He salido a buscar un sitio para desayunar.
Hacía muchos meses que no venía por Madrid.
Todas las calles me suenan, pero no recuerdo lugares específicos.
López de Hoyos, un poco más allá, Clara del Rey. Estoy cerca de la Avenida de América.
Cruzo la acera y me siento en una terraza. Entro a la cafetería para ver que puedo tomar y la pizarra, me abruma. Desde unas albóndigas de rabo, hasta unos callos, pasando por bikinis y bollería.
Intento controlarme y pido un pincho de tortilla con un café largo.
Rico y abundante, el huevo poco cuajado. El café no acompaña, pero es lo que hay.
Los camiones de reparto hacen su trabajo. Oficinistas con identificadores al cuello, en grupos o en solitario, piden su desayuno.
Un anciano, elegantísimo, con una camisa blanca muy fina, casi transparente, sombrero y pantalones cortos. Lleva en la mano una bolsa de plástico vacía, que da la impresión de ser de plomo, por el esfuerzo que realiza al andar.
Leo las noticias, contesto mensajes, hago alguna llamada.
Alguien me envía unas imágenes de dos tipos que uno frente al otro, intentan derribarse a base de bofetadas.
Claro, bofetadas mayúsculas. Las peleas consisten en intercambios de bofetadas por turnos hasta que uno de los dos contrincantes se rinde o cae noqueado.
Pedazo de sociedad, ¿no?
Puigdemont, pierde la inmunidad parlamentaria.
Los chicos de la diestra, normalizando las "cosas" de la ultradiestra.
Leo la columna de José Luis Sastre. Toda una llorería.
De que sirve una "columna" en un mundo de reel, de memes, de inmediatez y de atención fugaz.
Imposible vencer a ese titulo: "El increíble vídeo de tres gatitos que arrasa en el mundo."
Crearemos lonas con mensajes simples y todo se resumirá en quien da el bofetón más fuerte.
Y yo, sigo escribiendo.
Animo y suerte
#100cafesbuscandoelmar
#100cafesmasconunputovirus
#100cafesy2000paracetamoles
No hay comentarios:
Publicar un comentario