Soy adicto a la pasión, al ansia.
Que conste que pongo cara compungida, como si entonara lo aprendido en las catequesis (¿Quién se acuerda de aquello?), el "yo pecador".
𝑌𝑜 𝑐𝑜𝑛𝑓𝑖𝑒𝑠𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒 𝐷𝑖𝑜𝑠 𝑇𝑜𝑑𝑜𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟𝑜𝑠𝑜,
𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜, 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎, 𝑜𝑏𝑟𝑎 𝑦 𝑜𝑚𝑖𝑠𝑖𝑜́𝑛.
𝑃𝑜𝑟 𝑚𝑖 𝑐𝑢𝑙𝑝𝑎, 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑖 𝑐𝑢𝑙𝑝𝑎, 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑖 𝑔𝑟𝑎𝑛 𝑐𝑢𝑙𝑝𝑎.
𝑃𝑜𝑟 𝑒𝑠𝑜 𝑟𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑎 𝑆𝑎𝑛𝑡𝑎 𝑀𝑎𝑟𝑖́𝑎 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑉𝑖𝑟𝑔𝑒𝑛,
𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝑎́𝑛𝑔𝑒𝑙𝑒𝑠, 𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝑠𝑎𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑦 𝑎 𝑢𝑠𝑡𝑒𝑑𝑒𝑠 ℎ𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠,
𝑞𝑢𝑒 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑐𝑒𝑑𝑎𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑖́ 𝑎𝑛𝑡𝑒 𝐷𝑖𝑜𝑠, 𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜 𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟. 𝐴𝑚𝑒́𝑛.
Pongo la cara pero, por dentro, la adrenalina me puede.
He dado mi trote cochinero (hoy, sin caída de croqueta) y a la vuelta, me he puesto a cocinar.
Me meto en la piel de Adam Jones (buscando la tercera estrella Michelín)
Huelo las zanahorias recién peladas, las naranjas, el zumo. Busco una cebolla apretada, que tenga sabor dulce. La muerdo.
El caldo de verduras, listo. Ni muy fuerte, ni muy flojo.
Pruebo, una, dos, tres veces.
Recuerdo momentos de pasión, que nada tienen que ver con los fogones. El sudor, recorre mi espalda.
Pico en brunoise, tomate pelado, sin pepitas. Pimiento rojo, verde, cebolleta. Lo reservo en frío.
Consigo una textura agradable. Le doy el punto con un poco más de zumo de naranja. A la hora de servir, daré el punto de pimienta.
Mientras, he troceado calabacín y berenjena.
Hace calor, puede que sea más humedad que calor.
Los salteo. Más tarde, añadiré las hierbas aromáticas, coceré la pasta, mezclaré y unas hojas de espinaca servirán de sábana. A la hora de servir rallaré limón.
Llueve. Hay que salir al jardín y recoger cojines, hamacas, tapar muebles.
La máquina limpia y preparada para otra receta.
Chirivías, Zanahorias, un puerro. y Ras El Hanout.
Me sirvo un poco más de vino.
Pasión, ansia, sudor. ¿Lo recuerdas?
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Animo y suerte
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