sábado, 17 de mayo de 2025

El triángulo de Tartaglia



Empiezo a pensar que mi insomnio, mis problemas para conciliar el sueño, no tienen nada que ver con el sueño en si, sino con el despertar.
¿Y si no me despierto? ¿Cómo será eso que algunos dicen que hay después?
¿Y si no hay nada?
Tampoco espero, si eso ocurre, un despliegue de personas con luces, banda de cornetas y tambores y pancartas de bienvenida a ese lugar, llamémoslo, "quiensabedonde".
Pero el simple hecho de hacerme esas preguntas unos minutos antes de caer en brazos de Morfeo, me genera inquietud. No, no es miedo a no despertarme. Si ocurre, tengo pocos medios para evitarlo. Es más curiosidad.
Ese momento siempre lo he imaginado como un fundido a negro, sin sonido. Ese túnel con una luz al fondo del que muchos hablan, en mi caso, me lleva a la infancia. 
Al comedor de aquella vivienda sindical que nunca consigo adecuar a su tamaño real. El televisor era un Emerson, grande, muy grande. Blanco y negro. La pantalla estaba incrustada en una caja de un material parecido al poliéster y descansaba sobre una mesa de ruedas con una balda en la que estaba el transformador (si, tengo una edad).
Cuando presionabas la tecla de apagado, toda la pantalla quedaba en negro excepto un punto de luz en el centro que, poco a poco, también desaparecía.
Vale, si. Puedo utilizar todas las técnicas que se te ocurran (yo creo que he utilizado todas o casi todas) para intentar llegar al fundido a negro sin enterarme y tener un descanso reparador.
Una infusión, leer un libro, escuchar una música suave y relajante, contar hacia atrás a partir de 300, de 3 en 3 o hacer el triangulo de Tartaglia hasta el infinito mentalmente, etc.
Los resultados han sido poco satisfactorios. Siempre acabo en la gasolinera.
Con la infusión, he llegado a tomar varios litros y llegado el amanecer, salir a comprar más infusiones. El único sitio abierto: la gasolinera.
Lo del libro, puedo leérmelo del tirón y seguir con la letra pequeña de la caja de las infusiones, que hace que me tome una infusión y de nuevo acabe en la gasolinera.
Lo de la música suave, lo evito. Acabo siempre en la gasolinera comprando un libro e infusiones.
Contar hacia atrás a partir de 300, mal también, siempre me descuento y tengo que volver a empezar. Me tomo una infusión, me leo el libro y vuelta a la gasolinera.
A veces, el triangulo de Tartaglia parecía ser efectivo pero en cuanto llegaba a la gasolinera, pegaba la hebra con el muchacho del turno de noche (ya me conocen todos) y acabamos en el bar de enfrente desayunando y discutiendo sobre si una representación de los coeficientes binomiales ordenados en forma de triángulo data del siglo X, en los comentarios de los Chandas Shastra o tiene su origen en un libro antiguo indio de prosodia del sánscrito escrito por Pingala alrededor del año 200 a. C.
Claro, el día que consigo dormir, me despierto también inquieto.
¿Qué habrá pasado durante estas horas en las que he "desaparecido"?
¿Se habrá producido la invasión zombi?
¿El meteorito estará a punto de impactar?
¿El de la gasolinera habrá entendido la diferencia entre el triángulo de Tartaglia y el de Sierpinski que le explique ayer?
¿La Megaprincesa Isabel Natividad habrá descubierto su gran pasión y le hará la competencia a Melody?

Una diva no pisa a nadie para brillar
Su voz le hace grande, ¿qué más da?
Si ella es libre cantando como un pez en el mar
Una diva es valiente, poderosa
Su vida es un jardín lleno de espinas y rosas
Resurge bailando
Con más fuerza que un huracán

Si, pienso demasiado.
Animo y suerte.

viernes, 16 de mayo de 2025

Afortunado


Soy muy afortunado. Si echo la vista atrás podría decir que siempre lo he sido aunque, siempre, sea demasiado tiempo.
Con el paso de los años no he cambiado demasiado en mis convicciones, reconociendo evolución en casi todas. No hablo de calma ni de sosiego, no hablo de una mayor reflexión. Sigo teniendo un pronto complejo y mi carácter reconozco que no es fácil.
Si he aumentado mi poder de contención. Quiero decir que tardo un poco más en mandar a alguien a la mierda y que, en ocasiones, utilizo lo de "gracias, es usted muy amable" con el mayor tono irónico del que soy capaz.
Ya no voy a la guerra por el gusto de guerrear. Agoté todas mis baterías en explicar y hacer entender conceptos o creencias. Me he liberado de la necesidad de sacar a alguien de su error, sobre todo a aquellos que su ceguera es mental. Pero me cuesta y vuelvo a caer en ocasiones.
Las madres espartanas cuando sus hijos iban a la guerra repetían aquella frase:
𝐴 𝑙𝑎 𝑔𝑢𝑒𝑟𝑟𝑎 𝑠𝑒 𝑣𝑎 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑑𝑜. 𝑌 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑔𝑢𝑒𝑟𝑟𝑎 𝑠𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑑𝑜 𝑜 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑑𝑜, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑠𝑖𝑛 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑑𝑜.  
Valentía, integridad, honor.
Leo alguno de los comentarios provocados por mis reflexiones y esa misma evolución de la que hablaba me permite sentir lastima. Compadezco a aquellas personas que resumen su pensamiento en tópicos, en argumentos no analizados. Siento pena de quien después de una vida, supuestamente mejor y más cómoda que la de otros, se guían por el miedo, por la ignorancia, por la manada. Siempre es mejor la lastima que el odio.
Soy muy afortunado. Soy consciente de que perdono pero no olvido, me esfuerzo en mejorar aun sin los mejores resultados, no soy de banderas, credos o colores y cualquier discusión o enfrentamiento de ideas intento llevarla al análisis, aunque mi sangre me pida alfanje y horca.
Si, siento pena de ti, por ti. Creo que necesitas unos minutos de fragilidad, de reconocer que no eres nada sin tu manada. Verte desnudo ante el espejo y poner en valor lo conseguido.
No, no hablo de dinero, de propiedades, hablo de valores, de ser consciente.
Todos cometemos errores. Tu, el primero.
Tu color de piel, no te hace mejor. Militar en un partido u en otro, tampoco. Hablar un idioma, dos o cien, no hace que seas más comprensivo o menos ignorante que un muchacho que llega a la costa buscando una vida mejor.
Confío en que un día los corderos se conviertan en leones.
Animo y suerte.



jueves, 15 de mayo de 2025

Escribas y funcionarios


Ayer, lamentablemente, di un salto al pasado. Me encontré con el "funcionariado" más casposo que podría haber imaginado.
Después de intentar que la Administración electrónica resolviera mis dudas, pedí cita previa.
El gran recurso que, en tiempos de pandemia, permitía mantener distancias y que ahora también mantiene "la distancia".
En una gran sala (y cuando digo "gran" es que era muy, muy grande) había hasta 12 puestos de atención a ciudadanos.
Tras atravesar un control, ejercido de forma férrea por un empleado de una empresa de seguridad, y darme cuenta de que los conocimientos sobre procedimientos administrativos por parte de aquel caballero eran enciclopédicos, tomé un nuevo número de la máquina dispensadora.
De los 12 puestos, sólo la mitad estaban ocupados por algún funcionario, y no todos estaban dando atención.
Cita solicitada a las 9:30. Casi 30 minutos después, mi código de números y letras salta en la pantalla. Mesa 6.
Me da la sensación de que aquello no va bien. Mentalmente, mientras me dirijo al fondo de la gran sala, me hago el firme propósito de mantener un perfil bajo. Yo no se nada. Yo, no he mirado la web por arriba y por abajo. Yo, no me he leído el Boletín Oficial. Yo vengo a que me expliquen.
Yo... no se si sentarme. La funcionaria del otro lado de la mampara no me mira. 
Ni tan siquiera levanta la cabeza, pero ha dicho algo que no llego a escuchar por el grosor del muro transparente que la rodea.
- ¿Perdón?
- ¿Qué deseaba?
Trato de hacer mis dos consultas pero no llego ni a terminar de enunciar la primera.
Adopto un perfil mucho más bajo y dejo que aquella persona que sabe mucho mejor que yo, lo que quiero preguntar, se explaye.
Intento, diciendo aquello de "creo que no me he explicado", echarme la culpa del error y así retomar el punto de la consulta.
Pues no. Ella, sigue.
Llegado un momento de su discurso, se levanta con mi documento de identidad en la mano (¿será para que no me escape?) y busca una impresora (que no encuentra ¿la usa poco?) donde saldrá la información que ha decidido que es de mi interés.
Cuando vuelve con un manojo de hojas, pienso en aquella canción de los nardos apoyaos en la cadera, como si fueran folios. Perfil más bajo. Estoy rozando el suelo.
Ella sonríe. Se siente satisfecha y me mira mientras me repite la información que aparece en los documentos y que yo, por mucho que insista, no necesito.
En ese momento de debilidad por su parte, casi sin respirar, le hago ver que esa información no es la que busco y le detallo, de nuevo, mi necesidad.
- Mire, ¿ve usted aquel pasillo?. Tome otro número de la máquina y mis compañeros le resolverán esa duda.
Intente que mi cara reflejara agradecimiento, como el siervo agradece al amo que lo deje vivir, aunque Dexter, aquel asesino en serie de la televisión pugnaba por salir de mi interior.
Eran las 11:00. 
Estoy al fondo de aquel pasillo con un nuevo número. Veo dos funcionarios que increpan al caballero de seguridad para que controle lo que llega a su territorio. Uno de ellos, coge su bolso y se va. Queda uno. Somos cuatro personas esperando. Un matrimonio con una criatura que derrocha rizos y risas, otro caballero y yo.
En fin. Os ahorro los detalles.
Querían que volviera al sitio de donde venía. Comprobé que desconocían la legislación y se llevaban fatal con sus compañeros del otro lado del pasillo. 
Mi tono cambió de perfil bajo a cajas destempladas.
- No, no. Si tiene usted toda la razón. Proteste, quéjese, está en su derecho. Pero, espere por favor, no se vaya. Que ahora viene mi compañero que lleva un chorro de años aquí y le hará ver que está equivocado y que usted no quiere esa información.
Claro. Un pasillo de distancia y un muro transparente.
Nos merecemos lo que tenemos. Si.
Animo y suerte.
Pdta.: Si algún funcionario se siente aludido, pues eso, proteste, quéjese, está en su derecho. Yo, voy a hacerlo ahora mismo.






miércoles, 14 de mayo de 2025

Buen viaje, Pepe

Ayer, martes y 13.
Desde distintas culturas, ya en la antigüedad (o sea hace una pila de años), el pobrecito martes ha sido considerado de mal agüero.
Consagrado al dios Marte, el de la guerra.
Martes y 13: La Torre de Babel entró en crisis por la confusión de lenguas.
En la cábala judía, son 13 los espíritus malignos.
Podríamos seguir anotando puntos en su contra. Desde ayer, por mi parte, le añadiré a ese día y fecha uno más.
Pepe, se fue.
Igual que Juan José Millas en muchas ocasiones es mi refugio, más que refugio, liberación; Pepe Mújica era mi esperanza.
Una buena amiga, me envía una noticia digna de aparecer en la portada de 𝐍𝐨𝐭𝐢𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐌𝐮𝐧𝐝𝐨, junto al niño murciélago o al extraterrestre que entregó a la justicia a Roldan.
𝐴𝑙𝑣𝑖𝑛 𝐿𝑢𝑐𝑖𝑒𝑟, 𝑝𝑖𝑜𝑛𝑒𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑢́𝑠𝑖𝑐𝑎 𝑒𝑥𝑝𝑒𝑟𝑖𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑙, 𝑓𝑎𝑙𝑙𝑒𝑐𝑖𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝟸𝟶𝟸𝟷 𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝟿𝟶 𝑎𝑛̃𝑜𝑠, 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑜𝑛𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑠𝑜𝑛𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑢́𝑛𝑖𝑐𝑜𝑠 𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜 𝑎𝑛̃𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒́𝑠 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒.
¿Te imaginas?
Todo el disco duro de Pepe Mújica, en la nube.
Seguimos con la caja de Pandora abierta. Se liberaron todos los males de la humanidad. Dicen que en el fondo de la caja, quedó la esperanza.
Para Nietzsche «la Esperanza es en verdad el peor de los males, porque prolonga los suplicios de los hombres». Por eso colocarla en el fondo de la caja.
Y ahí seguimos. Y aquí sigo, entre lágrimas, añorando el ultimo libro de Millas, despidiendo a Pepe y con el run run (no el de la Megaprincesa, que también) de Melody.
Aquí sigo, en un café de amanecer, queriendo galopar lleno de rabia hasta el mar.
𝘈 𝘨𝘢𝘭𝘰𝘱𝘢𝘳, 𝘢 𝘨𝘢𝘭𝘰𝘱𝘢𝘳, 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘳𝘢𝘳𝘭𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘮𝘢𝘳
𝘕𝘢𝘥𝘪𝘦, 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦, 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦, 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘯𝘧𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦
𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘴𝘪 𝘷𝘢 𝘦𝘯 𝘵𝘶 𝘮𝘰𝘯𝘵𝘶𝘳𝘢
𝘨𝘢𝘭𝘰𝘱𝘢 𝘤𝘢𝘣𝘢𝘭𝘭𝘰 𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘢𝘭𝘣𝘰, 𝘫𝘪𝘯𝘦𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘶𝘦𝘣𝘭𝘰
𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘵𝘪𝘦𝘳𝘳𝘢 𝘦𝘴 𝘵𝘶𝘺𝘢

martes, 13 de mayo de 2025

Alambradas


A la izquierda, el mar da lametones delicados a la playa. Llevo varios kilómetros de caminata y noto como las gotas de sudor se escurren por mi espalda.
A la derecha, un camping de caravanas. Grandes furgones, casas rodantes que en ese momento me parecen varadas en medio de la nada por falta de combustible. 
Sus habitantes, deambulan alrededor del mobiliario esparcido cerca de sus casas. Hay una alambrada. Pienso si es un campo de concentración de campistas y que están ahí retenidos, castigados a vivir frente al mar. Algunos, han vallado su propia parcela y, dentro, sus perros me observan con mirada de ansia de libertad.
Matrículas holandesas, belgas, francesas, lo convierten en internacional.
Llegando a la última cala, un par de gaviotas se ríen de los bañistas que, valientes, se meten en el agua.
Al fondo, ya de vuelta, una urbanización fantasma que pronto abrirá sus ataúdes para llenar la arena de cuerpos níveos al sol. Los pinos piñoneros me dan la razón y vuelvo la mirada al campo de concentración. Ahí siguen, no se mueven, solo están.
El camino de tierra está lleno de charcos que obligan a buscar alternativas para cruzarlos.
Lastima no tener unas botas de agua y unas cuantas decenas de años menos. ¿Y si me quito las zapatillas? Saltar sobre los charcos y confundir los chorretones de barro con el sudor propio. No se cual sería la sensación. Y no me refiero a la de saltar y mancharme, sino a tener esas decenas de años menos.
Barro eres y en barro te convertirás.
El sol sube más alto. Será un día de calor.
Los gemelos se han confabulado con Aquiles. Bajo el ritmo con la excusa de mirar al horizonte. Siempre hay una excusa para bajar el ritmo.
Un cordón de seguridad protege a las especies de la zona. Otro campo de concentración, esta vez, de arbustos, hierbas y plantas.
Llego al asfalto. No hay dolor, sigue.
La playa continua con una abierta y gran curva. Al fondo, un pequeño rompeolas que protege al Club Náutico. Otro campo de concentración, sonrío. Este de embarcaciones.
Vallas, alambradas, rejas, muros que protegen, que encierran.
Según a que lado de la alambrada te veas, protegido, encerrado.
Otro caminante acompañado de su mascota, se acerca mirándome. Por su color de piel y aspecto, lo saludo en inglés, sincronizados, él lo hace en alemán y los dos sonreímos. Error.
Ancianos apoyados en andadores, prisioneros con sombrero o gorrita, mujeres y hombres  arañando el retorno a la juventud, el ansia de estar en forma, resoplan y sudan, saludando con un ligero movimiento de cabeza par no perder aire, ni ritmo.
Todos nos movemos pegados a la alambrada del mar.
Cuando llegue y atraviese el alto seto que rodea a mi casa, tomaré una ducha y escucharé las noticias que me recordarán lo lejos que estoy.
Tal vez, la libertad sea esto. Vivir cerca de la alambrada.
Animo y suerte.




lunes, 12 de mayo de 2025

Pausa



Martes  Lunes.
Antojo de galletas y también de pan.
Hace algo de viento. Retrasaré mi caminata al mediodía.
Prepararé las de cacao y vainilla. Seguro que, a la vez, me pongo con el pan para bocadillos.
Tengo setas y tengo pak choi. Dorar la verdura y añadirle las setas al ajillo, será un buen entrante.
¡Pling!
"Aviso de cortesía de una nueva notificación electrónica"
¡Pling!¡Pling!¡Pling!
Y no una, cuatro. El Ayuntamiento de Madrid, me quiere, me necesita, me reclama.
Mientras, el técnico de la caldera llama a la puerta.
Dejé este texto sin terminar, ya hace casi una semana, igual que las galletas, igual que tantas otras cosas.
A veces pienso que es mejor dejarlas así. Me refiero a las cosas que queremos hacer, a esos planes y proyectos. Como los viajes. Lo mejor de ellos es el camino.
Llegaron más notificaciones, estas, de la Agencia Tributaria.
¡Pling!¡Pling!
La Agencia Tributaria, me quiere, me necesita, me reclama.
Una paloma ha venido hasta el alfeizar de mi ventana. No se porque, pero de un tiempo a esta parte los pájaros, gorriones y palomas, se acercan como si la casa fuera de su propiedad y campan en los poyetes y barandillas, tal vez, notan que echo de menos a Mirlo o ha sido 3Patas quien los ha invitado, con engaños, para en el momento en que se sientan confiados, devorarlos.
En menos de una semana, han cambiado muchas cosas. Habemus Papam.
Los chicos de la guerra siguen en su competición de "quien orina más lejos" mientras las victimas vuelven a ser números. Hablan de tregua.
El viento parece que amaina. Saldré a caminar y seguiré pensando en enterrarlos en el mar.
Una sopa de calabacín con espinacas y allí coceré la pasta. Almendras, ajo, perejil y cayena.
Mirlo, ¿sabes?, te echo de menos.
Parece que todo está en pausa. ¿Galletas?
Animo y suerte.

#100cafesbuscandoelmar
#100cafesmasconunputovirus
#100cafesy2000paracetamoles

domingo, 4 de mayo de 2025

Abrazos


Preocupante.
Ese 20% de votantes alemanes que pueden llegar a ser declarados ilegales por su extremismo.
Aquí, un 17% de votantes apuestan por ideas poco o nada democráticas.
En el Parlamento Europeo, rozan el 25% de los escaños.
Hoy, en Rumanía, se repiten las elecciones anuladas hace seis meses. El alto tribunal (la justicia) decidió apartar al candidato ultraderechista por financiación ilegal e intervención rusa.
Preocupante.
Detener la política de Bruselas, es uno de los objetivos de los "amigos" europeos del movimiento MAGA (Make America Great Again).
Pero ¿tienen un frente común?.
Los datos de encuestas realizadas en distintos lugares del mundo no revelan una simpatía diferencial por parte de los votantes de la extrema derecha hacia los poderes autoritarios.
Y tampoco parece que exista ese frente común.
Un reciente estudio del CIDOB (Centro de investigación en relaciones internacionales de Barcelona), los clasifica en ultraconservadores, populistas nativistas, autoritarios nacionalistas y libertarianos. No plantea una gran conexión entre ellos y solo muestra cierta preocupación por los autoritarios nacionalistas.
Preocupante.
Releo un texto, que día como hoy, del año pasado, en el que reunía en mi jardín a Rousseau, Montesquieu, Durkheim y Althusser, para hablar de leyes.
Pienso en el ser, y en el debe ser.
El abrazo de una reina con una princesa en Panamá. No hay besos. ¿Hay alguna Ley protocolaria de la realeza que lo prohíba? Se abrazan, se separan, se miran y se vuelven a abrazar.
Ha llovido.
Os dejo con Montesquieu, salgo hacia el mar.
"...𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑙𝑜𝑠 𝑠𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑙𝑒𝑦𝑒𝑠: 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑙𝑎 𝑑𝑖𝑣𝑖𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑, 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑚𝑎𝑡𝑒𝑟𝑖𝑎𝑙; 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑙𝑖𝑔𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑠𝑢𝑝𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑎𝑙 𝘩𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒; 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑏𝑟𝑢𝑡𝑜𝑠; 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑒𝑙 𝘩𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒"
Animo y suerte.

jueves, 1 de mayo de 2025

Un tiempo maravilloso

 

¿No te da la sensación de que hay mucha gente con ganas de que todo vaya mal?
No, no me refiero a hacer la gracia de que estemos esperando a un meteorito o que en cualquier momento puede haber una invasión zombi.
Hablo de la queja sistemática, de la desconfianza por bandera, del todo mal y va a empeorar.
En mi opinión (y ya sabéis que las opiniones son como los culos, cada uno tenemos el nuestro) la ignorancia juega un gran papel, pero gana la necesidad de hablar de sacar excremento por nuestro culo, o sea, de opinar.
En una reunión de vecinos, si hablamos de como construir el parking de bicicletas, todo el mundo opinará y dispondrá de conocimientos sobre materiales, seguridad, colores, ventajas e inconvenientes.
Pero si el tema a discutir fuera si al vecino del 3º E hay que hacerle una traqueotomía o mejor debería ejecutarse una cricotirotomía, o quizás una traqueostomía percutánea, seguramente, pocos vecinos intervendrán.
Lamentablemente, aun con un alto nivel de ignorancia, siempre aparecerá alguien que un día vio un documental o que a su cuñado le pasó lo mismo y que se lo resolvieron bebiendo lejía.
También saldrán los que no se fían, los que creen que el administrador quiere sacar tajada o que la pregunta la ha promovido el del ático C, por que su mujer trabaja en un hospital.
La gente de "todo negro", "todo mal", "me quieren engañar" es preocupante, pero más preocupantes son aquellos que fomentan esos sentimientos.
Confirmo que el Karma está de vacaciones, para lo bueno y especialmente par lo malo.
Por aclarar, "El karma explica los dramas humanos como la reacción a las acciones buenas o malas realizadas en el pasado más o menos inmediato".
Si obras con bondad, tanto en palabras como en pensamientos o en acciones, el equilibrio justo debería ser que recibieras bondad.
Si tus acciones, pensamientos o palabras llevan maldad, el equilibrio justo debería ser, por ejemplo, un forúnculo en alguno de tus esfínteres.
No hablo de karma como venganza, simplemente, justicia.
Este puente, por algunos sitios lloverá y por otros hará sol.
Por cierto, aquí, un tiempo maravilloso. 😉
Animo y suerte.

martes, 29 de abril de 2025

El día después del Apocalipsis


Don Miguel era un profesor paciente. Cuando no entendías algo te lo repetía un ciento de veces. Claro, el problema era que entre explicación y explicación, te daba un "cosco" en la cabeza con aquel pedazo de anillo.
"Y no aprenderás. Venga (Zassss!), te lo repito"
La leche, no viene del lineal del supermercado. Se saca de las vacas, y tras un complejo proceso sanitario, logístico y comercial, se pone a la venta para que tu pongas cara de póker, porque no hay "leche" de soja, pero si "de la otra".
Pues lo del apagón es igual. Lo de la pandemia, lo del volcán, lo de Filomena, lo del meteorito cuando llegue (que llegará). Lo mismo.
Somos frágiles y en muchos casos, quejicas.
Todo depende de las circunstancias. Si, si. Y de cada uno de nosotros.
Hay quien, perdió un tren y rozó la desesperación. Al cabo de unos minutos, entendió que si lo hubiera cogido, poco después, hubiera estado en medio de la nada, sintiéndose frágil. Una bolsa, una toalla. A la playa.
Otros, también querían volver junto a sus seres queridos.
Salieron a la calle y se encontraron el apocalipsis. Atascos, sirenas, gente por todas partes y avenidas que, cualquier día parecen inmensas. estaban colapsadas.
No hay metro. Autobuses abarrotados.
Andar. Solo había ese método. Las lágrimas, a punto de salir.
He vuelto a sentir el anillo de Don Miguel.
Algo excepcional. No había energía eléctrica.
En 1852, un farmacéutico de Barcelona iluminó su farmacia con unas baterías fabricadas por el mismo. En 1881 el primer proveedor eléctrico fue creado, la Sociedad Española de Electricidad.
Se hizo la luz.
Ayer nos fuimos 173 años atrás.
Los huevos, salen de las gallinas.
"Y no aprenderás. Venga (Zassss!), te lo repito"
¿Sabes por donde?
Animo y suerte.

domingo, 27 de abril de 2025

Galletas de avena y coco



Un día hay vida. Así inicia Paul Auster su novela "La invención de la soledad"
Ahí, se inicia todo.
Una noche de insomnio, como tantas, buscando el soporte de la mesilla con la palma de la mano para no caer al vacío o si, buscando ese vacío que es el sueño. 
De pronto, todo desaparece. No hay ningún signo, no hay aviso, nos desconectamos por agotamiento, o porque la melatonina llega a su nivel imprescindible y nuestro ciclo circadiano deja de verse influido por el cortisol.
No estas, te has ido.
De pronto, igual que te fuiste, vuelves. Abres los ojos y estas ahí. Con los ojos pegados y las articulaciones aún poco hábiles.
Un nuevo día, y hay vida.
Sopla el viento, el sol pone luz a la oscuridad de la noche.
Los pájaros revolotearan de una rama a otra. El maldito gato pardo, habrá saltado la valla y estará acurrucado en tu sillón.
Las palomas, incansables, arrullan en los postes de la calle.
¿Así será el final?
No tenemos certeza de casi nada o de nada. Y esa misma incertidumbre, esa que nunca hemos tenido ni tendremos, nos empuja a seguir buscando. Queremos estar seguros, no queremos sobresaltos.
Un día hay vida.
Hoy, hay vida.
El pruno, espigado, vive al límite por el empuje del viento.
Haremos galletas de avena y coco. Abriremos una botella de vino y fijaremos propósitos y planes que, sin certeza de cumplimiento, empujaremos.
Y en unas horas, de nuevo, caeremos en ese vacío de esperanza, de falta de certeza. Sin aviso, sin señales. Como aquel fundido a negro de "Los Soprano", así acabara el día.

viernes, 18 de abril de 2025

Sangre y polvo




Así, durará toda la vida, me dijo.
Tal vez, él, tenía una medida del tiempo distinta. Años de ochocientos días o semanas de treinta.
¿Cuál es el ciclo de crecimiento de un naranjo? ¿Y de un ciprés?
Nacer, crecer, reproducirse y morir. El sentido de la vida, la tradición aristotélica.
En el jardín hay varios pinos. Uno de ellos, muy grande, frondoso y alto.
Estaba cuando llegamos y seguirá estando ahí el día que nos marchemos.
Piensas demasiado, me decía.
Puede que ella, actuara por impulso y los tiempos de pensar fueran menores.
¿En que piensas?
Pregunta que, en ocasiones, puede hacernos temblar.
Pensamos y somos, también, todo aquello que no contamos o hacemos cuando nadie nos ve.
Leo las noticias y me abruma pensar. Si, pienso demasiado. Eso, también, durará toda la vida.
¿Puedes recordarme para que vine aquí?
¿Y si necesito otra vida más para conseguirlo?
Y el pino sigue anclado al suelo. Desde la copa puede verse el mar, que nunca tocará.
Cumplirá 300 años. Sus raíces recorrerán el suelo, por debajo de muros, entre rocas, buscando grietas. Más y más alto, pero no podrá tocar el mar.
Durará toda la vida, me dijo.
¿Su vida? ¿la mía?
Tal vez lo mejor sea derruir. Volver a construir y repetir: "durará toda la vida", hasta que caiga y vuelva a nacer.
Nacer, crecer, reproducirse y morir.
Suena "your blood" de Aurora.

But I, I refuse to die
Refuse to die
But I, I refuse to die
I refuse to die
We are dust, hmm

Polvo eres y en polvo te convertirás.
Pienso demasiado, si.

martes, 15 de abril de 2025

Más es más



Isi, llegó entrada la tarde. Recorrió, incansable, su propiedad hasta archivar todos los nuevos olores.
La valla improvisada para proteger los bulbos en flor no evitó su ir y venir buscando un acceso para explorar esa tierra fresca prohibida.
A primera hora ha querido salir de nuevo y demostrar con sus ladridos quien es la jefa. Las palomas buscan los postes del tendido de cables y desde allí se burlan de ella. Corre de un lado a otro. Se asoma por los huecos del seto y verifica que todo cumple su orden.
Salta, corre, con la lengua colgándole por un lado de la boca y moviendo su cola como un rotor.
En un rato, "llorará" en el porche para que alguien se compadezca de ella y le de su desayuno.
Las cajas de álbumes de fotos, diapositivas y cintas de video de todos los modelos, siguen en el pasillo desde que llegamos a esta casa.
Mies van der Rohe, popularizó aquello de "Menos es más".
Un gran engaño que nos llevó al minimalismo, a simplificar y quedarnos con lo esencial.
¿Y si no quiero?
¿Ningún filósofo, arquitecto, pensador o gurú ha defendido el "más es más"?
Suena Fangoria:

𝙻𝚊 𝚎𝚟𝚒𝚍𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚎𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚝𝚎 𝚕𝚊 𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚘
𝚙𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚞𝚍𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚊́𝚜 𝚎𝚜 𝚖𝚊́𝚜.
𝙾𝚛𝚐𝚞𝚕𝚕𝚘𝚜𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚌𝚞𝚊𝚕𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛 𝚎𝚡𝚌𝚎𝚜𝚘
𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚋𝚊𝚒𝚕𝚎 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚟𝚊𝚗𝚒𝚍𝚊𝚍.
𝚈 𝚜𝚒 𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊𝚜, 𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚙𝚘𝚛 𝚖𝚒𝚕𝚕𝚘𝚗𝚎𝚜
𝚗𝚊𝚍𝚒𝚎 𝚍𝚞𝚍𝚊 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚊́𝚜 𝚎𝚜 𝚖𝚊́𝚜.
𝙱𝚊𝚌𝚊𝚗𝚊𝚕 𝚍𝚎 𝚏𝚊𝚕𝚜𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜
𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚛𝚎𝚒𝚗𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚘 𝚊𝚛𝚝𝚒𝚏𝚒𝚌𝚒𝚊𝚕.

Quiero más.




lunes, 14 de abril de 2025

Sr. Mirlo


Al ir hacia la verja, me di la vuelta y pude verte apoyada en la ventana de la cocina.
Tenias la mano, el puño, sobre tu boca. Fueron nada más unos segundos. Me mirabas, yo te miraba.
Desapareciste. Recorrí el camino de salida. A la izquierda la higuera, el limonero. El olivo y el almendro. A mi derecha, aquel platanero que te costó tanto que creciera recto y no le venciera el viento.
Volví la vista atrás.
Los pinos, las coloridas buganvillas, aquella mesa de piedra que, conforme el verano avanzaba, iba cambiando de sitio buscando la sombra.
Hice unas fotos, tal vez, para que más adelante, al día siguiente o un mes más tarde, dieran fe de que todo estaba casi igual que cuando me fui.
Me llegaba el olor de la lavanda, mientras la gran chumbera, seguía generando frutos incansable, creí escuchar risas y gritos con un peculiar chapoteo de agua. No, solo era el recuerdo. El recuerdo de aquel ultimo verano.
Hoy, Mirlo, es quien me mira de reojo y, como Frida Kalo, me susurra:
¿Mereció la pena lo que saliste a buscar?
Foto.: @laubeleal gracias!.
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