Pues que queréis que os diga.
Al de las motos, hace tiempo que dejé de verlo. Y el chico de la revuelta, de la revolución, de lo que sea, lo vi el otro día por la visita de los "Juanjos" (Juan José Millas y Juan José Arsuaga). Y como que tampoco.
Si esto es lo que queda en el mundo televisivo, entiendo perfectamente a los infantes, que buscan su "información" en plataformas y "personajes" que desvían pasta a chiringuitos financieros y es a ellos a quien votan y apuestan su futuro.
Puede que sea un mal día. Puede que sea la edad.
Se ha parado el aire. No he dedicado un minuto al libro, hubiera sido un error.
He ordenado pensamientos, montones de pinaza y he cavado una zanja (llámalo pequeño surco) para enterrar los tubos del riego.
Mientras hacía esto, amontonaba junto a la pinaza la respuesta a preguntas de trabajo, informes, planes, presupuestos y estrategias.
Mal, hoy todo mal.
Vomito, en algunos mensajes, comentarios sobre otro estudio científico basado en el pueblo Islandés y la relación entre el nivel reproductivo y las calificaciones y formación de los habitantes de esa isla.
Mezclo las teorías de mi dentista (¿Qué vida llevará?) y acabo hablando de los premios IG Nobel.
El ganador ha sido un equipo japones que ha planteado que los mamíferos pueden respirar por el ano. Tremendo.
Claro, ha habido finalistas, como el estudio de que los gusanos borrachos son más lentos, ordeñar una vaca dándole un susto cada 10 segundos, palomas para pilotar misiles...
En este momento creo que debería sellarme la boca con Loctite e intentar respirar por el culo.
Señor, señor.
¡Viva el vino!
Animo y suerte.
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