Y es septiembre. Ese mes que durante toda mi vida me ha empujado al cambio, al vacío, a lo nuevo, a lo distinto.
Es difícil asumir, para algunos, que lo de sábado o domingo, es una circunstancia. Que las vacaciones son solo días en los que hace más calor o más frío, del habitual y hay mucha más gente a tu alrededor.
Nada de síndrome, al contrario. Parece como si el depósito estuviera más lleno y no con gasolina de 95, sino de 98 o de la de avión. Que bonito nombre, Turbosina, Jet A.
𝐔𝐧 𝟐𝟔% 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐣𝐨́𝐯𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐯𝐚𝐫𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐞𝐟𝐢𝐞𝐫𝐞 “𝐞𝐧 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐜𝐢𝐫𝐜𝐮𝐧𝐬𝐭𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬” 𝐞𝐥 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐚 𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐜𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚.
¿Y dejamos fuera a las mujeres? Ellas, piensan así en un 18,3%.
Es decir, el 44% de los jóvenes encuestados entre los 18 y 26 años, quieren que los dirijan, que los controlen, que les manden.
¿Pero saben que es el autoritarismo? ¿Lo han vivido en algún momento de su existencia?.
Nacieron entre 1998 y 2006. ¿Qué autoritarismo han conocido?
¿Esa pregunta no se les ha ocurrido?
En cuatro ocasiones, se ha hablado de autoritarismo en ese periodo en este país.
Ley de Partidos (2002). Ley Mordaza (2015). Proceso soberanista en Cataluña (2017) y gestión de la pandemia de COVID-19 (2020-2021).
Lo siento, pero esa encuesta sirve de poco.
Creo que a todos esos jóvenes deberían pasar una temporada en:
- Arabia Saudita (Mohammed bin Salman)
- Bielorrusia (Aleksandr Lukashenko)
- Egipto (Abdelfatah Al-Sisi)
- Turquía (Recep Tayyip Erdoğan)
- Venezuela (Nicolás Maduro)
- Rusia (Vladímir Putin)
- China (Xi Jinping)
- Corea del Norte (Kim Jong-un)
Y me queda uno.
Afganistán.
"En algunas circunstancias", oigo voces.
Voy a mirarme los niveles de Turbosina, que he derrochado esfuerzo a "todo gas". Sermón en el desierto, sermón perdido.
Quiero que me toque el Euromillón.
Os daba yo autoritarismo.
Animo y suerte.
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