Sigo teniendo capacidad de sorpresa. Me alegra.
Puedo sorprenderme de las decisiones de las personas, de sus palabras, de lo inesperado (sea por demasiado confiado), de lo no planificado. Si, si. En determinadas cosas soy tan cuadriculado y quiero tenerlo todo tan organizado, que abandono o desisto, por agotamiento (pocas veces, pero las ahí).
El otro día, una buena amiga me habló de su cambio de rumbo. Quiere presentarse a unas oposiciones para un trabajo que no tiene nada que ver con el que desarrolla o para el que se ha preparado.
Por un lado no entendía nada, pero por otro supuse que tal vez ella lo necesitaba. Fue toda una sorpresa. Su edad, su trabajo fijo y bien remunerado, su vida.
Todo quedo claro cuando me confesó que desde pequeña había querido desarrollar esa profesión.
Entonces no solo se lo aplaudí sino que me alegré a tope. Un deseo, quería cumplir su deseo, su vida.
De pequeños (yo no lo recuerdo) te hacen la típica pregunta: "tu, ¿Qué quieres ser de mayor?".
Y claro las respuestas son de lo más variopinto. Bueno, pues mi amiga quería ser controlador aéreo. No tengo ninguna duda de que lo conseguirá.
Leo también, de otra persona, una frase fantástica:
"Nuestra vida es una mierda".
Los argumentos en los que se basa para decirlo, son externos. Le echa la culpa a la economía, a los políticos, incluso a la Constitución.
Me sorprende, si, mucho. ¿Cuál es el motivo para arrogarse el derecho de valorar la vida de los demás?. Mi vida, no es una mierda. Para nada.
Entendería, que alguien que pasa penurias, o tiene una enfermedad limitante, o nació en un poblado africano, sin agua, sin comida; o quien es victima de una guerra y debe abandonar su país. Incluso entendería que los Palmeros se cabrearan con "la vida".
Pero en cualquier otro caso, no, no lo entiendo.
Tal vez es que las expectativas que te has ido fijando en "tu vida" no eran las correctas.
No saber valorar lo que se tiene, o simplemente utilizar la queja como excusa.
¿Tu vida es una mierda? ¿Lo crees de verdad?
Otra buena amiga me envía un anuncio de empresa, para esta Navidad. Acojonados, se titula.
El miedo, nos modifica la visión. la forma de sentir. "Vivir, acojona".
Yo, debo confesar, que al contrario que Karra (protagonista del anuncio), sigo sin confiar en las personas, en la humanidad. Estoy en ello, lo intento. No lo he conseguido aún.
Pero la vida, va ganando. Los recuerdos, las personas que fueron todo en tu vida, los logros de quienes quieres, los planes de futuro (sea largo o corto, tu futuro), y no Karra, no se me olvida:
"¡La vida es acojonante!"
Y ahora, no le saques punta. Se te han adelantado.
Animo y suerte.