martes, 21 de abril de 2020

Cartas que nunca enviaré (V)


Martes. 
Hola, buenos días:
Espero y deseo que te encuentres bien. Por aquí, todos bien, asintomáticos, un tanto acorchados y viviendo una montaña rusa entre el optimismo y la irrealidad.
Hace un rato, con el primer café, salí a la terraza. Hay más movimiento en la autovía. Ya no hay tantas ambulancias y me ha dado la sensación de "normalidad".
Dicen que los niños podrán salir, pero también dicen que son una bolsa de infectados asintomáticos por descubrir.
¿Huiremos de los niños?
A mí nunca me han hecho gracia. Nunca.
Si, recuerdo que a ti te gustaban mucho, en todos sus formatos. Niños, cachorros de cualquier especie.
El instinto de protección, tal vez. O ese estado de desamparo, hasta que se creen los más sabios del mundo, puede ser lo que nos mueve a "quererlos".
Isi, cada vez más gamberra. Mordisquea hasta las baldosas, los muebles de la terraza y todo aquello que le despierta curiosidad. Las pocas ramas de las plantas, la temen. Galopa (literal), como un pequeño poni por toda la casa, con sus trofeos en la boca. Ahora un calcetín, después una zapatilla o su propio colchón; lo muerde de una esquina y lo pasea, triunfante, de un lado a otro.
Ayer, comentaba con Victoria que tal vez me vaya. No sé si para siempre o por periodos. No sé si al desierto o a Portugal. Será la necesidad de volver a lo simple, a lo sencillo. Un paseo, mirar el mar, o el cielo. Un gin-tonic a media tarde y dejar que la modorra me venza. Dejar de lado a gente pequeña, en sus pequeños mundos.
Quiero hacer, quiero retomar todos los planes que tenía en marcha. No puedo, ni debo, pararme.
Te envío una ilustración de Mara, la utilicé en algo que escribí el año pasado, tal día como hoy.
En algún momento olvidaré porque dejé de enviarte cartas y tal vez vuelva a hacerlo. O puede ser, que ese olvido te arrastre también a ti. Seguiré escribiendo cartas, que no enviaré, por falta de destinatario.
Te dejo ya. Tengo una masa levando desde anoche en la nevera. Serán baguettes.
Cuídate mucho, parece que lo del bicho mejora, pero lo que viene después requerirá esfuerzo.
Isi, me llama.
Animo y suerte.

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