Para empezar el día, no está mal.
Comento sobre los langostinos sin bigote y me empapo en un artículo de The Guardian, sobre una 'mina de oro' de trigo de hace 100 años.
Reviso la agenda. Tengo un hueco para salir a caminar y así practicar con mi tobillo zurdo.
Ayer, buenas noticias por todos lados.
El camino está ahí. Hay que seguir andando. Con cuidado. Y si la decisión es correr, empieza por andar rápido.
A veces soy muy pesadito, si, lo sé. Pero no dejaré de repetirte que mires a los dos lados de la calle, (aunque sea de una sola dirección) antes de cruzar .
Mensajes. Uno, dos, tres, veinte.
Tengo que pedir hora al médico. La receta electrónica se ha acabado.
Duda. ¿Peluquería o espero a que lleguen las chicas para que me pasen la maquinilla?
Pido sugerencias y directrices para las próximas reuniones.
Me gusta, me gusta mucho ver como las personas con las que colaboro crecen. Y no, no tengo dudas. Solo intento hacer el camino más fácil, más transitable; aunque haya cuestas empinadísimas y el arcén sea un puro barranco.
¿De donde sacamos esta fuerza? Mejor dicho, ¿de donde sacan ellos esa fuerza?.
Tirar del carro, no es lo mismo que empujarlo.
Y tirar, ¡vaya si tiran!.
Alguien me dijo que solo existían dos estilos de dirección. Uno, desde el temor y, otro, desde el respeto. Si, si, luego vienen los matices.
El orgullo, el pundonor (que bonita palabra), entender que no es más líder el que más testosterona tiene o más genitalidad lleva en la frente. El querer ser mejor y que tu "fama" sea tu forma de ser, de estar, de dirigir ese carro que renquea, que pesa toneladas y que, en ocasiones, tiene las ruedas cuadradas.
La humildad de reconocer que "el equipo" está ahí, y ese triunfo, grande o pequeño, es de ellos más que de nadie.
Las buenas noticias. El respeto, la confianza.
Me estoy poniendo tierno. ¡Caguen!
¿Sabes? Respeto y paso a paso. ¡Seguimos!
Pdta.: Los libros te los envío en un rato.
Animo y suerte
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