martes, 23 de mayo de 2023

Café y CBD

 


¿A ti no te pasa?
Despertarte en medio de la noche con la sensación de haber dormido un montón de horas. Totalmente despejado y sin notar cansancio alguno.
A mi me ocurre en bastantes ocasiones.
Puedo dar una vuelta, dos o tres, en la cama, pero la sensación de necesitar esos minutos de silencio, tomando a lentos sorbos un café caliente, me puede.
Aquí, no hay ruidos a estas horas. Las furgonetas de mantenimiento de jardines y piscinas tardaran en comenzar a escucharse. Ni tan siquiera los perros ladran. Incluso el gallo Jordi, que tan acostumbrado me tiene a oírlo, hoy debe estar afónico.
Si salgo a la terraza, el mar, nada más.
Es en estos días en los que leer un poema, antes que las noticias, es más profundo. Cada palabra cobra mayor significado y todo encaja. Parece que la lucidez aumenta y no hace falta más.
Se que, en un par de horas, la modorra llegara y me hará maldecir el haberme levantado y no haber dormido más.
La calle, iluminada con algunas farolas, es un escenario en el que un gato camina buscando también su café.
Si, ya se despertó. El gallo Jordi cacarea como si le fuera la vida en ello.
Cerca de la línea del horizonte, alguna tenue luz de barcas pescadoras. Por encima las nubes y, más arriba, el arrebol del amanecer.
Presionó el bote de crema y dejo caer una buena cantidad sobre la palma de mi mano derecha. Extiendo sobre mi hombro izquierdo, masajeando para que se absorba y el penetrante olor de la trementina se mezcla con el de un nuevo café.
Hace ya más de tres años que el vertigo, al poner los pies en el suelo, despareció.
Ya no había que pensar que ocurriría si todo se rompía, si todo dejaba de ser tal como era.
Abruptamente y sin avisar, todo cambió para ya nunca volver a ser igual.
Tatué en mi piel “MEMENTO VIVERE”, para que nunca se me olvidara la necesidad de vivir el momento.
Hice bien. A veces, la memoria falla y un pequeño temblor aparece.
¿A ti no te pasa?
𝐔𝐧𝐨 𝐚𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐞 𝐚 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫,
𝐀 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐞𝐧 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨 𝐲 𝐚𝐥𝐦𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐧,
𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐨𝐳 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚,
𝐄𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐝𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐧
𝐥𝐚 𝐩𝐢𝐞𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐚𝐥𝐮𝐝𝐨𝐬.
𝐄𝐬 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐚𝐫 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚.
𝐋𝐚 𝐜𝐨́𝐥𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐚𝐥𝐦𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬.
Bendito café, bendito CBD.
Animo y suerte.
*Fragmento del poema “La cólera del tiempo se aplaca con las manos” de Luís García Montero.

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