Llevo varias semanas sin tomar mi medicina, sin mi sesión de terapia.
Ando dedicado a pintar sueños, a darles forma, para que con mucho trabajo y esfuerzo se conviertan en realidades.
No miro a los lados, solo al frente. Ya queda menos, me repito.
Hoy, un repecho, ayer, un barranco.
Una montaña tras la que esperas encontrar un valle y, al final del día, una montaña más alta que la anterior te saluda casi sonriendo.
Ordeno pesadillas, priorizo sueños, ideas, escaleras para alcanzar estrellas.
Que poco saben las normas y los procedimientos, sobre sueños. Que poco saben de estrellas.
He dicho que, en muchas ocasiones, ganar una batalla solo sirve para estar armado y dispuesto para afrontar la del día siguiente.
Napoleón, lo sabía. Su batalla más difícil, todos los días, era contra si mismo.
Un café más.
He abierto la ventana. Las ramas de los árboles se mueven agitadas por el viento.
En un rato, haré limpieza en mi mesa. Vuelve a estar como mi cabeza.
Carpetas, documentos, proyecciones, una versión, otra. ¿Dónde está aquello que anoté?
El cielo comienza a tomar color. Azul, en la parte alta, rojizo hacia el horizonte. Algún perro ladra y los primeros vehículos con sus ojos encendidos asoman por el cruce.
Varios mensajes, correos. La copia de seguridad, en marcha. Reviso agenda. Me pongo tareas y ordeno prioridades.
Me viene a la cabeza aquella escena de la película "𝑼𝒑 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒂𝒊𝒓", que tras hablar de mochilas, cisnes y tiburones, el protagonista (George Clooney) dice:
"𝐒𝐢 𝐧𝐨𝐬 𝐦𝐨𝐯𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐫𝐚́𝐩𝐢𝐝𝐨"
Cisnes, tiburones, cerdos, gallinas, rodaballos...
“𝐇𝐚𝐲 𝐭𝐫𝐞𝐬 𝐠𝐫𝐮𝐩𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬: 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐬𝐞𝐧; 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐧 𝐲 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐧 𝐪𝐮𝐞́ 𝐩𝐚𝐬𝐨́.”. Nicholas Murray Butler, premio Nobel de la paz, entre otras muchas cosas.
¿Llevas tus armas? ¿El escudo? ¡Venga!
Animo y suerte.