Puede ser que me pasen factura los días navideños. El ajetreo, las comidas, las cenas, la familia, los amigos. Las ausencias.
Me siento como si el motor hubiera gripado y necesitara reiniciar todo. Los propósitos, las ganas, los objetivos.
He vuelto a las largas caminatas, aunque mi espalda me diga que no, peleo con ella, hasta llegar al punto del Paracetamol.
Hoy, me ha salvado la campana. O quiero pensar que el viento es molesto, frio y hace que esa actividad sea desapacible.
Todos estos días pasados me han generado muchos bloqueos.
Una tarde de compras, en la que la duda de si darle un billete más o menos grande a un muchacho en la calle, me hizo sentirme mal cuando ya me decidí. El muchacho, ya no estaba.
Ver y oír hablar de la estrella de Belén. De esos Reyes Magos que ni son Reyes, ni producen ningún efecto mágico excepto en nuestra memoria.
Una ciudad ubicada en el centro de Cisjordania, de Palestina, donde las únicas estrellas en el cielo, son el resplandor de los cohetes y las bombas.
He pasado unos días "colocado" con la droga de los regalos, las luces y la alegría. Los polvorones y el turrón.
Cocinando, para no pensar en más. Pero no he sido capaz de articular. Me he dejado llevar.
Han vuelto a la memoria, aquellos "miserables". La nieve que lo cubrió todo, hasta nuestra vergüenza.
Si, nada volverá a ser igual. Doy fe.
Pienso en aquello de Jean-Paul Sartre:
«El mundo podría existir muy bien sin la literatura, e incluso mejor sin el hombre»
Me cuido. Cada día más.
Un buen amigo, en nuestro cruce de buenos deseos me decía:
"Año lleno de aprendizaje. Ahora tengo claras muchas preguntas. ¿Dónde?, ¿con quién?, ¿cómo?"
Algo es algo. Tiene claras las preguntas. Toca buscar respuestas.
Aunque siempre ocurre que cuando tienes la respuesta, la pregunta ha cambiado.
Sartre, Sartre, otra vez.
«Voy a sobrevivir a mí mismo. Comer, dormir, dormir, comer. Existir lentamente, en voz baja, como estos árboles, como un charco de agua, al igual que el banco rojo en el tranvía.»
Sonrío, recordando a un perro que se llama Tadeo y es de Bilbao.
Y de nuevo, mi alma está en paz.
¿Y la tuya?
Animo y suerte.
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