sábado, 17 de febrero de 2024

Lo imposible

 


Leo que las empresas familiares japonesas para mantener ese "espíritu" buscan los mejores Directores Generales que no forman parte de la familia y los adoptan legalmente. Si, si, como lo lees.
Miro por la ventana. Hace un día feo. Ventoso y frío.
Cada vez me ocurre más. Me quedo con la mirada perdida sin pensar en nada; aunque no es cierto. Justo cuando salgo de ese punto de bloqueo, todos los pensamientos se amontonan, como si se me hubiera ido la conexión y al retomarla todo pugnara por salir atropelladamente.
Debo salir a caminar, retomar el ejercicio, volver a la dieta (comer menos), ir a tirar unas bolas, ver el mar, escribir más cartas que no enviaré, ordenar los vinilos y limpiarlos, revisar la ley que permite retirar la pasta de los planes de pensiones, hacer la maleta, poner gasolina para mañana, las cajas de diapositivas, planificar la lectura de los 14 o 15 libros pendientes de leer, ejercitar más mi cerebro para analizar los problemas de otra manera, ¿sigo?.
Me he vuelto a quedar enganchado. Las hojas de los árboles se mecen, más bien, se contonean. Intento ponerles música.
Suena 𝐁𝐫𝐚𝐯𝐨, de Barbara Pravi. Las palmeras, los palmitos, los pinos, se animan y parece como si la música estuviera en el jardín.
He vuelto.
La condena de Donald (el pato no, el otro), los desvaríos de esa muchacha de nombre Isabel Natividad, la muerte de Navalni, el empeño de Nadal en hablar para demostrar su nivel de estupidez (aunque se le suponía), lo de Ucrania, las elecciones gallegas y el bocachancla (alias, el pailán), ese tema tan importante de la amnistía, y ...
El almendro esta floreciendo con adelanto.
Pienso en cosas imposibles.
Me entero de que existe un día de los amores imposibles, fue ayer.
El 16 de febrero. Romeo y Julieta, los amantes de Teruel (tonta ella y tonto él), Titanic, Her.
Titanic, llamado el "insumergible".
Esa chica que veo en los carteles publicitarios, en las marquesinas, en los anuncios de televisión. Si, imposibles.
El sol gana de nuevo la batalla. El viento se calma y suena 𝗩𝗼𝗶𝗹𝗮́.
Barbara me susurra:
Voilà, voilà, voilà
Voilà qui je suis
Me voilà même si
Mise à nue je compris
Me voilà dans le bruit
Et dans la fureur aussi
Regardez-moi enfin
Et mes yeux et mes mains
Tout c'que j'ai est ici
C'est ma gueule, c'est mon cri
Me voilà, me voilà, me voilà

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