Estaréis contentos ¿no?.
Volver a lo de antes. A esa añorada normalidad.
¿Ya no se habla de incertidumbre? ¿Ya lo tenéis todo claro? ¿Asegurado?
Podéis moveros de un sitio a otro, sin tener que enseñar papeles.
Ya podemos abrazar. ¿Seguro?
Habrá público en los estadios. En nada, sin mascarilla.
Nueva convocatoria de elecciones. ¡Venga! ¡Como antes!.
En la calle de atrás de mi edificio hay varios chalets. Suelen, solían ser ruidosos. Comen, comían fuera, hacían barbacoas, se reunían muchas personas y siempre tenían un ambiente de fiesta, de vacaciones.
Hay familias nuevas.
Uno, está a la venta. Lástima, era bonito. Antiguo, pero lleno de plantas. Ahora, se descompone esperando a su nuevo dueño.
Otro, el de la esquina, solo se vuelve ruidoso los fines de semana.
El de enfrente, esta semana parece vacío. A continuación, otro, en obras. Y el siguiente, ese, se lleva la palma.
Así era antes de la nueva normalidad. Así, es ahora.
¿Me molesta? No sabría decirte. Si ocurre en horario de siesta o el ventanal está abierto, parece que estés compartiendo una verbena.
Y si le añades que en el descampado de Maria Gloria están los tiovivos y las ferias en época de fiestas, juerga completa con Paquito el chocolatero.
Todo vuelve a ser como era. Todo lleva camino de volver a ser como era.
La guerra entre Israel y Palestina. El Sahara. El reyezuelo de Marruecos. Las colas del hambre, la llegada de la vuelta al cole. En nada, los Juegos Olímpicos. Si, ya está más cerca "la normalidad".
Con algún matiz, el chalet que se lleva la palma.
Se reúnen en el jardín y ponen la música muy alta. El cabeza de familia sube la voz en un idioma que no entiendo. Llevo días escuchando su música y me recuerda a algo, a alguien.
Battiato, ayer, resolvió mi enigma.
Son Balcánicos, como la música de Radio Tirana.
¿Recuerdas?
𝖵𝗈𝗀𝗅𝗂𝗈 𝗏𝖾𝖽𝖾𝗋𝗍𝗂 𝖽𝖺𝗇𝗓𝖺𝗋𝖾
𝖢𝗈𝗆𝖾 𝗅𝖾 𝗓𝗂𝗇𝗀𝖺𝗋𝖾 𝖽𝖾𝗅 𝖽𝖾𝗌𝖾𝗋𝗍𝗈
𝖢𝗈𝗇 𝖼𝖺𝗇𝖽𝖾𝗅𝖺𝖻𝗋𝗂 𝗂𝗇 𝗍𝖾𝗌𝗍𝖺
𝖮 𝖼𝗈𝗆𝖾 𝗅𝖾 𝖻𝖺𝗅𝗂𝗇𝖾𝗌𝗂 𝗇𝖾𝗂 𝗀𝗂𝗈𝗋𝗇𝗂 𝖽𝗂 𝖿𝖾𝗌𝗍𝖺
𝖵𝗈𝗀𝗅𝗂𝗈 𝗏𝖾𝖽𝖾𝗋𝗍𝗂 𝖽𝖺𝗇𝗓𝖺𝗋𝖾
𝖢𝗈𝗆𝖾 𝗂 𝖽𝖾𝗋𝗏𝗂𝗌𝗁𝖾𝗌 𝗍𝗎𝗋𝗇𝖾𝗋𝗌 𝖼𝗁𝖾 𝗀𝗂𝗋𝖺𝗇𝗈
𝖲𝗎𝗅𝗅𝖾 𝗌𝗉𝗂𝗇𝖾 𝖽𝗈𝗋𝗌𝖺𝗅𝗂
𝖮 𝖺𝗅 𝗌𝗎𝗈𝗇𝗈 𝖽𝗂 𝖼𝖺𝗏𝗂𝗀𝗅𝗂𝖾𝗋𝖾 𝖽𝖾𝗅 𝖪𝖺𝗍𝖺𝗄𝖺𝗅𝗂
Volvemos a la normalidad. A que nos de vergüenza llorar, a la queja constante, a no mirar al horizonte, sino a la puntera de los pies. Y girar, y girar, como los derviches para conseguir vaciar nuestra mente.
𝖵𝗈𝗀𝗅𝗂𝗈 𝗏𝖾𝖽𝖾𝗋𝗍𝗂 𝖽𝖺𝗇𝗓𝖺𝗋𝖾
𝖢𝗈𝗆𝖾 𝗂 𝖽𝖾𝗋𝗏𝗂𝗌𝗁𝖾𝗌 𝗍𝗎𝗋𝗇𝖾𝗋𝗌 𝖼𝗁𝖾 𝗀𝗂𝗋𝖺𝗇𝗈
𝖲𝗎𝗅𝗅𝖾 𝗌𝗉𝗂𝗇𝖾 𝖽𝗈𝗋𝗌𝖺𝗅𝗂
𝖮 𝖺𝗅 𝗌𝗎𝗈𝗇𝗈 𝖽𝗂 𝖼𝖺𝗏𝗂𝗀𝗅𝗂𝖾𝗋𝖾 𝖽𝖾𝗅 𝖪𝖺𝗍𝖺𝗄𝖺𝗅𝗂
Bendita normalidad. Que la tierra te sea leve, Franco.
Animo y suerte.
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