viernes, 23 de junio de 2023

Una piruleta con forma de corazón

 


Desde hoy, no veo el mar al amanecer.
Pinos, palmitos o palmeras, el ciprés, un limonero, un ciruelo, el olivo, el almendro y la higuera cargadísima de proyectos de fruto, me dan los buenos días.
Aun quedan muchas cajas por abrir, pero ya estamos en "casa".
Lisinopril, hidroclorotiazida. Se me ha ocurrido leer el prospecto. No, no ha sido buena idea. Reducir la presión arterial. Si, me han cambiado la medicación.
Veo como, el sol, va ganando terreno en el jardín.
Hoy, se supone que un profesional del trabajo "en altura", vendrá a cortarles exuberancias a los árboles. Dicen que hay uno de ellos que está muerto. Semblante gris, ramas y tronco desnudos.
Arriba, en la buhardilla, había un montón de discos de vinilo y un tocadiscos. Tengo que revisarlos y limpiarlos.
Seguro que hacen buena amistad con los míos.
Tengo muchos buenos propósitos a poner en marcha.
Leo las noticias y noto dolor en la boca del estómago. Y, aunque intento, entender a aquellos que prefieren formar parte del equipo del odio, no lo consigo, me indigno.
Pintadas, odio, perder derechos por ignorancia, por miedo al diferente, a los otros.
¿De que me extraño?
"La calle es mía", decía Manuel Fraga. Eliminemos el carril bici, igual que tiramos todo aquello que no nos gusta.
Aislarse de aquello que no va contigo y solo participar, en lo que te hace sentir bien. Cueste lo que cueste.
Otro propósito a realizar.
Veo una foto que Carlos envía, con un chaval en brazos. Lleva en la mano una piruleta en forma de corazón.
Ambos sonríen. Si, podría ser felicidad.
He bajado a la cocina, para preparar otro café.
"Tres patas", el gato que habitualmente salta la valla y toma el sol tumbado en cualquier sitio como si fuera el propietario, gira la cabeza y me mira, al oírme.
No, no es Mirlo, aunque lleva camino de ser buen conversador o por lo menos, oidor.
Mientras unos hablan de la undécima legislatura de la democracia, otros miran entusiasmados el sensacionalismo de un sumergible que implosiona en el fondo del mar. En las costas de Grecia, 82 muertos. Más de 800 en lo que va de año.
Lástima no disponer de una cantidad infame de dinero, para levantar muros al odio, a la intolerancia, a la estupidez. Porque esta claro que la razón, no sirve.
Nikos Kazantzakis: “No espero nada. No temo nada. Soy libre”
Animo y suerte.

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