viernes, 21 de junio de 2024

Utopía en el horizonte



El día ha salido ventoso. Al sol, hace calor y si te quedas quieto puedes quemarte.
Necesitaba mar. Necesitaba horizonte. Necesitaba cielo. Ese horizonte que, desde hace tiempo, conserva todas mis utopías.
Cuando tengo dudas o me noto decaer en algún tipo de idea, de esfuerzo, miro al horizonte y se, que donde el mar y el cielo se unen, allí esta el objetivo.
¿Inalcanzable?. Si doy un paso hacia él, gana esa misma distancia más allá. Dos, tres, mil pasos y sigue manteniendo esa distancia. Podría adentrarme en el mar, cruzarlo, pero el horizonte, con mis utopías se mantendría allá, lejos.
He revisado una por una. Proyectos personales, profesionales, mentales. Volver a hacer 6 km en una hora, caminando. Ya queda menos. Cocinar más y mejor. Apoyar aquello en lo que creo y confío. Pelear las batallas que merecen la pena y que alimentan, mi horizonte. Escribir y abrirme cada día. Mantenerme lúcido y disponer de criterio, para mi y para aquellos que me lo soliciten. Si, la utopía.
Fíjate, he llegado incluso a plantearme dejar de tomar café. Otra utopía.
Unos cuanto kilómetros, notando el suelo bajo mis pies, para dejar volar todos mis deseos, mis intenciones, hasta el horizonte.
Una ducha, otro café. He estrenado una camisa azul, como el cielo. Un perfume, fresco, que ha conseguido quitarme el cansancio.
Ahora, ¡al lío!. Hacia el horizonte.
¡Camina!, ¡coño!, que para eso sirve la utopía.
Animo y suerte.

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