lunes, 27 de octubre de 2025

Un terrón de azúcar


Sigue fallándome la letra "o". He optado por enviar mensajes de voz, cuando me agoto de golpear la maldita tecla para que ese circulo imprescindible aparezca.
Escribo, escribo y, aunque veo los errores, las ausencias, sigo. Al rato, me detengo y vuelvo atrás para añadir oes.
He pensado también en no rellenar esas ausencias. Están ahí por algo.
Tal vez la "o", se ha cansado, ya no quiere acompañarme. Y yo, me empeño en que esté a mi lado, que sea esa colaboradora díscola que ahora falla y después también.
Alguien, entre asustada y perdida, me habla de carnes, verduras, hornos y exámenes que importan poco.
El loco de la motosierra ha ganado. Una batalla en la que los soldados son empujados hacia el abismo.
Esta oscuro. No consigo sacar tiempo para escribir, y se que lo necesito.
Cada día que pasa es eso, un terrón de azúcar que se disuelve en el café.
Hay tanto en el olvido. ¿Cómo te ves dentro de 25 años?
Donald, el pato no, el otro, piensa en un tercer mandato. Y no hay reacción real. ¿Nadie se da cuenta?
Es como si el ciclo del agua, algo tan básico, se nos hubiera olvidado. Peor aún, nos sorprendemos, como si nos quisieran tomar el pelo y dudamos de la evaporación, la condensación, la precipitación. No son dudas, no. Es peor.
Pienso en ese 2050. ¿Cómo será? ¿Habrá un soma en el futuro "mundo feliz"?
Ahora, ese soma, es el olvido.
Los recuerdos, como ese azucarillo, van desapareciendo.
Y la maldita "o", también, no quiere colaborar.
Me canta bajito, como en la canción de Rosalía:
“I’ll fuck you till you love me”. Te follaré hasta que me ames.
Anim y suerte.






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