Domingo.
Eran las ocho.
Solo se oía el ruido de la secadora en la cocina y el bisbiseo de la fuente de alimentación del ordenador.
Julieta seguía gritando a la tortuga y dándose cuenta de que le faltaba tiempo.
Cerrar los ojos y escuchar, escuchar el silencio.
Julieta repetía machaconamente; "si pudiera yo tenerte aquí hablándome de nada"; una y otra vez, ¿que te falta?.
La alarma de la secadora, ha terminado... a lo lejos, Julieta parece darse cuenta "Si pudiera recuperar lo que no me tocó, porque ya no hay. Porque llegué muy tarde".
Alguna ropa doblada, otra por planchar... el casi silencio de nuevo y ella con su desgarrada voz, al fin... lo sabe; "Tiempo suficiente, me falla cada vez. Vida suficiente, me falla otra vez"
En la cocina hay humedad, es un calor húmedo; como el de tu boca.
Y supe que era mía, para mí para siempre; por la eternidad duradera
Un alma, un corazón.. un musculo aterciopelado. Llena de sentimientos. Tratando de encontrar su don, la razón de su existencia.
Tal vez no la encuentre en esta vida... quizás hay otra...
Dame tu secreto. ¿Otra vida?... Lo imaginas?...
Poder tener varias vidas, puestos ya... ¿porque solo dos?... Mejor tres, cuatro... o media docena.
Poder vivirlas una tras otra, o en paralelo... saltando entre ellas cuando nos apetezca.
Si en la vida numero uno... lloramos... saltamos a la dos... y reímos.
Levantarse en la vida tres sabiendo tocar la guitarra; aprendida a rasgar en la vida cinco... sin esfuerzo... O componer una serenata.
Un día con 144 horas... seguidas, juntas, intercaladas....
Poder leer a Paulo durante días, semanas... sin hacer otra cosa...
Pobre Julieta... si ella pudiera hacerlo...
Animo y suerte.
Pdta.: Compraré un azabache. Dicen que va bien para el mal de ojo.
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