-¿Tu sabes para que sirven las nalgas?. Pues, para sentarse, pero también para levantarse.
Así empezamos la conversación con mi megaultrasuperfisio, Manuel. (Y me viene a la cabeza aquella canción de No me pises que llevo chanclas. "Manué, Manué, no te arrime a la paré...")
Y ahí, hablamos de esos huesos que están "soldados" pero que creemos que tienen algo de movilidad.
Bueno, yo, no hablé. Escuchaba intentando cruzar la información que recibía, con aquel movimiento sincopado, a contratiempo, que hice unos días atrás y que me mantenía dolorido.
- Fuera ropa. Y te dejo los calcetines, pero poco.
Boca abajo, con la cabeza metida en el orificio de la camilla, ya empiezas a sentirte un erizo, sin serlo.
Manuel, prefiere puercoespín.
Agujas cerca de las articulaciones de los pulgares (esas, impactan) de las manos.
Columna. Una, dos, tres, a derecha e izquierda. Y sigue, cuatro, cinco... Muchas.
Después, entre bromas, otras dos agujas en la fosa poplítea o por ahí; para terminar con otras dos cerca de los talones.
¡Te vas a enterar articulación sacroilíaca!.
- Ahora 15 minutos de lampara de calor.
Me quedé dormido. El erizo, puercoespín, se quedó dormido.
Menudo magreo me dio Manuel.
- Cuando llegues a casa, vas a oler a asado. Esta crema lleva muchas de esas hierbas que utilizas en tu cocina.
Al caer en la cama, al puercoespín asado, le dolían hasta las pestañas.
Estamos trabajando en ello, Manuel. Hoy, algo mejor, si.
Recibo un par de notificaciones de "C". Me recuerda que, ayer, fue el día mundial contra la depresión con un enlace a uno de mis textos que en su momento le dediqué.
Pienso en las agujas. Esas agujas que esta enfermedad mental, como otras, clavan en el alma y que nos hace vivir doloridos y ciegos.
Vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza. Así definía Saramago la ceguera.
Mañana es otra vida. ¿Recuerdas?. Lucharemos para sanar.
No hay dolor. Tu puedes, si o si.
Animo y suerte.
* Ceguera: Publicado el 13 de enero de 2020.
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