Jueves.
Dicen que con la edad, la paciencia, se agota.
Y cada día, me convenzo más.
Hacer el ejercicio de empatía, es necesario.
Si, ponerse en la piel del otro y tratar de entender, que busca, que quiere, porque dice o hace algo.
Pero pasar de un ejercicio a una maratón, ese tiempo es perdido si el otro no está alineado.
Cada vez, hay menos cosas, temas, personas o situaciones que me interesan si mi esfuerzo de comprensión llega al límite.
La paciencia, mi paciencia, la gasto con quien la merece; con quien al final sabrá valorarla.
Elimino paciencia, y paso a egoísmo.
Ese tiempo es mio.
Soy educado y te escucho, trato de entender.
Pero llega un momento, en que me importa un bledo, lo que pienses, lo que digas o lo que hagas.
Mi tiempo, al contrario que el tuyo, es precioso.
Con mi mejor sonrisa de indiferencia, animo y suerte.
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