘀
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