Puede que sea un problema de salud mental. Puede que sí. Y si no lo es, llegará a serlo.
Recibo mensajes con súplicas al aire para que este sinsentido acabe. Buscamos resquicios para que las imágenes y las palabras que nos llegan tengan una explicación.
Se rompen los esquemas y los valores en los que hemos basado nuestra vida.
Da igual el diagnostico, da igual conocer el nombre de la enfermedad.
Podemos cocinar, salir de paseo, montar en bicicleta o llenar nuestras venas de alcohol.
Dejar la mente en blanco, vaciarnos. Si, a eso nos empujan, al vacío.
En 2002 se comenzó a construir el muro.
"Iríamos al mar si el Muro no estuviera. La vida del otro lado debe ser mejor”
Hoy, cientos de grafitis lo cubren mostrando una realidad que no podemos creer.
La vida al otro lado tal vez sea mejor en lo material. Hay agua, comida, pero estamos vacíos.
“No podemos vivir, así que estamos esperando la muerte”
Si, a este lado, también esperamos la muerte.
Me llega el aroma de la higuera, escucho como sus hojas se rozan y sus ramas bailan.
Isi, incansable, ladra a las palomas que desde las alturas se burlan de ella.
Las libélulas vuelan sobre las estacas del jardín hasta posarse en su parte más alta, con las alas abiertas, orientadas al sol.
Ejecutan un baile hipnótico como derviches voladores. Cambian de estaca, se quitan el sitio unas a otras, de forma casi coordinada.
Me he ido, no estoy. Me cubro los ojos, los oídos, no estoy, me he ido
Pérdida de derechos. Autócratas contagiados de la locura del poder. ¿Locura?
Si, yo también necesito medicina, cada día más.
Vuelvo a un texto de hace un par de años:
« Busco entre los más de 2000 textos que cuentan historias, las vuestras, las mías. Maldiciendo o ilusionándome con la realidad.
Saltando de un párrafo a otro. De un día, de un mes, de un año a otro.
𝗟𝗮 𝘃𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱, 𝗻𝘂𝗻𝗰𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗲𝗰𝗲 𝘃𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱𝗲𝗿𝗮.
Escribo cartas, que nunca enviaré. Hablo de esto, de lo otro. De personas y lugares, reales o ficticios. Para hacer existir esa ventana por la que respirar y que el nudo/mundo me sea más fácil de soportar. »
Un día más, dando de comer al monstruo. Y la necesidad, sigue.
𝗘𝘀𝗰𝗿𝗶𝗯𝗲, 𝗲𝘀𝗰𝗿𝗶𝗯𝗲, 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗮 𝗹𝗼𝗰𝘂𝗿𝗮 𝗻𝗼 𝘁𝗲 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗮 𝘆 𝘁𝗼𝗱𝗼, 𝗮𝗹𝗴𝘂́𝗻 𝗱𝗶́𝗮, 𝘀𝗲𝗮 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲.
Y así, cada día con mayor realismo, esperamos la muerte al otro lado del muro, viendo el mar.
Animo y suerte.
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