miércoles, 4 de septiembre de 2024

Churros y mariposas



Seguramente, en algún momento de tu vida, has oído hablar del "efecto mariposa".
Edward N. Lorenz propone que, 𝚜𝚒 𝚙𝚊𝚛𝚝𝚒𝚖𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚍𝚘𝚜 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘𝚜 𝚘 𝚜𝚒𝚝𝚞𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜 𝚐𝚕𝚘𝚋𝚊𝚕𝚎𝚜 𝚌𝚊𝚜𝚒 𝚒𝚍𝚎́𝚗𝚝𝚒𝚌𝚘𝚜, 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚎𝚗 𝚞𝚗𝚘 𝚍𝚎 𝚎𝚕𝚕𝚘𝚜 𝚑𝚊𝚢 𝚞𝚗𝚊 𝚖𝚊𝚛𝚒𝚙𝚘𝚜𝚊 𝚊𝚕𝚎𝚝𝚎𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚢 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚘𝚝𝚛𝚘 𝚗𝚘, 𝚊 𝚕𝚊𝚛𝚐𝚘 𝚙𝚕𝚊𝚣𝚘, 𝚎𝚗 𝚞𝚗𝚘 𝚍𝚎 𝚎𝚕𝚕𝚘𝚜 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎 𝚙𝚛𝚘𝚍𝚞𝚌𝚒𝚛𝚜𝚎 𝚊 𝚐𝚛𝚊𝚗 𝚍𝚒𝚜𝚝𝚊𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚞𝚗 𝚝𝚘𝚛𝚗𝚊𝚍𝚘 𝚢 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚘𝚝𝚛𝚘 𝚗𝚘 𝚜𝚞𝚌𝚎𝚍𝚎𝚛 𝚗𝚊𝚍𝚊 𝚎𝚗 𝚊𝚋𝚜𝚘𝚕𝚞𝚝𝚘.
Leo el artículo de Timothy Garton Ash, catedrático de Estudios Europeos de la Universidad de Oxford e investigador sénior de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.
Denomina a las elecciones americanas como "Las elecciones mundiales".
No porque mañana nos vaya a gobernar Kamala o Donald (el pato no, el otro), sino porque el resultado puede generar un tornado en cualquier lugar del mundo, o en todo él.
Aquí nombramos a la presidenta del CGPJ, pasamos al ministro a dirigir el Banco de España; y en Cincinnati (Ohio), se la sopla.
Vamos, que ellos seguirán ubicando Barcelona al lado de Casablanca y nosotros (muchos de nosotros) seguiremos sin tener ni idea de si esa localidad americana solo existe en las películas de Netflix o realmente está en la costa oeste de Estados Unidos.
Efectivamente, la mariposa no crea el tornado, pero puede ayudar a su creación por el cambio introducido en el sistema con su aleteo.
Puede que el tornado se forme igual, incluso sin la ayuda de la mariposa.
Quién sabe.
Hablamos de predicción, de teoría del caos, causa-efecto.
De acuerdo con Timothy, son elecciones mundiales. Esa concentración de poder, de influencia, en manos de un pato puede dar lugar a un Tío Gilito, que solo vive para llenar su piscina de monedas y billetes (¿recuerdas?), pasando por encima de países, culturas, creencias... O nos puede llevar a un Joker con flequillo rubio, caos, imprevisibilidad y una inclinación hacia la ruptura de normas establecidas.
Sigue lloviendo. En algún sitio, una mariposa o un paraguas pueden estar generando un tornado en Massachusetts y, mientras, tú con el café con leche y los churros, tan tranquilo.

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