martes, 17 de enero de 2023

Huevos fritos con trufa y arcoíris



Intento retomar la costumbres que considero buenas.
Ver amanecer y asombrarme, todo en uno. Rojos, azules, columnas de lluvia al fondo, en el horizonte. Los cambios de luz me emboban.
Leer algo tomando el primer café.
Estos días, me he movido entre "Cocina o Barbarie" de María Nicolau (Maria Nicolau) y la Poesía completa (1980-2017) de Luis García Montero (Luis Garcia Montero).
Cocinar.
Si no hay viajes de varios días, intento cocinar y dejar comida preparada, para la semana o para un apuro.
Hice al vapor acelga y brócoli amarillo. Asé pimientos rojos y preparé fresas con cardamomo.
Todo envasado al vacío. Los pimientos, con su punto de ajito y jugo del asado. Las fresas con una cucharada de azúcar glas.
Tenía los restos de un caldo de puchero e hice croquetas como para una boda.
La cocina es diminuta, pero suficiente. Aunque algunas operaciones tengo que llevármelas, dando un paseo, hasta la "oficina" (entre nosotros, A13cuadrado)
Vuelvo a tener buenas sensaciones.
Llevo ya varias semanas, pensando en la masa madre. De centeno, de harina blanca, haciendo que sea la fruta la que añada el azúcar necesario, o simplemente, dándole tiempo y que los refrescos den vida a ese polvo blanco.
Me falta el ejercicio.
La temperatura, poco agradable para salir (y vago que estoy), los resfriados que en estos meses no me dejan... Pero en nada, retomamos los 10 km. y alguna otra actividad de conlleve sudoración y perdida de algún kilo, generación de endorfinas y satisfacción.
Me dicen que ha llovido. No me he enterado.
Mientras eso ocurría, María Nicolau, mostraba su lado más salvaje, al estilo de Dexter Morgan, descuartizando un jabalí y me creaba contradicciones entre caza, alimentación y barbarie.
Luis, me lleva a Madrid en Agosto.
𝗘𝗹 𝗺𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝗴𝗼𝘀𝘁𝗼 𝗲𝗺𝗽𝘂𝗻̃𝗮
𝘀𝘂 𝗹𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝘀𝘁𝗮 𝘆 𝘀𝘂 𝗱𝗶𝘀𝘁𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮,
𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹 𝗾𝘂𝗲 𝘂𝗻 𝗽𝗮𝘀𝗲𝗮𝗻𝘁𝗲.
𝗠𝗮𝗱𝗿𝗶𝗱, 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲 𝘃𝗮𝗰𝗶́𝗮,
𝗮𝗻𝗲́𝗰𝗱𝗼𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝘃𝗶𝗱𝗿𝗶𝗼𝘀 𝘆 𝗹𝗲𝘁𝗿𝗲𝗿𝗼𝘀,
𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗹𝗼𝗷𝗲𝘀 𝗼𝗰𝘂𝗹𝘁𝗼𝘀.
Salgo a la calle. Las baldosas están mojadas. Camino hasta la esquina.
A mi derecha el mar, el inmenso mar. A la izquierda, un arcoíris.
Aristóteles, Seneca el joven, Ibn al-Haytham, Shen Kuo, hasta Descartes y Newton dedicaron su tiempo a estudiar este fenómeno.
¿Y un huevo frito? Aceite bien caliente, puntillas a saco. Y unas láminas de trufa...
¿Te imaginas? Otra buena costumbre, hacer huevos fritos con trufa y comerlos mirando un arcoíris.
Seguro que hoy es un gran día. Puede ser que vea, hasta, un unicornio.
Escribir, escribir, escribir...
Animo y suerte.

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