jueves, 11 de mayo de 2023

Un día cualquiera

 


Voy a hacer caso a esa leyenda urbana de que el desayuno es la comida más importante del día.
Habitualmente tomo dos o tres cafés durante la mañana y nada más, hasta la hora de comer.
Hoy, un pedazo de bocadillo king size de butifarra blanca con unas rodajas de tomate, y café.
Seguro que en un rato, me entra la modorra. Mi flujo sanguíneo se irá al estómago y las neuronas necesitaran descansar.
Dos pedazo de documentos por leer y valorar. Algún correo. Llamadas, muchas llamadas.
Ayer, una pequeña intervención quirúrgica sin importancia, pero que hoy molesta. Los trenes, aquí, con problemas de todo tipo. Catenarias, actos vandálicos, retrasos, adelantos. Blanki, saltando de un anden a otro, hasta encontrarnos.
La batería del Micra ha decidido que ha llegado al final de su vida útil. Arranque con pinzas. Ha vuelto a fallar. El seguro, nuevo. Asistencia en viaje. Más rápido, Aurori haciendo magia. Un taller y cambiar la batería.
Hablo con mi querida Pepa. Antes, a más de 17.000 km. Ahora, un poquito más lejos. Pero poco más. Intentaremos vernos en junio.
Envío unas flores. Alguien cumple años. Dichoso él, sigue teniendo más por delante que por detrás.
Sol fantástico, día maravilloso. Fotos para renovar documentos.
Hacemos un descanso y retomamos, antes de que el sueño se apodere de mi y haga la tradicional siesta de media mañana, con la babilla chorreando por la comisura de los labios.
Lo del alcalde de Ourense, brutal. Lo de la Megaprincesa Isabel Natividad de España, para preguntarse que fuman sus votantes. Arrasará.
Sarna con gusto no pica. Pero mortifica, dicen.
¡Venga!
Animo y suerte.

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