domingo, 26 de mayo de 2013

Memoria


No sé si alguno de vosotros, en su infancia o en su pubertad, pensó en escribir un diario o tal vez lo hizo.

Ya con la juventud, con la madurez, a todos se nos ocurre "guardar" cosas.
Si hacemos un viaje, conservamos los tickets del museo, los billetes de avión, una servilleta con el nombre del chiringuito que nos gustó, la factura del hotel. 

Hubo un tiempo que hacíamos, "diapos". Con el advenimiento del vídeo, grabamos montañas de cintas con las que maltratamos a las amistades cuando nos visitaban. Y poco a poco, con las cámaras digitales, creamos un repositorios de la memoria en cualquier rincón del ciberespacio.

Ese maldito alemán que ya empieza a escondernos las llaves del coche a muchos, tiene parte de culpa en que nuestra memoria, nuestros recuerdos, estén diseminados. Como si intentáramos perdurar, en pedazos.

Skydrive,  Google Drive Flickr, DropBox, y otros muchos, ejercen de red neuronal de millones de personas.


Bárcenas anotaba las cuentas, las otras cuentas, en papeles.

Bono, el exministro, escribió un diario con el que el segundo tomo de sus memorias verá la luz a final de año. También podríamos decir que son un  "diario" , los papeles e informes filtrados por WikiLeaks.













Una forma de retratar el paso del tiempo.
Una forma de ir al pasado cuando queramos. Una máquina del tiempo que a veces dolerá, a veces nos hará sonreír, y las más, hará que la melancolía nos llene.


Hoy no escribiré sobre "ellos". No hablaré de "la cosa".
Hoy la etiqueta de este post, será, Egoismo.
Un viaje al pasado, aunque solo sean unas horas.


A aquella colonia con la que mi madre me llenaba el pelo. A aquel baby, con animalitos. A la televisión en blanco y negro.
A los bolsillos de mi padre, para buscar aquellos pequeños regalos que traía cuando volvía de trabajar.
Un viaje más cercano, ayer, anteayer. Cuando me pedía "esas galletas que tanto me gustan".
A como Mara se aferraba a mi dedo índice el día que nació.
A los olores de mi casa, cuando he pasado algunos días fuera.
Aquella chaqueta que tanto me gustaba ponerme.
Aquel bar, de juventud.
Tal vez este café "mañanero", sea eso. Un retrato del paso del tiempo. De mi tiempo, de tu tiempo.
Cierra los ojos. Viaja con tu memoria.
Mañana, ya volveremos a la tozuda realidad.
Animo y suerte.




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