Lunes.
De nuevo lunes.
Unos al trabajo, otros a la Universidad, o a la oficina de empleo.
Otros, indolentes, dejaran que las horas pasen.
Algunos, llenaran de pequeñas ocupaciones, ficticias responsabilidades, sus tiempos de descuento.
Ya no hay un trabajo al que acudir.
Todo lo que pueden aprender ahora, es por gusto o por aburrimiento.
Las clases del gimnasio, elevaran su edad media hasta los 70.
Las vallas de las obras, volverán a tener espectadores.
Desayunos, sin prisa. En otros casos, deseando que llegue la noche y que pase el día.
Eludir el vacío. Correr por delante de la soledad.
Hoy toca, cardiólogo, o el de cabecera, o simplemente larga visita a la farmacia, para renovar el armario de las medicinas.
Si, claro. Levantarse pronto. Ir a recoger a los pequeños para llevarlos a la escuela o simplemente acogerlos hasta la noche.
Agenda abarrotada, de nada.
Cumplir sueños, que llegan con 20 o 30 años de retraso.
Tiempo de descuento.
Animo y suerte.
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