sábado, 23 de marzo de 2024

Sabor a madera



Los pájaros tienen una agradable conversación en el jardín.
He regado, con mesura, toda la zona de flores silvestres que, esta mañana, he intentado proteger. La visita de Isi, es inminente y puede que esos olores de la tierra removida la animen a escarbar y proyectar la primera línea de metro de la localidad.
Intento desconectar. Trato de alejarme un poco de la realidad de estas ultimas semanas.
He encendido la calefacción. No hace frío en la calle, pero yo lo tengo.
Leo que ha fallecido Silvia Tortosa. Tal vez, te suene o quizás, ni siquiera la conozcas. Lo siento, siempre me pareció buena gente.
No escuché las noticias ayer, acabé tarde con algunos temas de trabajo.
Me cuesta entender lo que leo. Se mezclan los países, las lagrimas de unos y otros. El odio de otros y de unos.
No es Ucrania, ni Palestina, ni Israel. Pero podría serlo. Rusia. Es Rusia. Atentado reivindicado por el ISIS.
Las frases siguen llevándome a tener que releer varias veces los titulares.
“Ha sido un ataque contra gente indefensa, un acto bárbaro”. Otro más.
Un concierto, un vagón de metro, un edificio de oficinas, alguien que invade a su vecino o que se defiende de la invasión. Alguien que pone absurdos ideales por encima de la vida de otros. Otra vez.
He puesto en un vaso un par de hielos, un buen chorro de eso que sabe a madera y un poco de agua.
Primero con la nariz, después aguantando el sorbo en la boca. Cierro los ojos.
He abierto la ventana, pero el sonido esta en mi cabeza.
𝑅𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑟. 𝑅𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑟. 𝑅𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑟
𝐸𝑙 𝑑𝑜𝑙𝑜𝑟 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑜𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑠𝑒 ℎ𝑎𝑐𝑒 𝑐𝑎𝑠𝑖 𝑖𝑛𝑠𝑜𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒
𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑡𝑒 𝑚𝑎𝑡𝑎
𝑇𝑒 ℎ𝑎𝑐𝑒 𝑖𝑚𝑝𝑙𝑎𝑐𝑎𝑏𝑙𝑒
𝐶𝑎𝑑𝑎 𝑢𝑛𝑜 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑢𝑛𝑖𝑣𝑒𝑟𝑠𝑜
𝑆𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑠𝑢 𝑑𝑜𝑙𝑜𝑟
𝐶𝑜𝑚𝑜 𝑎𝑙𝑔𝑜 𝑖𝑛𝑚𝑒𝑛𝑠𝑜
Necesito a Millas. Me lanzo sin remisión a esa escritura de LSD. Hay piernas ortopédicas, resfriados y toda una visión del momento llena de colores, luces y sonidos.
Gracias.
Natalia me canta una nana. Me nota raro. Puede ser tristeza o simple frustración.
𝑁𝑜 𝑡𝑒 𝑐𝑢𝑙𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑝𝑒𝑛𝑎
𝑁𝑜 𝑡𝑒 𝑐𝑢𝑙𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑚𝑎𝑙
𝑇𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑡𝑟𝑢𝑖𝑟𝑒́ 𝑢𝑛 𝑐𝑎𝑠𝑡𝑖𝑙𝑙𝑜
𝐶𝑜𝑛 𝑡𝑢𝑠 𝑙𝑎́𝑔𝑟𝑖𝑚𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑠𝑎𝑙
Los dedos me molestan, jugué con fuego y me quemé. Y el omóplato izquierdo, protesta de vez en vez.
Un sorbo más. Eso de ahí afuera, parece una mala película de clase B. Y resulta que es la realidad.
Ya ha anochecido. Las luces del jardín están de fiesta. Me pondré una chaqueta y saldré a intentar ahogar esa realidad, o por lo menos a darle un susto, con el sabor a madera.
Animo y suerte.

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