domingo, 29 de septiembre de 2024

Aquí me quedo



Mientras una ligera brisa mueve las agujas de los pinos y el sol toma fuerza, releo textos que escribí este mismo día, años atrás. Hace ya 26 años, 9497 días. A László Krasznahorkai dicen que pueden darle el Nobel. El punto es una rareza en sus textos. Frases interminables y densas. En la entrevista que le hacen dice: «No lo odio, pero me niego a que cuando muera se diga que es mi punto final» «Me he paso la vida yéndome de los sitios» Desde aquel día en que tu mano sujeto mi índice por primera vez, prometí estar siempre a tu lado. Por muchos kilómetros de distancia, por muchos días de ausencia, incluso cuando me haya ido, algo de mi seguirá contigo, no habrá punto final. Es el resfriado, me digo. Llevo moqueando y limpiándome las lágrimas hace ya un buen rato. Te veo sentada sobre las piedras, a la orilla del riachuelo. Imagino el sonido del agua y lo confundo con el de la fuente del jardín. A tu lado, en silencio, compartiendo ese, este momento. No, no me iré. Aquí me quedo. Gracias, por todo lo que me das, Mara.

viernes, 27 de septiembre de 2024

Hemos sido mal hechos



Son las 7:30. Café.
¿A que hora amanece?
Quedan 19 minutos.
El cielo muestra una nube a girones y el arrebol comienza a superponerse sobre el azul.
Salgo atropelladamente hacia el mar. Saludo a los vecinos. Empiezan su jornada muy pronto.
Me da tiempo.
En mi oído, la normalización de los conflictos bélicos.
A continuación el preámbulo de Naciones Unidas:
… preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra
… reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas
Y sigue.
Si, sería bueno que se revisase. Nos encanta escribir buenos deseos.
Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas, bla, bla, bla.
Los tonos rojizos brillan por el empuje del sol.
Comienza el amanecer. Imposible mirar fijamente a ese punto. Estalla un nuevo día.
Rojos, azules, amarillos.
Estremece un espectáculo así.
Los sonidos de las noticias, se anulan. No hay bombas, no hay discusión.
𝙽𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚊 𝚗𝚎𝚌𝚎𝚜𝚒𝚍𝚊𝚍 𝚍𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚞𝚎𝚕𝚘 𝚎𝚜 𝚒𝚗𝚜𝚊𝚌𝚒𝚊𝚋𝚕𝚎: tituló Stig Dagerman su testamento literario.
Un amanecer es todo el consuelo disponible. Poco más de dos, tres minutos, hacen que ese instante efímero, me tranquilice y me haga sentir fuera de aquí.
No soy, ni tan siguiera, de los míos.
Esa bola brillante comienza su ascenso por encima del horizonte y aunque estemos bajo el mismo cielo, me inunda la soledad.
Si, Galeano:
𝐎𝐣𝐚𝐥𝐚́ 𝐩𝐨𝐝𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐫 𝐭𝐚𝐧 𝐩𝐨𝐫𝐟𝐢𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐢𝐫 𝐜𝐫𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐨, 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐚 𝐞𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐡𝐮𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐯𝐚𝐥𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐞𝐧𝐚, 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐝𝐨 𝐦𝐚𝐥 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐨𝐬, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬.
Queda mucho trabajo por hacer.
Animo y suerte.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Fundido a verde y azul



Llevo unos días, tal vez desde el fin del verano, con una sensación extraña. Creo que una catástrofe nuclear o una nueva pandemia (la gripe aviar serviría) ha arrasado la humanidad.
Desde mi ventana veo, por encima del seto, algún coche. Una o dos personas paseando un perro. Poco más.
Los pájaros me sacan de la ensoñación.
Llevo camino de moquear y toser. El roce hace cariño y cuanto más roce, más resfriado.
No vi Juego de tronos ni Walking dead. The Wire y Breaking Bad me suenan. Alguna escena interesante, pero a posteriori de su emisión.
Alguna vez, he imaginado el final de la humanidad como ese fundido a negro del final de Los Soprano.
De la luz a la oscuridad, y ya.
Acaba de pasar otro coche. Seguimos. Siguen.
Otro café.
Ordeno documentos, ideas. Busco soluciones para problemas que solo están dentro de mi.
Uno de los arboles de la entrada hay que podarlo. No llego a ver claramente quien está llamando a la puerta. Todos están inclinados hacia la izquierda. Ese "tumbao" que llevan los chulos al caminar. Pero estos, los pinos, no caminan; aunque seguro que si pudieran saldrían corriendo a buscar su Ítaca.
Recorrer el Mediterráneo hasta llegar al Jónico, a la patria de Odiseo.
Hay quien asegura que Ítaca, es Cádiz. Aunque no veo yo a Odiseo formando parte de una chirigota.
Otro coche. No. Esto sigue. No hay fundido a negro, por ahora.
Calabacines, queso azul. O mejor, una tortilla de Ibuprofeno y Paracetamol.
Susto, miedo, cobardía, dolor.
Fundido a verde y azul.
Seguimos.
Animo y suerte

martes, 24 de septiembre de 2024

Miedo, otra vez.



¿Tienes miedo?
Que desagradable emoción ¿verdad?
La percepción de un peligro que, tal vez, ni siquiera sea real. Ahora, o en el futuro. Incluso lo puede generar algo del pasado.
No hay una explicación científica de esa "emoción", igual que no la hay para el dulzor del chocolate o para aquello que te hace sentir una caricia.
Pero, está ahí.
Miedo al miedo. Miedo al ridículo, a la reacción del otro, al amor, a la muerte.
¿No temes al Apocalipsis?
¿No sientes miedo cuando sobrepasas los 190 km/h en el velocímetro de tu automóvil?
El miedo es un arma que nos protege ante un riesgo; pero que nos domina si alguien o algo lo ejerce sobre nosotros.
El miedo es gratis y por mucho que nos digan que lo tenemos en nuestro cerebro reptiliano, cada cual toma la cantidad que quiere.
El miedo anula nuestro raciocinio, nuestro poder de decisión, aunque es también un eximente de responsabilidad.
Claro, claro. Tenías miedo, tienes miedo. No pudiste hacer otra cosa.
𝐄𝐬𝐭𝐚́𝐧 𝐞𝐱𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐬𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐜𝐫𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐥 (...) 𝐞𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐢𝐦𝐩𝐮𝐥𝐬𝐚𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐢𝐧𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐚𝐛𝐥𝐞.
𝐂𝐨́𝐝𝐢𝐠𝐨 𝐏𝐞𝐧𝐚𝐥 𝐞𝐬𝐩𝐚𝐧̃𝐨𝐥, 𝐀𝐫𝐭. 𝟐𝟎.𝟔 (𝐯𝐢𝐠𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝟐𝟒 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐲𝐨 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟗𝟔
𝙈𝙞𝙚𝙙𝙤 𝙞𝙣𝙨𝙪𝙥𝙚𝙧𝙖𝙗𝙡𝙚, ¿no te parece poético?
Dicen que existen cuatro tipos de respuesta al miedo, son autónomas, no las activamos conscientemente: Huida, inmovilidad, sumisión, defensa agresiva.
Cuando dices, "tengo miedo", ¿Qué sueles hacer?
El miedo nos ayuda a sobrevivir, una alarma psicológica.
Miedo a decir, miedo a reconocer, miedo a aceptar.
Hay tantos tipos de miedo, como situaciones afecten a nuestro cerebro.
Nos apuntan con una pistola, podemos caer de un lugar alto, hablar en público, a volar, algo patológico, social, a una inyección, al dentista, al compromiso, a tu Dios, a ser descubierto, al fracaso, a la soledad.
Podríamos seguir y seguir pero, por mucho que analicemos, el miedo seguirá ahí.
Es tu escudo y, en ocasiones, una pesada carga.
No tener miedo es de idiotas.
No es malo tener miedo, pero sí vivir con él.
¿Tienes miedo o eres un cobarde?
El miedo se tiene, la cobardía se elige.
Un día más.
Animo y suerte.

domingo, 22 de septiembre de 2024

Autumn is coming



Ha dejado de llover. Es como si el verano se peleara con el otoño. Él llega después del mediodía, y el sol ha le dará la bienvenida.
Estoy en el jardín, plagado de hormigas voladoras.
El gran felpudo de la puerta está empapado. Lo he puesto al sol.
Abajo, en el sótano, se ha filtrado agua. Habrá que resolverlo antes que lo de la cocina.
Un mosquito del abismo, se ha venido enganchado a mi pierna.
Los pájaros y las tórtolas se están dando el festín, mientras, me he servido una copa de Cabernet y he puesto a cocer unos guisantes.
Estoy de antojo. Haré una ensalada de tomate, guisantes y zanahoria. Le pondré mucha albahaca.
Han sido días extraños. Siempre lo son cuando llego derrapando a terminar esa nueva vuelta al sol.
Me he hecho muchas preguntas. ¿Demasiadas?
Muchas de ellas, no importa la respuesta, da igual, ya pasó.
¿Mereció la pena? Y, todo lo que perdí, ¿no importa?
Abro una bolsa de cortezas de trigo que pueden contener trazas de soja y leche. Son adictivas.
La alarma sonará en 5 minutos. Pelaré unas zanahorias y las coceré.
Me apetece una sopa de cebolla. Con Marsala y una tostada de pan, con mucho Parmesano.
La lluvia, paró todo. Paró el tiempo. Pero ha sido solo una ilusión.
El mar estaba precioso y en el mercadillo, cuando he comprado la verdura y la fruta, lleno de gente a la que se le notaba la necesitaba de salir.
La hamaca está empapada.
Mucho silencio, demasiado.
Y si ha sido un sueño. Y si cuando entro, la zanahoria no se está cociendo, ni los guisantes están esperándome.
Y, si la lluvia ha arrastrado al mundo entero y no queda nadie.
La copa está vacía.
Veo, allá, un hilo de tela de araña.
Ahora, no. Ahora, si.
El reflejo del sol, la ligera brisa.
Ladra el puto perro del vecino.
El Corte Inglés me recuerda que aun estoy a tiempo de disfrutar de su regalo del 10% de descuento por mi cumpleaños.
No, no estoy solo.
Ánimo y suerte.

viernes, 13 de septiembre de 2024

Loctite



Pues que queréis que os diga.
Al de las motos, hace tiempo que dejé de verlo. Y el chico de la revuelta, de la revolución, de lo que sea, lo vi el otro día por la visita de los "Juanjos" (Juan José Millas y Juan José Arsuaga). Y como que tampoco.
Si esto es lo que queda en el mundo televisivo, entiendo perfectamente a los infantes, que buscan su "información" en plataformas y "personajes" que desvían pasta a chiringuitos financieros y es a ellos a quien votan y apuestan su futuro.
Puede que sea un mal día. Puede que sea la edad.
Se ha parado el aire. No he dedicado un minuto al libro, hubiera sido un error.
He ordenado pensamientos, montones de pinaza y he cavado una zanja (llámalo pequeño surco) para enterrar los tubos del riego.
Mientras hacía esto, amontonaba junto a la pinaza la respuesta a preguntas de trabajo, informes, planes, presupuestos y estrategias.
Mal, hoy todo mal.
Vomito, en algunos mensajes, comentarios sobre otro estudio científico basado en el pueblo Islandés y la relación entre el nivel reproductivo y las calificaciones y formación de los habitantes de esa isla.
Mezclo las teorías de mi dentista (¿Qué vida llevará?) y acabo hablando de los premios IG Nobel.
El ganador ha sido un equipo japones que ha planteado que los mamíferos pueden respirar por el ano. Tremendo.
Claro, ha habido finalistas, como el estudio de que los gusanos borrachos son más lentos, ordeñar una vaca dándole un susto cada 10 segundos, palomas para pilotar misiles...
En este momento creo que debería sellarme la boca con Loctite e intentar respirar por el culo.
Señor, señor.
¡Viva el vino!
Animo y suerte.

jueves, 12 de septiembre de 2024

Ciencia y mercerías


Ayer, una buena amiga me enviaba un artículo científico suponiendo que su contenido podría servirme de inspiración para uno de mis cafés mañaneros.
No lo niego, me puse a temblar.
Supuse que en el amable envío también había cierta dosis de "a ver que haces con eso" y no me equivoque ya que la conversación terminó con un " … haberte puesto una mercería". Era un reto.
Escribes, ¿no?. Pues toma tema.
Alucinante. Así como lo lees.
Hago un resumen, del resumen, del resumen.
Nos saltamos todo el "Chino Mandarín" (como dice otro buen amigo) de los científicos y vamos al tema.
¡Que casi nos extinguimos!
A ver, ubícate. Pleistoceno menor. Cuaternario. Antes del Holoceno. Hace unos 2,588 millones de años.
En esa época se produjeron glaciaciones. Grandes extensiones de tierra se cubrieron con una inmensa capa de hielo. O sea, un frío de pelotas.
Estudios como el que me envía mi "amiga" (todio, Tami) establecen que por esos cambios climáticos, las poblaciones humanas se redujeron drásticamente llevando a nuestros antepasados al borde de la extinción.
Si, si. Los cálculos hasta la fecha hablan de aproximadamente 1300 individuos reproductores.
Y esto duró unos 117000 años.
Si a eso le añadimos que podría haber aumentado el nivel de endogamia de nuestros ancestros, se habría perdido el 65,85% de la diversidad genética humana actual.
Un grupo (un pueblo chiquitín) de 1300 individuos reproductores, generaron todo este lío.
Y digo yo. Entre 1300 habría de todo. Listos, tontos, mala babas, sinvergüenzas, chorizos y algún buena gente ¿no?
Voy a ver si encuentro algún estudio sobre eso. Porque me da la sensación por lo que leo, oigo y veo que el nivel de "tontos por ciento", ya era elevado hace 1 millón de años.
Esta claro, los tontos no se extinguen ni por glaciación.
¿Y si abro una mercería?
Animo y suerte.

lunes, 9 de septiembre de 2024

A todo lo que me den las alas



Hacer 7 km. a las 12 del mediodía. Ducha. Organizar la comida.
Un cuenco con almendras garrapiñadas y una copa de cabernet Sauvignon.
Las chicas ya se han ido y han amenazado, entre lágrimas, con volver. Isi va camino de Madrid. Ya no tendrá palomas, ni tórtolas ni mirlos que perseguir. El jardín se ha quedado silencioso.
Ha sido un verano cálido, y no solo en las temperaturas, casi "cariñoso".
Le doy vueltas a varias conversaciones de esta misma mañana.
Hay burrata, tomates. Granada y algo de sandía, tal vez.
Quedó bacalao con pimientos de ayer.
Se que no me quitaré los mensajes de trabajo de la cabeza. Rectifico. No son de trabajo. Son mensajes de "relación". ¿Los has tenido alguna vez?
Cuando el trabajo, supera ese umbral. Cuando tu compromiso, el de quien habla contigo, se convierte en propósito.
La pena, es de ambos. Las ganas, son compartidas. La ilusión se dibuja a varias manos.
¿En que te puedo ayudar?
Respiro y entrecierro los ojos.
Dicen que es lunes. Yo creo que simplemente es hoy.
La pantorrilla, esta dolorida.
La piel reacciona a la tinta, a la aguja.
"A todo lo que me den las alas".
Y tu, ¿tiras la toalla?.
Animo y suerte.

domingo, 8 de septiembre de 2024

Frivolizar



Estoy siguiendo con interés y con cierta vergüenza ajena, el proceso de Gisèle.
En España, no existen protocolos con respecto a la "sumisión química". Y el que crea que si, le rogaría me facilite esos datos. Pero datos, no "me han dicho" o "parece ser".
El único protocolo, es poner en duda a la victima y por extensión hacerla "culpable" de su situación.
Ni agentes de la autoridad, ni centros sanitarios. No saben que hacer, ni como actuar. Ni tan siquiera un modelo "paliativo" en la situación.
Sigo leyendo y otro titular. Este, ya me pone de muy mal gas:
“Un talibán puede llamar a tu puerta por la noche, violarte, llevarte y casarse contigo”
Han cerrado las puertas de la educación a las mujeres de más de 12 año.
Prohíben que se escuche la voz de las mujeres en público, que su rostro sea visible fuera de casa, que miren a los ojos a un hombre que no sea de la familia o que salgan de casa sin un acompañante masculino.
En las guerras se generan corredores humanitarios. ¿Esto no debería ser otra guerra?
El Consejo de Derechos Humanos ¿está de vacaciones?.
Y este problema, nos lleva a otro. Ese que el Alcalde de Tossa de Mar reduce a las anulaciones de reservas. La inmigración.
Si, todo esto ocurre en este maravilloso domingo de septiembre.
Aquí ha llovido, sobre mojado.
Seguro que estas pensando en el próximo puente o en las vacaciones de Navidad ¿no?
𝑫𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒕𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒚 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒕𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒎𝒊́, 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒒𝒖𝒊𝒔𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒓𝒆𝒔𝒄𝒂𝒕𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒚 𝒓𝒆𝒄𝒐𝒃𝒓𝒂𝒓 𝒂𝒍𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒐𝒓𝒈𝒖𝒍𝒍𝒐 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒔𝒊𝒍𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐 𝒚 𝒍𝒂 𝒔𝒐𝒍𝒆𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆. 𝑨𝒍𝒎𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒂 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒆 𝒂𝒎𝒂𝒅𝒐, 𝒂𝒍𝒎𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒂 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒆 𝒄𝒂𝒏𝒕𝒂𝒅𝒐, 𝒓𝒆𝒄𝒐𝒏𝒇𝒐𝒓𝒕𝒂𝒅𝒎𝒆, 𝒔𝒐𝒔𝒕𝒆𝒏𝒆𝒅𝒎𝒆, 𝒂𝒍𝒆𝒋𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒎𝒊́ 𝒍𝒂 𝒎𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒂 𝒚 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒖𝒑𝒕𝒐𝒔 𝒗𝒂𝒑𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐. ¡𝒀 𝑽𝒐𝒔, 𝑫𝒊𝒐𝒔 𝒎𝒊́𝒐, 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒆𝒅𝒆𝒅𝒎𝒆 𝒍𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒗𝒆𝒓𝒔𝒐𝒔 𝒃𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒑𝒓𝒖𝒆𝒃𝒆𝒏 𝒂 𝒎𝒊́ 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒆𝒍 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆𝒔, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒓𝒊𝒐𝒓 𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒓𝒆𝒄𝒊𝒐!
                                                                𝑪𝒉𝒂𝒓𝒍𝒆𝒔 𝑩𝒂𝒖𝒅𝒆𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆
Me voy a sudar, más, un rato.
Y yo, hoy, quería ser frívolo.
Animo y suerte.

sábado, 7 de septiembre de 2024

Candy Crush



Luce un sol magnífico. La temperatura perfecta para hacer una caminata, pero no. Tal vez salga con la bici un rato, más tarde.
Me enfrasco en los fractales del romanesco. Una planta "frustrada", buscando florecer sin conseguirlo. Tallo sobre tallo, genera esa estructura hipnótica que da pena destrozar porque en su memoria existe la necesidad de ser una flor.
Tengo que poner orden en la mesa. Se mezclan un paquete de café molido y el bote de sacarina (de mis viajes), con una caracola, un dinosaurio que me regalaron en mi precumpleaños, libros pendientes de leer, un metro, papeles del banco, notas y más notas que no conseguirán jamás recordarme nada.
Unos libros para enviar. Facturas y papeles que debería archivar desde hace un año. Una vela de olor, una jarrita, la sonda de temperatura del horno. O sea, un sin dios.
Me salta el aviso de un cumpleaños, otro. Escribo mi felicitación aunque ha habido años en que se me pasó y la envié con retraso, intento cumplir con la fecha desde hace ¿más de 20 años? ¿30?.
No lo consigo recordarlo.
Me sumerjo en la búsqueda de lectura. Me paro en Carlos Boyero, me cae bien. Me obliga a mirar la viñeta de El Roto y a repetirme las mismas preguntas que aparecen en ella.
¿Qué ha pasado?
¿Dónde estoy?
¿Qué hago aquí?
Bufff. Demasiado para empezar el día.
Busco a Millás:
"...el mundo hace un ruido raro, como el coche antes de dejarnos tirados".
Joder, Juanjo, ¿no podías escribir algo más "ligerito"?
Venga, vamos a ver a Luz.
Ehmmm, pues tampoco. Carros, piñas, reír por no follar, si.
Creo que me voy a dedicar un rato al Candy Crush y luego, ya si eso, me pongo.
Animo y suerte.