Leo la Tribuna de Opinión de Ramón Molina (Profesor de Historia de la Economía en la UIB), en el Diario de Mallorca, por recomendación de mi buen amigo, Oscar.
Efectivamente, cuando todos los medios de protesta "civilizados" no surten efecto, la fuerza, escala sobre la rabia, sobre la injusticia.
Ramón, busca en mi opinión, apoyo en pensamientos de izquierda o de derecha para relatarnos esa sensación de revolución ética.
Ya no hay izquierda; porque perdió la mayoría.
Porque las cosas ya no se hacen con ética, con parlamento, con asambleas, con acuerdos, con sentido común.
¿Que queda?
Mientras los que conforman la mayoría, los que votaron en su momento a este Gobierno, no sientan miedo, no sientan atacada su zona de confort, esto no cambiará.
Los que salen a la calle, no son la mayoría.
¿Y si lo fueran?
¿Cambiaría algo?
¿Hay suficientes opciones con sentido común?
Tal vez opino así porque he perdido la confianza en ellos.
Tal vez sea que ni izquierda ni derecha, tienen valores sociales.
Los valores, al final, son solo palabras. Pero antes que ellos, están las creencias.
Los valores que encontramos, crean los motivos que nos mueven.
¿Ellos faltaron ese día a clase?
Si, es esa mala baba que se nos pone por dentro cuando algo social, nos afecta. A nosotros o a personas más o menos cercanas.
Esa mala baba que nos hace sentir la indignación, la impotencia, el notar por dentro "toda la razón" y no conseguir nada. El querer "hacer".
Esa mala baba, lleva camino de convertirse en algo peor y entonces si, Ramón. No habrá quien nos pare. Aunque sea para dar un paso hacia el abismo. Nos cegaremos.
Solo habrá una duda, darles con la mano abierta o cerrada. Y nos dará igual si son de derechas o de izquierdas.
El sentido común, el menos común de los sentidos, debe volver. Tal vez, ya sea tarde, y el día B, sea mañana.
Animo y suerte.
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