Hace tiempo que te leo.
Desde reportajes y artículos, hasta últimamente, columnas.
Dices ser periodista, pero todos te llaman, cronista. ¿Te molesta?
Me gusta.
Incluso a veces, cuando leo algo tuyo, le pongo acento.
"Habituarse a una hermosa risa humana, a un cuerpo vivo, cuesta muy poco.Dejar partir, en cambio, dominar el arte de perder, cuesta la vida."
Una historia sencilla, en la que un hombre participó en una competencia de baile. Alzarse, para sucumbir.
La cúspide y el fin.
Tal vez los periodistas, no te merezcan, Leila. Tal vez tengan razón los que dicen que todo es retórica.
Esa forma de hacer una crónica del desastre, más frágil, más liviano. Simplemente esperar a que la catástrofe, termine de suceder.
Manos de dedos largos. Dedos que llegan a cualquier sitio.
Al aire, al sol, a la mente, al corazón.
Tal vez, solo tal vez, todo esto sea pura retórica.
Me gustan tus manos.
Que lastima, solo tienes dos. Solo, dos.
Animo y suerte. Gracias.
"Y sin embargo, ¿de qué estoy hecho?¿Qué clase de hombres hacen un mundo en el que es posible alguien como yo?" - El conductor -Me gusta. Me gusta esa forma de ver, de relatar, de traducir lo que tus ojos ven, a lo que tus manos escriben.
Esa forma de hacer una crónica del desastre, más frágil, más liviano. Simplemente esperar a que la catástrofe, termine de suceder.
Manos de dedos largos. Dedos que llegan a cualquier sitio.
Al aire, al sol, a la mente, al corazón.
Tal vez, solo tal vez, todo esto sea pura retórica.
Me gustan tus manos.
Que lastima, solo tienes dos. Solo, dos.
Animo y suerte. Gracias.
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