Ayer, en la celebración del "Día de ser Pá" (como dice Mara) acabe con una diadema en la cabeza sobre la que flotaba una coronita y una varita mágica en la mano.
A todas las asistentes les hice un regalo para agradecer el festejo "sorpresa" y sus muestras de cariño.
Fer (el Pá): Por el poder que la varita mágica me confiere os concedo dos deseos.
Todos: Jajajajajajajajaja Jajajajajajajajaja y ¡JA!
Bueno, el despitorre que se originó hizo que hasta Isi se pusiera a ladrar.
Fer (el Pá): Que sí, que sí. Venga. Os concedo dos deseos. Sin ningún límite. No hace falta que sea algo bueno solo para ti. No hace falta que lo compartas con alguien. Puede ser lo más egoísta que te apetezca, pero eso si, sin provocar daños a nadie.
Blanki, que anda "a dos velas" después de producir su primer vídeo (está ya preparando el segundo) fue la primera en saltar.
Blanki: Yo, ya sé que pedir.
Seria, muy seria. Imaginé que su petición iría dirigida a conseguir "pasta" para sus proyectos. No me equivocaba. Pero añadí una reflexión antes de que ella continuara hablando.
Fer (el Pá): Espera, espera. Tener en cuenta que a partir de que el primer deseo sea concedido, todo lo que pueda verse afectado por él, puede cambiar y también influir de cara a vuestro segundo deseo.
Vaya. Se acabó el cachondeo. Incluso Blanki se quedó pensativa. Pero no duró mucho el silencio.
Mientras yo buscaba sitio para mi varita y servía la ensalada de pasta, Blanki tomó la palabra.
Blanki: Pues pensaba pedir que se acabaran las guerras en el mundo y de segundo, disponer de una cantidad indecente de dinero. Pero pensando en lo último que has dicho, casi que le cambio el orden.
Todos: ¿Comooooooooo?
Blanki: Pediré como primer deseo, la pasta. Y de segundo lo de que se acaben las guerras. No sea que acabando con las guerras primero, cambie en el mundo el tema de "la pasta" y la liemos.
Todos: Jajajajajajajajajaja y ¡JA!.
Se me cayó la diadema y la varita.
Puede que no os haya hecho gracia o no os lo haya sabido explicar o no lo hayáis entendido, pero todo lo que vino a continuación hizo que la comida tuviera un sentido muy especial para mi.
Añado algún dato más. Al final de la comida, alguien me preguntó por mis propios deseos:
Desde ayer, desde ese momento, mi primer deseo, fue tener una varita mágica con la que poder conceder dos deseos a todo el mundo.
¿Y el segundo?, te preguntarás.
El segundo, me lo guardo. Por si el primero lo cambia todo, para mal.
Fer (el Pá): Por el poder que la varita mágica me confiere te concedo dos deseos.
¿Qué pedirías?
Animo y suerte.
𝟭𝟬𝟬 𝗰𝗮𝗳𝗲́𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝘁𝗼𝘃𝗶𝗿𝘂𝘀
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