Miércoles.
Describir algo, con realismo, es transmitir.
Conseguir que quien nos escucha o nos lee, sienta, vea, huela o se transporte a nuestra descripción, es casi, magia.
A veces, es sencillo.
La sonrisa de un niño.
Todos tenemos una imagen de ella. No será igual una a la otra, pero si, similar.
Podemos añadirle unos mechones de pelo rubio sobre la frente, una boca entreabierta, y solo dos pequeños dientes en la parte inferior de la boca.
Unos mofletes para morderlos, y los ojos, entrecerrados.
¿Lo ves?.
En otras ocasiones, describir, trasmitir, es mucho más difícil.
Hoy, G., quiero trasmitirte toda mi fuerza, todo mi apoyo.
Quiero sustituir la incertidumbre, el dolor, por ánimo, por confianza. Todo irá bien.
En unos días, tomaremos una cerveza con M., nos reiremos de esto, e incluso, veamos amanecer.
Mi amigo Pablo, tiene un dinosaurio, que cuida de él.
Es un dinosaurio divertido, suele gastar bromas y le gusta sentarse entre las flores a contar historias.
La piel, de color verde. Curioso. Es como si se la hubiera pintado el mismo, con un rotulador.
En la espalda, unas "aletas", que cuando suena música, se mueven de forma bamboleante.
Su bocota, grande, unida a una nariz en proporción.
Le gustan los caramelos, las natillas, el arroz con leche y de vez en cuando, el chocolate.
Es valiente, lleno de fuerza y de ilusión contagiosa.
No se asusta por nada.
Seguro que hoy, Dino, cuidará de ti.
Animo y suerte.
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