Viernes.
Una noche de esas, en las que sea por una cosa o por otra, lo de dormir brilla por su ausencia.
4:45 AM
De pronto recuerdas que en la planta sótano hay una máquina de café y ha sido tu salvación en otras ocasiones.
¡Venga! ¡A por café!. Ascensor. Vaya cara que sacas, ni que vinieras de juerga.
Silencio total. Salon inmenso, al lado de la tienda del golf un gato con una mancha en el hocico me mira desde un sofá. Camino hacia la salida y ¡maldición!. ¡No hay máquina!.
Decepción. ¿Que hago? ¿Y si la han cambiado de sitio?.
Vuelvo al ascensor para ir hasta la recepción.
Un caballero, siempre muy amable que casi me saca tres palmos de altura, me da los buenos días y las buenas noches con una amplia sonrisa.
Le pregunto por la máquina.
- Dice usted bien. "Había". Pero no se preocupe que eso lo arreglamos en un "momentico".
Sale del mostrador y me pide que le espere.
Ya casi desde la puerta del ascensor que va a tomar me pregunta:
- ¿Con leche?
- No, solo, largo. Le contesto.
Al momento reaparece con una gran taza de café recien hecho, galletas, azucar, sacarina.. Vamos, un completo.
- Que no me entere yo que falta de ná. Buenas noches, o buenos días, señor.
No he dormido apenas. Pero no me importa ya.
Frente a mi hay un espejo, a mi espalda la cama.
Si. Con la edad, mis rasgos me hacen parecerme más a mi padre. La boca, las arrugas de la barbilla, la nariz.
El olor a café ha llenado la habitación.
Intentaré dormir algo. Miro de nuevo al espejo.
- Buenas noches o buenos días, papá.
Animo y suerte.
#100cafesy2000paracetamoles
#lavidaenunataza
#100cafesmas
#ellibroviajero
#contraTupobreza
#EspacioA13
#AcuerdatedeVIVIR
* Si lo deseas, puedes comentar sobre mis "cafés" escribiendo a: uncafecon@saborencristal.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario