martes, 29 de abril de 2025

El día después del Apocalipsis


Don Miguel era un profesor paciente. Cuando no entendías algo te lo repetía un ciento de veces. Claro, el problema era que entre explicación y explicación, te daba un "cosco" en la cabeza con aquel pedazo de anillo.
"Y no aprenderás. Venga (Zassss!), te lo repito"
La leche, no viene del lineal del supermercado. Se saca de las vacas, y tras un complejo proceso sanitario, logístico y comercial, se pone a la venta para que tu pongas cara de póker, porque no hay "leche" de soja, pero si "de la otra".
Pues lo del apagón es igual. Lo de la pandemia, lo del volcán, lo de Filomena, lo del meteorito cuando llegue (que llegará). Lo mismo.
Somos frágiles y en muchos casos, quejicas.
Todo depende de las circunstancias. Si, si. Y de cada uno de nosotros.
Hay quien, perdió un tren y rozó la desesperación. Al cabo de unos minutos, entendió que si lo hubiera cogido, poco después, hubiera estado en medio de la nada, sintiéndose frágil. Una bolsa, una toalla. A la playa.
Otros, también querían volver junto a sus seres queridos.
Salieron a la calle y se encontraron el apocalipsis. Atascos, sirenas, gente por todas partes y avenidas que, cualquier día parecen inmensas. estaban colapsadas.
No hay metro. Autobuses abarrotados.
Andar. Solo había ese método. Las lágrimas, a punto de salir.
He vuelto a sentir el anillo de Don Miguel.
Algo excepcional. No había energía eléctrica.
En 1852, un farmacéutico de Barcelona iluminó su farmacia con unas baterías fabricadas por el mismo. En 1881 el primer proveedor eléctrico fue creado, la Sociedad Española de Electricidad.
Se hizo la luz.
Ayer nos fuimos 173 años atrás.
Los huevos, salen de las gallinas.
"Y no aprenderás. Venga (Zassss!), te lo repito"
¿Sabes por donde?
Animo y suerte.

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