Y como todas las primeras veces, seguramente no la olvidaré.
Confieso que he creído que era una de esas noticias de personas que se operan para parecerse a otras.
Me ha recordado el caso de Andrea Ivanova, aquella muchacha Búlgara que operación tras operación, intentaba parecerse a una de las muñecas Bratz.
¿Las recordáis? Meygan, Nevra, Kumi, Kiana y Dylan.
Llegaron a casa allá por el año 2000 o 2001, y siguen aquí, en varias cajas.
Perdonar por el inciso, pero lo necesitaba.
Necesitaba echar el tiempo atrás.
Un montón de hombres con los torsos llenos de tatuajes y cabezas rasuradas a su espalda.
Kristi, ya no juega con muñecas. Juega con personas.
Ando preparando el kit de supervivencia. Ese que hace que el avergonzarme de mi especie, un día si y otro también, no saque lo peor de mi (juro que lo tengo).
Unas pastillas que me quiten las nauseas y que aunque sea por un momento, piense en el prójimo como alguien que merece la pena.
El otro día, imagine una fila de personas.
¿Ya no sirven las palabras? ¿Las ideas?
En esa fila, estaban todos aquellos que escucho y me hacen sentir mal.
¿Tienen familia? ¿Qué pensarán sus padres? ¿Y sus hijos?
¿Podrán dormir todas las noches?
Y la fila crece, uno más, una más, dos, tres.
Claro, puede que su familia sea como ellos. Y sus hijos, también.
Puede que duerman bien, porque se creen en posesión de la verdad.
Como alguien decía: "lo hacen, porque pueden"
Ciento treinta, ciento treintaiuno.
¿Ellos son más?
Creo que mis hijas, a veces, sacan a Meygan, Nevra, Kumi, Kiana y Dylan de sus cajas y juegan con ellas.
Y yo, mientras, veo como crece la fila y las pastillas no sirven.
¿Será una pesadilla?
Animo y suerte.
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