Llevo unos días en modo pausa.
Centrado en el trabajo y sin levantar la cabeza para mirar adelante o a los lados.
Defino Comités y formas de trabajo, para otros. Organizo y planifico tareas, procesos, servicios, agendas.
Estudio riesgos, busco formas de paliarlos para que alguien se sienta más seguro.
Aplico métodos, ya escritos, buscando lo optimo.
Mientras, la pila de libros que esperan enseñarme la palabra "Fin", crece.
Me he perdido algunos amaneceres, no se, si por cansancio o por simple procrastinación engañosa.
La llegada de la primavera o ese olor que pronostica ya el verano, me da ganas de alejarme de todo.
Dan ganas de que la mente se ocupe de banalidades.
"La importancia del tacto y los masajes en los bebés"
"¿Quien inventó la tortilla de patatas?"
Ese sesudo artículo de opinión de Boris en el que mi Mariló desprecia a "ese señor del que usted me habla".
O simplemente dejar pasar una o dos horas bajo los rayos del sol primaveral, entre copas de vino, queso trufado y nachos con guacamole.
Adormecerse en ese sillón, dejando de lado al #putovirus, a la Megaprincesa, a los Picapiedra a toda esa parentela empeñada en ocupar espacio en el sofá de nuestra cotidianeidad.
Me estoy haciendo mayor (sonrío), soy mayor.
Tal vez se me ha ido la mano.
"El miércoles, dejo de trabajar aquí. Me voy de la empresa". Así, con una sonrisa de ojos (jodida mascarilla), me lo contaba una amiga de hace ya 33 años.
No, no hablo de trabajo. Estira el pensamiento un poco más. Hablo de trabajarme, hablo de procrastinar, pero de verdad. No hablo de posponer "tareas" por miedo o por pereza, no. Hablo de revisar las prioridades una vez más.
Volver a dar el espacio suficiente a lo importante.
"CaixaBank culmina su fusión y se erige en el líder bancario español".
"Junts lleva al límite la relación con Esquerra al abortar la investidura"
¿Y?
Una charleta con Juanjo Millas, sentirnos dandis hablando de la vajilla Duralex o de como el teléfono y el ordenador se ha convertido en sucursales de la cabeza, mientras preparamos el enésimo gin-tonic.
O jugar a las canicas con los reflejos del sol bajo la arboleda. Chiva, pie, tute y guá.
Domingo de Ramos. Quien no estrena, no tiene pies ni manos.
Creo que saldré a comprar. Mañana, estrenaré canicas.
Que bien. Me hago mayor.
Animo y suerte.
𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝘁𝗼𝘃𝗶𝗿𝘂𝘀
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𝗣𝗮𝗰𝗸
𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀 𝘆 𝟮𝟬𝟬𝟬 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗰𝗲𝘁𝗮𝗺𝗼𝗹𝗲𝘀 + 𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀+ 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝘁𝗼 𝘃𝗶𝗿𝘂𝘀
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