martes, 13 de agosto de 2013

Con la cabra, a Nueva York



Aunque muchos estamos de vacaciones, la vida sigue inexorablemente.
Hace unos minutos, desde el otro lado del océano un amigo me ha dado su visión de esta España, cada vez más cansada y más sumida en la apatía.

Si, Víctor Manuel Sosa Godinez, tienes razón.
El poema de Pueblo blanco, la canción de Serrat, casi nos lleva a la postguerra.


Nos muestra un pueblo cansado. Que no puede mirar al cielo, de tanto mirar al suelo. 
Más que un pueblo blanco, muestra un pueblo oscuro, casi negro.
Esa ha sido la noticia con la que iniciamos el día.



Escapad gente tierna,
que esta tierra está enferma,
y no esperes mañana
lo que no te dio ayer,
que no hay nada que hacer.

Toma tu mula, tu hembra y tu arreo.
Sigue el camino del pueblo hebreo
y busca otra luna.
Tal vez mañana sonría la fortuna.
Y si te toca llorar
es mejor frente al mar.



Si yo pudiera unirme
a un vuelo de palomas,
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás,
juro por lo que fui
que me iría de aquí...

Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio.


Si, Víctor.
Son los tiempos que nos tocan vivir. Pero tal vez debamos verlo en positivo.
Ellos, los que se van, crearan un mundo nuevo. Y sin duda, mejor.
Me hago eco de las meditaciones de Severino el sordo.



Arremójate la tripa
que ya viene la calor,
que luego en el mes de Agosto
no suelta el agua ni Dios.
Evaristo el cuchillero 
se ha comprao ahora un camión 
y pasando el puente en Fraga
desde arriba lo midió. 

Los hijos de la María
se han marchao a Nueva York, 
uno trabaja de negro,
otro de indio en un salón. 






Marcelino y la Miguela
se han ido a la emigración, 
ahora dicen "Gutten tachen,
Auf wiedessen, chulico".
Arremójate la tripa
que ya viene la calor,
que luego en el mes de Agosto
no suelta el agua ni Dios.
De cien vecinos que éramos 
ya sólo quedamos dos: 
don Florencio, que es el amo,
y un seguro servidor. 

Don Florencio vive en Huesca,
aquí sólo quedo yo
con una cabra mochales,
una gaita y un tambor.
Un día cojo la cabra,
la trompeta y el tambor,
y me marcho a Zaragoza
y que pregone el patrón.
Arremójate la tripa
que ya viene la calor,
que luego en el mes de Agosto
no suelta el agua ni Dios.

Un trabajo de José Antonio Labordeta en el año 65.

Yo también, un día, cogí la cabra y llegué a Nueva York. Dejé mi Pueblo Blanco.
Animo y suerte



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