sábado, 3 de junio de 2023

Escucha



Escucha. Hay un pájaro que canta. Otro, desde un árbol cercano, contesta.
Llevan una conversación relajada. En algún momento, sube de tono y se pisan al cantar.
Escucha. Un buen amigo quiere escribir un libro sobre un joven gallego que formó parte de la División Azul. Se ha documentado a fondo y ahora busca algún contacto en Ourense para profundizar más.
Hay otro amigo, gallego, en la mesa. Hacemos repaso de la familia, de los hijos.
Escucha. Resulta que el que siempre pensamos que era su hermano, es su primo. Nos cuenta la historia de sus padres emigrados a Venezuela. La muerte prematura de su madre. Sus padrinos, su primo. Al fin, su hermano.
Otro, gran persona y amigo, nos mira a los labios. Intentamos colocarnos de forma que la conversación sea fluida aunque, a veces, se nos olvida. Como aquel día que le mande un mensaje de voz y él me contestó con un guiño.
Escucha. El escucha mucho, con la mirada, habla, mira, escucha. Habla de los suyos, se siente agradecido a pesar de todo. También hay una historia.
Hemos dado un paseo por la ciudad en la que nací. Poco, muy poco, me une a ella. Cruzamos la plaza en dirección a la zona alta. Calles empinadas. Comento algún recuerdo. La Confianza, la cuesta empinada pide respirar.
Escucha. Intentamos sentarnos a tomar algo en uno de los bares que están cerca de la Catedral. Un amigo de la juventud, que me cuesta reconocer, se me acerca y me saluda. Camina unos pasos con nosotros y me recuerda el rodaje de la serie de televisión.
Escucha, fue en esta plaza, me dice.
Yo, recuerdo. En la plaza, ya no están los poyetes que en su día hubo. Esa, es otra historia.
Damos la vuelta para llegar de nuevo al Mercado. Una cerveza en un bar histórico, cerca de aquella casa de la Calle San Salvador. Escucho como sonaba el patio, con la balconada desde la que más de una vez nos creímos alguien.
Seguimos charlando. Hablamos de implantes cocleares que puedan conectarse a sistemas de videoconferencia, de uno y de otro. De que fue de, o donde anda este o aquel. Llegamos a la estación. Abrazos, sonrisas, saludos.
Y se junta Seattel, con San Francisco, con Madrid y Zaragoza, con Barcelona, con lugares cercanos y lejanos. Y escucha, bajan del tren, cien, mil historias más.
Mientras Olivia y Mateo, se despiden de mi, pienso en aquel muchacho gallego que se apuntó en la División Azul. Jamás hubiera imaginado que hoy, ayer, habláramos de él.
Escucha. Las historias hacen vida. Escucha, “Sin relevo posible, hasta la extinción”.
Animo y suerte.
Imagen: José Ferre Clauzel. Soldado de la División Azul.
* Sin relevo posible, hasta la extinción, fue el lema de aquellos muchachos que quisieron hacer historia.

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